Tres campos petrolíferos ubicados en la región del Kurdistán iraquí fueron blanco este miércoles de nuevos ataques con drones cargados de explosivos, según informaron las fuerzas kurdas. Las agresiones se suman a una serie de incidentes similares registrados en los últimos días en el norte de Irak, que hasta el momento no han sido atribuidos a ningún grupo.
De acuerdo con la Dirección General de Lucha contra el Terrorismo kurda, los dos primeros ataques ocurrieron entre las 6:00 y 6:15 (hora local) contra el campo petrolífero de Peshkabir, operado por la empresa noruega DNO, en la ciudad de Zakho, provincia de Dohuk. Un tercer ataque, registrado a las 7:00, impactó otro campo operado por DNO en Tawke, también en Zakho.
Minutos más tarde, a las 7:14, un dron alcanzó una instalación petrolífera operada por la compañía estadounidense Hunt Oil en el distrito de Shekhani, en la misma provincia. Según las autoridades, ninguno de los ataques dejó víctimas, aunque se reportaron daños materiales en al menos dos de las instalaciones.
“A excepción de los daños sufridos por las plantas, no hubo heridos”, indicó el departamento antiterrorista kurdo en un comunicado.
Con estos incidentes, ascienden a cinco los campos petroleros atacados en el Kurdistán iraquí en menos de una semana, incluyendo los casos del campo de Sarsang, operado por HKN Energy, y el de Khurmala, ambos también en Dohuk, que sufrieron impactos de drones explosivos el lunes.

El campo de Sarsang debió suspender operaciones tras el ataque del martes. Ese mismo día, un dron fue interceptado cerca del aeropuerto de Erbil, mientras que otros dos alcanzaron el campo de Khurmala. Tampoco se reportaron víctimas en esos casos, pero sí daños a la infraestructura energética.
Aunque ningún grupo ha reivindicado la autoría de estas acciones, las autoridades del Kurdistán iraquí han señalado a milicias proiraníes como responsables, una acusación que dichas formaciones han negado públicamente.
La región, considerada durante años como un enclave relativamente estable y seguro dentro de Irak, ha atraído inversiones internacionales debido a sus vínculos estrechos con Estados Unidos y Europa. Sin embargo, la reciente ola de ataques pone en entredicho esa percepción y refleja la creciente fragilidad de su seguridad interna.
Los ataques coinciden también con un periodo de tensión creciente entre Bagdad y Erbil en torno al control y exportación del petróleo. Un importante oleoducto que conecta con Turquía permanece cerrado desde 2023 debido a disputas legales y problemas técnicos, lo que ha afectado gravemente las finanzas del gobierno regional kurdo.

Mientras tanto, las autoridades kurdas reforzaron las medidas de seguridad alrededor de las infraestructuras críticas, aunque no han revelado si cuentan con pistas concretas sobre los responsables de la reciente serie de ataques.
El gobierno regional ha instado al Ejecutivo central en Bagdad y a la comunidad internacional a colaborar en la protección de sus instalaciones estratégicas, en medio de un clima de incertidumbre creciente que amenaza con perjudicar aún más la economía de una región que depende en gran medida de las exportaciones energéticas.
(Con información de AFP y EFE)