
Donald Trump firmó este viernes una serie de decretos destinados a reforzar las defensas del país contra drones, considerados una amenaza creciente, e impulsar el desarrollo de taxis aéreos eléctricos y aviones comerciales supersónicos.
Según informó la Casa Blanca, por medio de estas órdenes se busca permitir el uso rutinario de drones, un paso clave para fomentar las entregas comerciales a través de estas aeronaves, y reducir, a la par, la dependencia de las empresas chinas fabricantes de estos vehículos aéreos, con miras a regular el sector y su uso responsable.
Asimismo, otro de los objetivos es avanzar en las pruebas de aviones eléctricos de despegue y aterrizaje vertical.
Para llevar a cabo las iniciativas, el Presidente ordenó la creación de un grupo de trabajo para garantizar el control del espacio aéreo estadounidense, así como la ampliación de las restricciones sobre lugares considerados sensibles y el fortalecimiento del uso de tecnología federal para la detección en tiempo real de drones, brindando además asistencia a fuerzas de seguridad estatales y locales.
El director de la Oficina de Política Científica y Tecnológica de la Casa Blanca, Michael Kratsios, destacó el objetivo del gobierno de enfrentar “la creciente amenaza de terroristas criminales y el uso indebido extranjero de drones en el espacio aéreo estadounidense”, especialmente en estos momentos de crecientes riesgos en la antesala de eventos públicos de gran envergadura, como los Juegos Olímpicos y la Copa del Mundo.
La atención sobre los drones sospechosos ganó notoriedad en 2024, después de numerosos avistamientos en el estado de Nueva Jersey. La Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) ha registrado más de 1.000 informes mensuales de estos vehículos volando cerca de aeropuertos, lo que ha obligado a interrumpir vuelos y eventos deportivos en muchas oportunidades.
Sobre los vuelos supersónicos, en tanto, Trump ordenó a la FAA levantar una prohibición impuesta en 1973 que limitaba este transporte sobre tierra, siempre que estos aviones no produzcan un estampido sónico audible en tierra, pese a que grupos ecologistas han advertido también de su alto consumo de combustible por pasajero en comparación con los aviones subsónicos similares.

En línea con su deseo de fortalecer las capacidades de defensa aérea, el pasado 20 de mayo, Trump reveló que Estados Unidos construirá un sistema de defensa antimisiles inspirado en la “Cúpula de Hierro” israelí, al que denominó “Cúpula Dorada”.
Según dijo entonces, “durante la campaña prometí a los estadounidenses que construiría un escudo antimisiles de vanguardia. Hoy me complace anunciar que hemos seleccionado oficialmente una arquitectura para este sistema de última generación”.
Se estima que la construcción costará aproximadamente 175.000 millones de dólares y estará lista para el final de su mandato, en 2029.
El general Michael Guetlein fue designado responsable de supervisar el desarrollo y progreso de la “Cúpula Dorada”, que fue meticulosamente pensado, con capacidades tanto terrestres como espaciales, orientadas a detectar y detener misiles en las principales fases de un posible ataque, incluyendo antes del lanzamiento, en su fase inicial, durante el vuelo y en los momentos finales antes de impactar en un objetivo.
La iniciativa responde al desarrollo de misiles avanzados por parte de países como China y Rusia, que expuso la necesidad del Pentágono de actualizar sus contramedidas defensivas.
No obstante esta urgencia, Troy Meink, secretario de las Fuerzas Aéreas, mencionó que el programa aún se encuentra en una fase conceptual y el Pentágono continúa sus trabajos junto al Mando Norte para delinear los requisitos que el sistema debe cumplir.
(Con información de Reuters)