Los solteros de Plan despiden a las mujeres, en 1985. (EFE)En el corazón de los Pirineos de Huesca, un monumento erigido en enero de este año recuerda un episodio notable en la historia rural española: la llegada de la primera caravana de mujeres al pequeño municipio de Plan hace cuatro décadas. No fue un episodio aislado ni un mero evento social, sino un revulsivo que modificó la demografía, el ánimo y hasta la imagen pública del valle de Chistau, un lugar que de pronto recibió la atención de todo el país después de que un grupo de solteros colocara un anuncio para que las mujeres asistieran al pueblo “con fines matrimoniales”, una convocatoria que, para sorpresa de muchos, tuvo una respuesta masiva.
Todo comenzó con una película: Caravana de mujeres, un famoso western de los años cincuenta dirigido por William A. Wellman en el que se sigue a un grupo de mujeres que viaja de Chicago a California para llegar, 5.000 kilómetros después, aun valle en el que las esperan un grupo de solteros solitarios. Inspirados por esta historia, los solteros del municipio decidieron replicar la ficción, ya que consideraron que su localidad enfrentaba el mismo problema que el de la cinta: mientras las mujeres se marchaban del pueblo a servir en casas, los hombres se tenían que quedar trabajando, lo que dio lugar a que el pueblo se quedara con apenas 200 habitantes, con una gran mayoría de hombres.
“Allí mismo escribimos el anuncio por palabras que publicamos en el Heraldo de Aragón”, comenta uno de los promotores al citado medio en un reportaje reciente. La acogida fue abrumadora: desde diversos lugares del país y hasta con proyección internacional, mujeres solteras y viudas contestaron mediante cientos de cartas y llamadas. El 7 de marzo de 1985, más de 80 mujeres descendieron de autocares procedentes de Madrid, Barcelona y Zaragoza, encontrándose con un pueblo transformado en el que, entre solteros y curiosos, pasó a haber miles de personas.
Durante tres jornadas se celebraron cenas comunales, bailes y conciertos, con artistas implicados tan relevantes como Labordeta, quien actuó de forma gratuita. Se gastaron, a lo largo de todas estas jornadas, un total de tres millones de pesetas que, pasadas a euros y teniendo en cuenta los cambios de valor, rondarían los 70.000 euros actuales. Ese dinero, vino en gran medida de una ayuda de la Diputación Provincial, además del dinero que sacaron con las entradas, los servicios de hostelería y hasta el merchandising que hicieron para la ocasión, con camisetas y pañoletas.
En total, de aquella primera caravana y de las siguientes (pues se organizaron cinco en fechas posteriores) surgieron más de cuarenta matrimonios, de los cuales diecisiete permanecieron en el valle. El impacto demográfico y social, aunque limitado en el tiempo, fue significativo: la tasa de natalidad subió y el pueblo alcanzó notoriedad nacional, con lo que también se potenció el turismo.
El eco de esta iniciativa se proyectó más allá de Plan. Iniciativas similares se reprodujeron en otros puntos de la España rural enfrentada a la despoblación, y la historia inspiró la película Flores de otro mundo, de Icíar Bollaín, la cual conseguiría dos nominaciones a los premios Goya. Más recientemente, localidades como Vitigudino (Salamanca) también han replicado el modelo, si bien ahora la gran movilidad de los jóvenes ya no hace necesario poner anuncios en el periódico.
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