
La eliminación de tatuajes y su impacto emocional se ha convertido en parte fundamental del proceso de recuperación personal de Kayla Stewart, quien se volvió viral en julio tras compartir en TikTok imágenes de su cuerpo luego de someterse a cuatro años de sesiones para borrar 30 tatuajes de sus brazos.
La joven de 28 años, originaria de California, relató a la revista estadounidense People que tomó la decisión de removerse los tatuajes debido a que representaban un episodio problemático en su vida, “un trauma que llevaba en mi cuerpo”, señaló. Así, su proceso de curación implicó no solo la eliminación física de los tatuajes, sino también la reconstrucción de su identidad.
La historia de Stewart, oriunda de California, Estados Unidos, con los tatuajes inició durante la pandemia de COVID, una época en la que forjó una relación con un artista de Venecia que estaba en recuperación por una adicción.

“Él también se estaba recuperando de una adicción, pero poco después de conocernos, recayó. No sabía muy bien cómo afrontar esa situación. Solo quería ayudar, pero no tenía experiencia con adicciones y nunca antes me había topado con ellas”, recordó la mujer de 28 años.
Stewart explicó que lo apoyaba con sus intenciones de convertirse en tatuador: “Él hacía lo que fuera para practicar, y yo me convertí en la persona con la que practicaba”, lo que desembocó en que acumulase rápidamente 22 nuevos diseños sumados a los 11 previos.
Al reflexionar sobre ese periodo, admitió haber visto lo “vulnerable” que era y con qué facilidad “se aprovecharon” de ella por eso, según reveló durante su entrevista con People. La experiencia dejó cicatrices físicas y emocionales, dificultando que pudiera mostrarse libremente.
“Realmente sentía que andaba con cicatrices, sobre todo en los brazos, que eran difíciles de ocultar a menos que usara mangas largas. Y lo hacía, casi todos los días, por mi propia cordura y para protegerlas del sol”, afirmó Stewart.
La recuperación no resultó sencilla. Stewart describió los días posteriores a cada sesión de eliminación de tatuajes como los más duros, afirmando que la semana después de cada sesión de eliminación de tatuajes era “la más brutal”.
Por ello, recomendó a quienes pasan por lo mismo mantener una dieta equilibrada, ejercitarse y evitar el alcohol, subrayando que “el sistema linfático juega un papel crucial en la eliminación de tatuajes al limpiar las partículas de tinta del cuerpo”.

Finalmente, se mostró satisfecha con su decisión al afirmar que “nunca más se volverá a hacer tatuajes”.
El proceso de curación de Stewart involucró también sesiones de terapia de desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares (EMDR), enfocadas especialmente en superar su aversión al sonido de la pistola de tatuar.
“Durante dos años, tuve una aversión clara a los tatuajes en general. Pero gracias a la terapia que he tenido la suerte de recibir, ahora puedo apreciarlos y amarlos; para los demás, pero no para mí”, explicó.
A pesar de su difícil pasado, logró resignificar su vínculo con los tatuajes. Respecto al entorno que la acompañó durante este recorrido, Stewart destacó que todos han sido “increíblemente comprensivos y solidarios”, y subrayó que la difusión de su historia ha podido dar “esperanza” a quienes afrontan situaciones similares.
Actualmente, el video que se popularizó en TikTok, donde muestra el final de su proceso de cuatro años para borrarse todos los tatuajes de su cuerpo, cuenta con más de 200.000 “me gusta” y cerca de 1.800 comentarios, entre los que destacan mensajes de apoyo y solidaridad.