Bastaría caminar por las calles de la humilde localidad para percibir el duro diario vivir y la candidez de su gente afrodescendiente que, relegada por muchos, apuesta por resurgir con lo mucho que tiene por naturaleza, cultura y sudor.
También bastaría transitar por las playas de arena morena y negra y disfrutar el ocaso del Sol sobre el océano Pacífico, visitar los caseríos que llaman ‘veredas’, ir de pesca o acudir a las plantaciones de cocoa, coco y caña de azúcar y adentrarse en los manglares para conocer de cerca el sudor y la humildad de un pueblo que necesita salir adelante.
En principio, hay varias organizaciones comunitarias y agrícolas que, de una manera u otra, fluyen esfuerzos para enmendar la economía, contrarrestar el estigma de la región y mejorar de alguna manera el nivel de vida.
Ese es el caso de Conociendo.co, que además de organizar excursiones turísticas de aventura es una organización liderada por mujeres tumaqueñas que reúne fuerzas y propaga la buena noticia de la esperanza.
“Es el resultado de más de 20 años de trabajo comunitario con organizaciones, con mujeres, con jóvenes. Recorremos toda esta costa del Pacífico colombiano, tanto las comunidades afros como las indígenas, para conocer lo que hacen y coordinar cómo podemos ayudarnos mutuamente”, comentó a DIARIO LAS AMÉRICAS Lidia Grueso, gerente de la agencia agroturística.
Grueso señaló “cada uno es un profesional en su tema”, desde los pescadores y agricultores hasta los comerciantes de productos de la tierra y el mar, las mujeres cocineras que cuidan con recelo las recetas centenarias y las heroínas que cada mañana se adentran en los manglares en busca del mal pagado manjar piangua en el barro, que no es solo un molusco sino el emblema de una forma de vida.
“Nos reunimos con todos: con los cacaoteros, las piangüeras, los pescadores, los cocoteros, los plataneros, los productores de caña de azúcar y sus derivados. Todo aquel que haga algo bueno, positivo y legal”, subrayó.
La idea es “contribuir para mejorar esa imagen tan estigmatizada que tenemos aún. Mostrar todo lo bueno que hacemos porque somos cacaoteros, piangüeras, pescadores, cocoteros, plataneros, productores de caña de azúcar y grandes cocineras”, enfatizó.
La gerente de Conociendo.co evocó cómo la región vivía en relativa calma y se autoabastecía de alimentos agrícolas y cárnicos “plátano, arroz, verduras, pescados” hasta que “gente del Putumayo colombiano llegó en los años 1980 con esos cultivos que matan. Cultivos ilícitos como la hoja de coca” y convirtió a Tumaco y sus alrededores en edén del narcotráfico.
Esta situación condujo a “la mala imagen que tenemos hoy. Se nos nombró los primeros productores de coca. Y eso conllevó al narcotráfico, eso conllevó a la violencia, al conflicto armado. Aquí hay muchas familias tumaqueñas que lo mínimo que perdieron fue un hijo, un esposo, un papá”, señaló visiblemente afligida.
Ante la ausencia de la figura del hombre, “la mujer tomó el liderazgo porque fue la que quedó en el hogar. Muchos hombres murieron en el conflicto armado” de narcotraficantes y guerrilleros de la organización marxista leninista Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, las llamadas FARC, y paramilitares Los Rastrojos que disputaban el control de la zona.
Además, la región fue también refugio y centro de acción del Ejército de Liberación Nacional (ELN), otro grupo guerrillero presuntamente izquierdista.
“La coca, el control de la coca, es la que llevó a todo este conflicto. Ese es el resultado de haber sembrado coca. Dinero en abundancia para unos, pero dinero maldito”, remarcó.
Terror
Llamémosle Mario para proteger su nombre. “Fuimos muy golpeados por narcotraficantes y guerrilleros. Unos prácticamente nos obligaban a cultivar coca y los otros se llevaban los animales, los cultivos y hasta las mujeres”, recordó.
En ocasiones, “si le gustaba la esposa o la hija de alguno de nosotros se la llevaban con la metralleta en la mano. Las usaban y luego las devolvían cuando quisieran. Así estuvimos mucho tiempo. Y gracias a Dios, las cosas han cambiado”, aseguró.
Respecto al narcotráfico, Mario trajo a la memoria cómo el cultivo de coca se apoderó de la zona.
“A los campesinos no nos daba buena rentabilidad, apenas nos pagaban algo. Ellos tenían grandes ganancias, pero nosotros no, y aun así había que cultivarla para ellos. Eso nos atrasó bastante y hoy estamos pagando las consecuencias de aquello”, recalcó.
Mario resaltó con orgullo que alrededor del 70% de las plantaciones de coca ha sido erradicada.
“Gracias a Dios, ha bajado mucho”, insistió.
En efecto, hace 14 años el periódico digital español El Confidencial reportó cómo Tumaco era el municipio colombiano con mayor índice de criminalidad, con más de 300 asesinatos al año, pero, como Mario dijo, las cosas han cambiado en esta localidad donde habitan cerca de 270.000 personas, de las que alrededor del 90% es afrodescendiente, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE).
“Costará mucho limpiar la imagen del daño que nos hicieron, pero lo lograremos. Hoy celebramos la cultura, la herencia cultural y el trabajo que hacemos a diario y Tumaco volverá a ser lo que fue”, enfatizó Lidia Grueso, gerente de la agencia agroturística, que organiza estos días, con mucho esfuerzo, un festival gastronómico que celebra la herencia culinaria de Tumaco.
Turismo
Ciertamente, además de la pesca y la producción agrícola, Tumaco apuesta por el turismo de aventura, que unido a la esbelta naturaleza y la rica gastronomía que destacan la zona avizora un relevante futuro.
Por ello, la institución gubernamental nacional PROCOLOMBIA, que es la encargada de promover el turismo, la inversión extranjera, las exportaciones no minero energéticas y la imagen del país, une esfuerzos con organizaciones comunitarias en Tumaco para sacar adelante el proyecto de crecimiento.
“Quienes nos visitan se sienten muy bien servidos”, destacó Margot Fabiola Suárez, directora de Turismo de Tumaco.
“Pero no podemos ocultar los problemas que tenemos, como la necesidad de suministrar más agua potable y un nuevo acueducto que comenzó a construirse hace más de cinco años y no se ha podido terminar”, abrevió.
Otra situación que afecta a la localidad “es la recogida de residuos sólidos” (basura) porque la población ha crecido mucho y no tenemos suficientes partidas (fondos) para generar un mejor servicio”, sustentó.
Inversiones, tanto del Gobierno nacional colombiano como de grandes empresas generadoras de turismo, es lo que Tumaco necesita para generar utilidades y empleos.
Hay que dejar de mirar al otro lado porque “Tumaco es un destino que cuenta con un gran potencial de desarrollo gracias a su gente y su gran biodiversidad”, apuntilló. Una especie de piedra preciosa natural que necesita brillar.