En Sierra Madre, al norte de Los Ángeles, las autoridades registraron 366 reportes vinculados a osos en 2023, frente a los 98 que se notificaron en 2020. (Freepik)En Los Ángeles, los vecinos de zonas exclusivas han sumado a su lista de celebridades residentes una criatura inesperada: la osa negra BB14 y sus tres crías, protagonistas de encuentros insólitos que alteraron la rutina de la región y encendieron el debate sobre la convivencia con la fauna silvestre.
El fenómeno, reportado en detalle por The Wall Street Journal (WSJ), da cuenta de la creciente presencia de osos en áreas suburbanas y costeras, alimentada por la urbanización, los incendios y la sequía.
De acuerdo con datos del WSJ, California alberga cerca de 58,000 osos, la mayor población del país fuera de Alaska. El desplazamiento hacia zonas urbanizadas responde a la pérdida y fragmentación de su hábitat natural. “El olor a comida es el principal imán para los osos. La basura, en particular, es casi una droga de inicio para ellos”, explicó Jessica West, científica del Departamento de Pesca y Vida Silvestre de California (CDFW).
BB14 y sus tres crías se instalaron en los cañones de Topanga, ganando fama entre los vecinos por su aparición en jardines y estanques de casas exclusivas. (Instagram/@californiadfw)La historia de BB14 ejemplifica cómo los osos superan obstáculos formidables y se adaptan a nuevos entornos. Identificada con una etiqueta amarilla (2291) y un collar con GPS tras haber sido capturada en Claremont en mayo de 2024, la osa fue liberada en el Bosque Nacional Ángeles.
En semanas, cruzó más de 90 kilómetros y cuatro autopistas, alcanzando los montes de Santa Mónica y finalmente las exclusivas quebradas de Malibú y Topanga. Cámaras federales registraron su paso seguro por el congestionado tráfico de la Ventura Freeway.
“Pensamos que era interesante verla moverse, pero siguió y siguió”, relató West. El regreso de la osa a áreas residenciales se repitió incluso después de un segundo traslado, al volver a trazar una ruta directa hacia la costa. En marzo, el equipo de fauna halló a BB14 acompañada por tres cachorros diminutos. “Caben prácticamente en mis manos”, observó West al recorrer la zona donde la familia se asentó.
California concentra la mayor población de osos del país fuera de Alaska, con cerca de 58,000 ejemplares que cada vez se acercan más a los suburbios de Los Ángeles. (Instagram/@californiadfw)El modo en que BB14 y sus crías se integraron a la vida angelina incluye episodios como irrumpir un torneo de Mahjong, provocar cierres de calles y cautivar a canales de televisión. Según testimonios vecinales, los osos visitan piscinas, rebuscan en la basura, saquean gallineros y, fieles al estilo californiano, lucen un pelaje marrón dorado. “Están disfrutando del sol de California y todas parecen rubias oxigenadas”, bromeó West.
Uno de los incidentes más comentados fue la incursión de las crías en un estanque de koi propiedad de Leslie Carlson: “la primera vez fue solo una cría. En una semana, vinieron los cuatro. Encontramos cabezas, colas y escamas”, describió la dueña del estanque. Para proteger a los peces restantes, Carlson instaló un cerco eléctrico y se armó con bocinas de aire y repelente para osos. “Si logran pasar esa cerca, ya no tengo opciones”, sentenció.
En Topanga, la comunidad asumió el fenómeno con una mezcla de asombro y humor. “Creo que son maravillosos”, opinó Jane Hoover, cuya tienda local comenzó a vender camisetas y paños de cocina con ilustraciones de los osos.
El impacto llegó a detalles curiosos, como el debate sobre la gramática de las señales de “Drive Slow” (conduce despacio) colocadas para reducir accidentes con fauna: “la mitad de la comunidad, los que estudiaron letras, estaban en pie de guerra”, comentó Susan Clark, referente de rescate animal.
Vecinos de Topanga reportan visitas nocturnas de los osos a piscinas, gallineros y depósitos de basura, en busca de alimento fácil. (CDFW)El periplo de BB14 y su prole continuó hacia Encino, donde su aparición detrás de unas canchas de tenis generó revuelo mediático. “Mi madre llamó cuando estábamos en el club de campo y dijo que debíamos dejar de jugar Mahjong”, relató Jessica Frank, hija de los propietarios.
Las autoridades insisten en estrategias de hazing —intimidación mediante ruidos— para disuadir intrusiones urbanas, aunque reconocen que los animales suelen regresar a zonas con fácil acceso a alimento.
“Perseguimos a uno para sacarlo del pueblo y, a mitad de la carrera, se detuvo, agarró el bebedero de colibrí de un jardín y lo vació”, contó West, quien monitorea el GPS de BB14 a la espera de una posible tercera reubicación si sus visitas persisten.
El caso más reciente involucró a un osezno rehabilitado y trasladado en avión al condado de Ventura. Al llegar, West y sus colegas liberaron al animal y lo impulsaron a alejarse con disparos de bola de pintura. “Hay que inculcarles que la gente es peligrosa”, recalcó la especialista.
Mientras los osos se consolidan como protagonistas de la cotidianidad angelina, los residentes alternan entre el encanto y la preocupación, redescubriendo el delicado equilibrio entre el avance urbano y la vida silvestre.
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