Tras el empate 1-1 ante Boca Juniors en el cierre de la fase de grupos del Mundial de Clubes 2025, Auckland City recibió un millón de dólares como premio extra otorgado por la FIFA por sumar un punto en el torneo. Ese monto se acumula a los 2.5 millones de dólares que el club de Nueva Zelanda ya había asegurado por clasificarse al certamen intercontinental, cifra que supera con amplio margen cualquier ingreso que percibe habitualmente en su liga local.
El arquero uruguayo Sebastián Ciganda, integrante del plantel oceánico, explicó que el dinero será repartido entre el staff y los jugadores del club. “El premio por el empate que es de un millón de dólares, lo vamos a repartir entre el cuerpo técnico y plantel”, reveló orgulloso el futbolista en diálogo con DSports.
Ciganda, quien relató que en su vida diaria trabaja como limpiador de piscinas y jacuzzis, contó que debió pedir vacaciones laborales para disputar el torneo en Estados Unidos y que no recibió salario durante esos días. “En Nueva Zelanda soy limpiador de piscinas y jacuzzis. Pedí vacaciones en el trabajo o sino renunciaba. No cobré por estos días que estuvimos en Estados Unidos, cuando vuelva me reintegro a trabajar”.
El guardameta comentó además que la expectativa externa era muy baja respecto a las chances de Auckland ante el equipo argentino, pero logró un resultado considerado histórico para el club. “Todos nos daban goleados otra vez, estaban confiados qué Boca nos iba a meter seis goles”, destacó el uruguayo.

El plantel de Auckland City está conformado mayormente por futbolistas semiprofesionales, entre los que se destaca Christian Gray, autor del gol ante Boca y profesor de educación física en una escuela de Auckland. “Tengo algunas tareas que se han acumulado en el último mes, así que eso es a lo que voy a volver”, reconoció en tono de broma el profesor de 28 años.
“Recuperamos un poco de respeto. Mucho para el club, eso seguro. Ya se sabe, dependemos de los voluntarios. No tenemos mucho dinero, así que me alegro de que el equipo esté contento. Creo que el club se lo merece, y me alegro por los chicos”, agregó Gray, quien trabaja en la Escuela Primaria de Auckland y en la Escuela Intermedia Mount Roskil.
“Estoy contento de que hayamos metido alguna. Ha sido un viaje duro. Hemos tenido algunos resultados difíciles, pero estoy feliz por el equipo y los chicos. Creo que nos lo merecemos. Hubo un ambiente especial. Boca es un club enorme, como todos los clubes que hemos afrontado en este torneo”, concluyó.
Tras su participación en el torneo, el plantel de Auckland City regresará a Oceanía para continuar la temporada en su liga, donde los futbolistas participan a cambio de viáticos.
Este empate fue considerado en Nueva Zelanda como una hazaña para el fútbol local, a pesar de que el equipo ya estaba eliminado antes de jugar. La prensa neozelandesa destacó el resultado como “una de las mayores victorias” de la historia de Auckland City y resaltó la figura del arquero Nathan Garrow, responsable de sostener la igualdad ante la ofensiva xeneize en el Geodis Park de Nashville.
Medios como Radio New Zealand calificaron el empate como un hecho inesperado, ya que el club oceánico había sufrido dieciséis goles y cero tantos a favor en los dos partidos previos. El mismo medio puso el foco en la “exhibición defensiva excepcional” del equipo dirigido por el español Albert Riera Vidal y valoró que los jugadores pueden regresar a Aotearoa (Nueva Zelanda) “con la cabeza bien alta”. La emisora subrayó que el resultado sirvió para “acallar a detractores y escépticos”.
El medio Stuff, en tanto, describió el empate como “memorable” porque, después de un debut con derrota por 10-0, ahora lograban un punto ante un club de la talla de Boca Juniors, en un momento histórico para el fútbol neozelandés. Para Stuff, el resultado se percibe como una victoria simbólica y pasará a la historia local de Auckland City.
New Zealand Herald, otro de los diarios más leídos, tituló la cobertura como “un empate valioso contra el gigante argentino Boca Juniors”. A nivel general, el resultado fue interpretado en la prensa como una consagración moral para el club neozelandés y una fuente de orgullo futbolístico nacional, en contraste con la profunda decepción vivida por el equipo argentino y sus hinchas en Nashville.