El reciente tiroteo en un edificio de oficinas en Midtown Manhattan en Nueva York, que resultó en la muerte de cuatro personas y dejó a una más herida, volvió a poner en el centro de la agenda pública el debate sobre la seguridad en los entornos laborales. El lunes, Shane Devon Tamura, de 27 años, ingresó armado con un rifle de asalto y vistiendo chaleco antibalas a un edificio que alberga las oficinas centrales de la NFL. Según las autoridades citadas por ABC News, el agresor abrió fuego en el vestíbulo apenas puso pie en el inmueble, impactando a empleados y agentes policiales presentes en ese momento.
El incidente fue el más reciente en una alarmante tendencia de ataques en espacios de trabajo en Estados Unidos. Solo entre 1994 y 2021, más de 16.000 empleados fueron víctimas mortales de ataques intencionales en su lugar de empleo, según un informe de 2024 mencionado en ABC News. A esta lista se suman otros casos como el tiroteo en una oficina en el sur de California en 2021 y el atentado en un banco de Kentucky en 2023.
Especialistas en seguridad y exagentes federales consultados tras el ataque de Nueva York coincidieron en señalar que estos episodios son parte de una problemática creciente. La percepción negativa hacia grandes corporaciones y la facilidad de acceso a armas de alto poder generan un entorno de vulnerabilidad que muchas empresas aún no han abordado adecuadamente.
La capacidad del agresor de caminar con un arma de grueso calibre por las calles de Manhattan y entrar al edificio sin ser advertido fue una de las principales debilidades que analizaron los expertos. Richard Frankel, exagente especial del FBI y colaborador de ABC News, subrayó que el hecho de que nadie haya detectado la presencia del atacante con una arma visible implica un grave fallo en la vigilancia y control perimetral.
Frankel recomendó a las empresas considerar el fortalecimiento de la seguridad en los entornos exteriores de sus edificios, con la utilización de guardias privados o acuerdos con autoridades gubernamentales. Señaló que sería clave contar con personal que pueda anticipar situaciones sospechosas antes de que un potencial agresor entre a las instalaciones.
El exagente también mencionó el uso de inteligencia artificial y videoanálisis, herramientas aplicadas en edificios federales, que permiten monitorear en tiempo real los movimientos y comportamientos alrededor de los inmuebles. Estos sistemas pueden identificar la presencia de armas o actitudes inusuales, generando alertas automáticas si se detecta una amenaza potencial. Así, se proporciona una respuesta anticipada que puede ser decisiva para evitar tragedias similares.

La diferencia entre el impacto de un ataque con rifle frente a uno con arma corta resulta crucial, según los especialistas consultados por ABC News. Donald Mihalek, exagente del Servicio Secreto estadounidense, enfatizó que los rifles poseen mayor alcance y capacidad de penetración, dificultando la protección del personal con medidas convencionales.
Ante esa realidad, Mihalek sugirió a las corporaciones invertir en blindaje y cristales antibalas en las zonas de ingreso, así como en sistemas conocidos como “man trap”, que segmentan el acceso permitiendo que una persona deba superar varias fases antes de ingresar plenamente al edificio. Esta infraestructura ofrece tiempo adicional al personal de seguridad y la policía para responder ante ataques armados.
El experto admitió que protegerse de forma eficaz ante un rifle sigue siendo un desafío, pero afirmó que toda inversión en barreras físicas incrementa la posibilidad de salvar vidas en casos extremos. Reforzar las entradas y crear espacios de transición obliga al agresor a ralentizar su avance y expone su posición desde el momento en que ingresa al inmueble.
La aplicación de análisis previos sobre posibles amenazas resulta una herramienta fundamental. Mihalek recomendó realizar evaluaciones periódicas del personal y de otras personas vinculadas al entorno laboral, con el objetivo de detectar comportamientos o indicadores de riesgo. Estas evaluaciones consideran factores como despidos recientes, conflictos personales e incluso publicaciones en redes sociales que pudieran evidenciar rencor o intenciones violentas hacia la empresa o sus miembros.
El caso del atacante de Nueva York resaltó la importancia de estos métodos. Autoridades encontraron una nota en su poder acusando a la NFL de ocultar información sobre daños cerebrales a los jugadores para maximizar sus ganancias, según informó ABC News. Los expertos coincidieron que un monitoreo de su actividad en redes sociales podría haber generado una alerta anticipada.
Mihalek recordó que la clave en estos casos es la conducta de “ver y reportar”, es decir, detectar cualquier actitud o discurso preocupante y comunicarla a las autoridades o a los departamentos de recursos humanos para su revisión.

Según los especialistas consultados por ABC News, las empresas deberían implementar simulacros periódicos y cursos de capacitación, tanto presenciales como virtuales, dirigidos por la policía local. Esto facilita que empleados y visitantes conozcan procedimientos básicos de reacción. Además, se recomienda que las empresas colaboren con servicios de emergencia para familiarizarlos con la distribución interna de los edificios, mejorando la eficiencia ante una crisis.
El Departamento de Seguridad Nacional promueve la doctrina “run, hide, fight” (correr, ocultarse, pelear), una secuencia sencilla que puede marcar la diferencia al momento de enfrentar un tirador activo. Mihalek aseguró que estos lineamientos, implementados en muchas escuelas y oficinas, han demostrado ser efectivos al permitir respuestas rápidas y organizadas.
La alerta surgida a partir del ataque en Midtown Manhattan impulsa a las empresas a repensar la protección en los espacios de trabajo. Según las fuentes citadas por ABC News, combinar tecnología, infraestructura y formación permanente es el camino para reducir riesgos y proteger la vida de empleados y visitantes frente a esta nueva amenaza.