
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este domingo que su administración planea reducir sustancialmente o incluso eliminar el impuesto sobre la renta para millones de estadounidenses una vez que entren en vigor los nuevos aranceles sobre productos extranjeros, en lo que representaría un giro radical en la política fiscal del país.
“Cuando empiecen los aranceles el impuesto de la renta de mucha gente se verá sustancialmente reducido e incluso completamente eliminado”, declaró el jefe de Estado a través de su plataforma Truth Social, precisando que los principales beneficiarios serían los contribuyentes que ganan menos de 200.000 dólares anuales (aproximadamente 175.000 euros).
Esta propuesta constituye un cambio fundamental en el sistema tributario estadounidense, que tradicionalmente ha dependido principalmente de los impuestos sobre la renta y las ganancias corporativas para financiar las operaciones del gobierno federal. El plan de Trump sugiere un cambio hacia un modelo donde los aranceles a las importaciones se convertirían en una fuente principal de ingresos gubernamentales.
El anuncio se produce en un momento de creciente tensión comercial internacional. La administración Trump ha impuesto recientemente aranceles del 145% a la mayoría de los productos chinos y del 25% a la mayoría de los productos de Canadá y México, además de una tarifa general del 10% a casi todos los productos del resto del mundo.

El gobierno también ha anunciado planes para aumentar los aranceles a las importaciones de otros 46 socios comerciales a partir del 9 de julio.
“Ya se están creando una enorme cantidad de puestos de trabajo con nuevas plantas y fábricas en construcción o ya planificadas”, aseguró Trump, calificando la situación como una “BONANZA PARA ESTADOS UNIDOS”.
El presidente también destacó la creación del “Servicio de Ingresos Extranjeros”, un nuevo organismo que, según indicó en mayúsculas, “ES UNA REALIDAD”. Esta entidad asumirá responsabilidades que anteriormente recaían en el Departamento de Comercio, el Representante de Comercio de Estados Unidos y la Agencia de Protección de Aduanas y Fronteras.
Sin embargo, la política arancelaria agresiva de Trump ha encontrado resistencia legal. Esta semana, una coalición de doce estados, liderada por los fiscales generales de Oregón y Arizona, presentó una demanda para bloquear los aranceles impuestos por el presidente, argumentando que son “ilegales”. La demanda busca específicamente detener los aranceles a China, Canadá, México, importantes socios comerciales de los estados demandantes, y el aumento planeado para julio.
El anuncio de Trump sobre la reducción de impuestos llega mientras los esfuerzos internacionales para establecer sistemas fiscales coordinados para multinacionales y multimillonarios enfrentan dificultades.
Estados Unidos se ha retirado de un acuerdo internacional sobre fiscalidad de las multinacionales bajo la nueva presidencia de Trump, quien ha amenazado con imponer aranceles a los países que implementen impuestos a los gigantes tecnológicos estadounidenses como Amazon, Microsoft, Google y Meta.
El 21 de febrero, Trump advirtió a los países que planean imponer multas o impuestos “discriminatorios, desproporcionados” a empresas estadounidenses: “Mi administración actuará, imponiendo aranceles y tomando otras medidas necesarias para mitigar el daño a Estados Unidos”. Esta postura reabre una brecha entre Washington y sus aliados sobre la imposición fiscal a los servicios digitales.
Durante su primer mandato, Trump ya había amenazado con imponer aranceles a productos franceses como el champán y el queso, después de que Francia implementara un impuesto sobre servicios digitales en 2019. Desde entonces, otros siete países han seguido el ejemplo francés, generando importantes ingresos fiscales. El impuesto francés, por ejemplo, recaudó 780 millones de euros (887 millones de dólares) el año pasado.
En respuesta a la postura de Trump, la Unión Europea ha amenazado con imponer su propio impuesto a los servicios digitales si fracasan las negociaciones sobre los planes de aranceles del 20% a productos europeos. Incluso el Reino Unido, que busca un acuerdo comercial con Estados Unidos, podría reconsiderar su tasa digital, que actualmente le reporta 800 millones de libras anuales.