
Un mortero impactó una casa y mató a dos niños y a su madre en una región del noroeste de Pakistán, donde las fuerzas de seguridad están llevando a cabo una “operación selectiva” contra los talibanes paquistaníes, dijeron el miércoles residentes y un funcionario del hospital.
No estaba inmediatamente claro quién era responsable de las bajas civiles ocurridas durante la noche en Mamund, una ciudad en el distrito de Bajaur de la provincia de Khyber Pakhtunkhwa, fronteriza con Afganistán.
Naseeb Gul, médico de un hospital local, dijo que los muertos eran dos niños y su madre. Dos personas también resultaron heridas el martes cuando otro mortero impactó en su casa, añadió.
Enfurecidos por las muertes, cientos de manifestantes se negaron a enterrar los cuerpos y exigieron una investigación, según el aldeano local Mohammad Khalid.

No hubo comentarios inmediatos del gobierno ni de los militares.
El último acontecimiento se produjo días después de que las fuerzas de seguridad lanzaran una ofensiva en Bajaur contra escondites de militantes. El gobierno provincial declaró que la “operación selectiva” se lanzó después de que los ancianos tribales no lograran expulsar a los insurgentes de la región.
Los funcionarios del gobierno dijeron que la ofensiva en curso contra los talibanes paquistaníes ha desplazado a 25.000 familias o aproximadamente 100.000 personas en Bajaur, donde las autoridades suavizaron el toque de queda el miércoles, permitiendo a los residentes comprar artículos esenciales.
Miles de personas desplazadas residen actualmente en edificios gubernamentales, y muchas otras se han ido a otras zonas más seguras para vivir con familiares.

La ofensiva de Bajaur es la segunda operación que se lleva a cabo allí desde 2009, cuando el ejército lanzó una campaña a gran escala contra los talibanes pakistaníes, también conocidos como Tehreek-e-Taliban Pakistan (TTP). El TTP es un grupo independiente, pero aliado cercano, de los talibanes afganos, que tomaron el poder en Afganistán en agosto de 2021.
Muchos líderes y combatientes del TTP han encontrado refugio en Afganistán desde la toma del poder por los talibanes y han vivido allí abiertamente. Algunos han cruzado la frontera de regreso a Bajaur para perpetrar atentados.
Más de 78.000 ciudadanos afganos han regresado desde Pakistán en los últimos cuatro meses a través del paso fronterizo de Spin Boldak, en un éxodo masivo de refugiados que, tras huir del régimen talibán, son ahora expulsados por Islamabad y forzados a volver a un Afganistán sumido en una grave crisis humanitaria.
El Departamento de Refugiados del Gobierno talibán informó de que desde abril hasta agosto, más de 72.000 personas y 6.000 prisioneros han cruzado la frontera solo por este punto.

Además de proporcionar más instalaciones para los repatriados, los funcionarios informan de la construcción de seis municipios en Kandahar para proporcionarles refugio, según información de las autoridades divulgada por el canal afgano Tolo News.
Este flujo constante es el resultado de una masiva campaña de expulsión de refugiados afganos por parte de Pakistán. Muchos de los que ahora son forzados a volver son parte de los cientos de miles que huyeron de Afganistán en agosto de 2021 por temor al regreso de los fundamentalistas al poder.
Según la ONU, los afganos sufren una de las peores crisis humanitarias del mundo, con más de la mitad de su población necesitada de ayuda, una economía colapsada y un sistema de derechos humanos desmantelado, especialmente para las mujeres.
El retorno “masivo y apresurado”, advirtió la semana pasada la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), “ha ejercido una enorme presión sobre los servicios básicos y supone un riesgo de inestabilidad” para toda la región.

El drama se vive en la frontera, donde los retornados denuncian abusos sistemáticos por parte de las autoridades paquistaníes que incluyen maltrato y extorsión.
(con información de AP y EFE)