 ARCHIVO – Refugiados afrikáners provenientes de Sudáfrica sostienen banderas estadounidenses a su llegada, el 12 de mayo de 2025, al Aeropuerto Internacional de Dulles, en la ciudad del mismo nombre, en Virginia (AP Photo/Julia Demaree Nikhinson, File)
ARCHIVO – Refugiados afrikáners provenientes de Sudáfrica sostienen banderas estadounidenses a su llegada, el 12 de mayo de 2025, al Aeropuerto Internacional de Dulles, en la ciudad del mismo nombre, en Virginia (AP Photo/Julia Demaree Nikhinson, File)El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó este jueves reducir las admisiones de refugiados a solo 7.500 anuales, el número más bajo desde que el programa entró en marcha en 1980.
La prioridad para obtener este estatus y recibir refugio en EEUU, además, la tendrán “primordialmente” los sudafricanos blancos y las personas que han sido “víctimas de discriminación injusta o ilegal” en sus países de origen, según un documento publicado hoy por la Casa Blanca.
Desde su llegada al poder, el pasado 20 de enero, Trump pausó la mayoría de admisiones de refugiados al país, a través de una orden ejecutiva donde se argumentaba que el programa era “perjudicial” para los intereses del país.
Una de las excepciones a esta restricción han sido los afrikáners que han sido admitidos en EEUU desde el mes de mayo, después de que Trump asegurara falsamente que están siendo víctimas de un “genocidio”.
Las controvertidas declaraciones de Trump llegaron a tensar las relaciones entre el país africano y el Gobierno de Washington, después de que el Ejecutivo sudafricano aprobara a finales de enero una ley de expropiación de tierras.
 ARCHIVO - Una persona sostiene un letrero que dice "Seattle apoya a los refugiados" el 25 de febrero de 2025, en Seattle. (AP Foto/Ryan Sun, archivo)
ARCHIVO - Una persona sostiene un letrero que dice "Seattle apoya a los refugiados" el 25 de febrero de 2025, en Seattle. (AP Foto/Ryan Sun, archivo)Varias organizaciones en defensa de los derechos humanos rechazaron duramente la decisión de hoy de limitar las admisiones de refugiados y pidieron al Gobierno reconsiderar la medida.
“Durante 45 años, el Programa de Admisión de Refugiados de Estados Unidos (USRAP, en inglés) ha sido un faro de esperanza y un reflejo del liderazgo y los valores humanitarios de Estados Unidos”, recordó la organización International Rescue Committee en un comunicado.
“Los niveles de reasentamiento de este año deberían permitir que EEUU brinde protección a los refugiados más vulnerables, incluidos más de 100.000 que ya han pasado todas las verificaciones de seguridad y esperan pacientemente su turno”, agregó la organización.
No existe base legal ni antecedentes recientes que respalden un cupo de 7.500 con un sesgo racial explícito hasta el anuncio de hoy. El tope histórico más bajo previo fue 15.000 al final del primer mandato de Trump; antes fijó 45.000, 30.000 y 18.000. El giro contrasta con los 125.000 fijados por Biden.
Los afrikáners son un grupo étnico blanco originario de Sudáfrica, descendiente principalmente de colonos neerlandeses, alemanes y franceses hugonotes que se establecieron en el Cabo de Buena Esperanza a partir del siglo XVII, bajo el control de la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales. Su lengua, el afrikáans, evolucionó del neerlandés del siglo XVII mezclado con palabras del malayo, las lenguas khoisan y el portugués, convirtiéndose en una de las once lenguas oficiales del país.
Tras la llegada de los británicos en el siglo XIX, los afrikáners desarrollaron una fuerte identidad nacional y un sentimiento de resistencia frente al dominio colonial inglés. Este proceso culminó en la creación de las repúblicas bóer del Transvaal y el Estado Libre de Orange, que posteriormente fueron derrotadas por el Imperio británico en la Guerra Anglo-Bóer (1899-1902). La derrota no borró su influencia: consolidaron un nacionalismo afrikáner centrado en la religión calvinista, la agricultura y la defensa de sus valores comunitarios.
Durante el siglo XX, los afrikáners llegaron a dominar la política sudafricana. En 1948, su partido, el Partido Nacional, instauró el régimen del apartheid, un sistema de segregación racial que institucionalizó la supremacía blanca hasta 1994. Aunque no todos los afrikáners apoyaron ese sistema, su élite política y económica lo utilizó para mantener privilegios raciales y controlar los recursos del país. La caída del apartheid y el ascenso de Nelson Mandela marcaron un cambio drástico en su posición social y política.
Hoy los afrikaners representan alrededor del 5% de la población sudafricana. Muchos siguen siendo agricultores o empresarios, mientras otros se integran plenamente en una sociedad diversa y democrática. Sin embargo, ciertos sectores mantienen un discurso de agravio y pérdida de poder, alimentado por tensiones sociales y reformas agrarias que buscan corregir las desigualdades históricas. Su historia encarna una paradoja sudafricana: un pueblo que forjó identidad en la resistencia y la fe, pero cuyo legado quedó profundamente marcado por la opresión que ejerció sobre la mayoría negra del país.
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