
El Museo del Prado ha presentado este lunes Tan lejos, tan cerca. Guadalupe de México en España, una exposición que reúne unas 70 imágenes de la Virgen Guadalupana llegadas de museos de toda España y de México, y demuestra el intenso vínculo entre en virreinato y la metrópoli a lo largo de los siglos.
Las obras que integran la muestra han llegado principalmente de catedrales, iglesias, conventos y colecciones particulares de toda España desde 1654 hasta 1821, fecha de la independencia mexicana, y hasta nuestros días.
La exposición muestra así la amplia circulación de una imagen que se propagó también por Italia, Portugal, los virreinatos de Sudamérica, el Caribe y Asia, y se convirtió, según los comisarios, en “la primera imagen mariana globalizada”, testimonio de las intensas relaciones que, desde ambos lados del océano, tejieron densas redes identitarias, culturales, políticas, sociales y económicas, hoy perdidas y que esta exposición busca restituir.

A día de hoy, la Virgen de Guadalupe mexicana está presente en “al menos 19 catedrales y calculamos que hay unas 1.000 imágenes regadas por todas las comunidades autónomas, muestra del trasiego devocional y artístico entre España y la Nueva España”, ha señalado el doctor mexicano Jaime Cuadriello, de la Universidad Nacional Autónoma de México, que junto a Paula Mues, del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México, ha comisariado la muestra.
Cuadriello ha señalado que uno de los objetivos de la exposición es “recuperar un capítulo olvidado de la estrecha relación artística, social y cultural del Virreinato con España; unas relaciones que fueron tan intensas que, de hecho, las obras del mexicano Juan Correa, “el pintor más prolífico y reconocido, ya no están en México, sino en Granada, Sevilla y Valladolid”.
La mayoría de ellas fueron enviadas antes de 1821 por indianos, virreyes, obispos, miembros de órdenes religiosas, funcionarios y familias relacionadas con el comercio transoceánico y la minería, personas que querían compartir con sus familias, congregaciones o ciudades de origen la devoción por La Guadalupana.
Así, para formar parte de la exposición, las obras han viajado desde dieciocho catedrales, trece basílicas, siete colegiatas y cuatro santuarios marianos, en los que reciben culto propio. Además de desde parroquias y capillas de villas y pueblos, conventos, museos y colecciones particulares de Soria, Zamora, Jerez, Sevilla, Alba de Tormes o Barcelona.

Desde México han llegado tan solo 8 piezas “imprescindibles” para la exposición, préstamos del Museo Franz Meyer, la Colección Pérez Simón o el Museo Nacional de Arte, entre otros. Tan lejos, tan cerca incluye obras de destacados pintores novohispanos como José Juárez, Juan Correa, Manuel de Arellano, Miguel Cabrera, junto a Velázquez o Zurbarán, ha destacado el director del Museo del Prado, Miguel Falomir.
Preguntados por el actual debate sobre la necesidad de “descolonizar” los museos europeos, tanto los comisarios como el director del Museo han coincidido en que, en palabras de Falomir, “no hay nada mejor para descolonizar que mostrar la historia tal como fue”. Se trata, ha explicado, de “homologar la obra realizada por artistas de ambos lados del Atlántico para acabar con los prejuicios que llevaron al Prado a desprenderse de su pequeña pero exquisita colección de arte virreinal”.
Por su parte, Cuadriello ha asegurado que “no hace falta la descolonzación de una realidad que fue completamente compartida, lo que necesitamos es valorizar la realidad compartida”. Finalmente, Mues ha subrayado que “el debate de lo descolonial es un debate político y nosotros aquí presentamos un debate artístico”.
Fuente: EFE