
La cantidad de casos de sífilis en Uruguay avanza a un ritmo que preocupa a las autoridades de Uruguay. Aunque la apuesta del país era a que la bacteria que causa la enfermedad fuera erradicada, en menos de cinco años se duplicaron los casos en embarazadas y, por tanto, aumentaron en los bebés que nacen con la infección, informó El Observador. Además, menos de un tercio de las parejas sexuales son tratadas.
En 2017 se produjo un quiebre en la tendencia de los test positivos de VDRL –el examen para detectar sífilis– y a partir de la pandemia hubo un aumento significativo en la cantidad de infecciones.
Los datos del Sistema Informático Perinatal muestran que se profundiza una epidemia silenciosa, consignó el medio uruguayo. En el 4,1% de las embarazadas durante el último año (al menos 1.120 mujeres), el diagnóstico dio positivo. Hace cinco años eran menos de la mitad quienes tenían sífilis (un 1,8% del total, al menos 648 personas). Salvo entre 2023 y 2023, que hubo un leve descenso, en los últimos años el porcentaje de testeos positivos ha crecido.

La principal vía de transmisión de sífilis es la sexual. Por lo tanto, la bacteria está circulando entre las parejas sexuales y, a través del cordón umbilical, se está pasando a los hijos.
Esta epidemia silenciosa quedó descubierta en el hospital pediátrico estatal Pereira Rossell de Montevideo. Allí cada vez más embarazadas comenzaron a dar positivo al test de sífilis y las ecografías también mostraron un incremento del contagio a los bebés. Muchos de los recién nacidos que sobrevivían tenían alteraciones de las plaquetas, sangrado intracerebral y otras complicaciones en las primeras horas de vida.
El porcentaje de positivos de los recién nacidos también ha aumentado en los últimos años. En 2024, fueron 1,7% los positivos a la prueba de cordón umbilical; en 2023, fueron 1,5%; en 2022, 1,4%; en 2021 y 2020, 1%; y en 2019, un 0,7%.

La cátedra de Neonatología descubrió que en la mitad de los recién nacidos con sífilis congénita a partir de la pandemia, sus madres no habían sido correctamente tratadas durante el embarazo. Y de las que fueron tratadas, más de la mitad se reinfectó en el mismo embarazo. Esto significa que el sistema sanitario no logra cortar la transmisión.
El trabajo de los académicos muestra que hay una inequidad social en esta enfermedad. “El aumento en la sífilis congénita se da a expensas del aumento en el subsector público”, dice el trabajo, citado por el diario uruguayo. La cantidad de bebés con sífilis era siete veces mayor en los prestadores públicos que en los privados al comienzo de la pandemia y esa brecha siguió aumentando.
“Es una situación extremadamente crítica y que da cuenta que los sectores más vulnerables de la población vieron restringidos sus derechos sexuales y reproductivos”, declaró tiempo atrás a El Observador el actual subsecretario del Ministerio de Salud Pública (MSP), Leonel Briozzo. “Como toda enfermedad de transmisión sexual, la base de combate es la educación, la promoción de derechos, el acceso a métodos anticonceptivos de barrera, la posibilidad de negociar con las parejas el uso de condón y la adhesión a los tratamientos de curación”, expresó el médico.

Las nuevas autoridades del MSP tienen como objetivo cortar con esta epidemia. Susana Cabrera, una profesora agregada de Enfermedades Infecciosas, fue la designada para liderar este trabajo. La tarea implica, entre otras actividades, el control de las parejas sexuales y no solo marcar la responsabilidad de la embarazada.
Cabrera declaró tiempo atrás que en Uruguay se están atendiendo a “muchísimos varones heterosexuales y homosexuales con sífilis”. Una de las hipótesis que se maneja es que, sobre todo las poblaciones de riesgo, están dejando de utilizar el preservativo.