Una niña de 14 años y su padre caen 10 pisos en ascensor con las puertas abiertas: “De verdad pensé que iba a morir”

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Los dos pasajeros pensaron queLos dos pasajeros pensaron que iban a morir. (Composición fotográfica/Canva)

Alfons, de 83 años, no teme a las alturas; incluso practica puenting. Sin embargo, la aterradora experiencia que vivió en el ascensor de su edificio de más de 20 plantas en Genk, Bélgica, le ha dejado traumatizado y le ha llevado incluso a emprender acciones legales.

Los hechos tuvieron lugar el pasado 15 de octubre, un miércoles como cualquier otro. Ese día, Alfons y su hija de 14 años entraron en el ascensor con otras dos personas. Sin embargo, al llegar a su destino, no pudieron salir. Peor aún, el elevador se sacudió repentinamente y comenzó a descender. “En un instante, estábamos cayendo”, ha contado Alfons al medio local GVA. “Las puertas aún estaban abiertas. Pensamos que íbamos a estrellarnos. De verdad pensé que iba a morir”, ha declarado la adolescente al mismo medio. Pero no solo se trató del susto durante la caída.

De pronto, el ascensor descontrolado redujo la velocidad y se detuvo entre el undécimo y el décimo piso, quedando atrapado entre dos plantas y activándose las medidas de seguridad. Pero las personas que se encontraban dentro tuvieron que esperar otros 50 minutos hasta que por fin consiguieron reparar el daño y dejarlas salir. “Tuvimos que esperar otros cincuenta minutos antes de que el técnico pudiera liberarnos”, han relatado. Al final lograron escapar sanos y salvos. Sin embargo, la adolescente está traumatizada. En cuanto a su padre, no pegó ojo en toda la noche.

“El ascensor ha sido reparado y ya funciona correctamente”, aseguró el administrador del edificio a GVA: “Comprendemos que los afectados se hayan llevado un buen susto, pero queremos recalcar que los mecanismos de seguridad integrados están diseñados específicamente para este tipo de situaciones”.

El hombre de 80 años, ingeniero electromecánico jubilado, explicó al diario belga que había informado repetidamente sobre la antigüedad de ciertas piezas del ascensor y un problema con los frenos. Todo fue en vano. Desde el incidente, se ha visto obligado a usar el mismo ascensor, que ya ha sido reparado, porque no puede subir las escaleras hasta su apartamento en el vigésimo piso. “Pero al menor ruido de la puerta, me pongo en alerta”, afirmó.

“Este tipo de incidentes son extremadamente raros”, según Lien Meurisse, portavoz del Servicio Público Federal de Economía de Bélgica. “Los ascensores están diseñados para que no puedan caer varios pisos sin control. Tienen un cable en un extremo, un contrapeso en el otro y un dispositivo de seguridad mecánico en la parte superior con engranajes que interviene si el ascensor cae demasiado rápido. En este caso, podría tratarse de un movimiento descendente, incontrolado”, explica Meurisse. “Una caída libre real provocaría lesiones graves”.

Alfons no piensa dejar el asunto así: espera mudarse con su hija y emprender acciones legales. “He contratado a un abogado y voy a iniciar un proceso legal por negligencia; es una auténtica irresponsabilidad”. El Servicio Público Federal de Economía de Bélgica ha anunciado la apertura de una investigación interna y sostiene que este tipo de accidentes siguen siendo poco frecuentes.

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