
Una advertencia, emitida en medio de una ola de calor que azotó el sur de Nebraska con temperaturas cercanas a los 40.5 ℃ (105 ℉), se tornó trágicamente profética el pasado 28 de julio, cuando un bebé de cinco meses perdió la vida tras ser dejado en un vehículo estacionado en la ciudad de Hastings.
El Departamento de Policía de Hastings informó que la llamada de emergencia se recibió alrededor de las 17:00 horas (hora local), alertando sobre un bebé inconsciente dentro de un automóvil en la cuadra 300 de South Elm Avenue.
Al llegar, los agentes iniciaron maniobras de rescate, que continuaron los equipos del Departamento de Bomberos y Rescate de Hastings.

De acuerdo con la información publicada por el medio People, el niño fue trasladado de inmediato al hospital Mary Lanning Healthcare, donde los médicos solo pudieron certificar su fallecimiento. Las primeras investigaciones policiales concluyeron que la causa de la muerte fue la exposición al calor extremo.
Esa misma noche, la policía detuvo a Jeremy Hansen, padre del menor, de 36 años, y lo acusó formalmente de abuso infantil negligente con resultado de muerte.

Según los registros judiciales citados por el medio People, la Fiscalía del Condado de Adams presentó cargos formales contra Hansen el martes siguiente, y su primera comparecencia ante el tribunal quedó fijada para el viernes.
Además, se programó una audiencia de causa probable para el 1 de octubre, en la que el juez deberá decidir si existen elementos suficientes para trasladar el caso al tribunal de distrito y abrir un posible juicio.
Hasta el momento, no se ha confirmado si Hansen cuenta con representación legal ni si ha emitido alguna declaración de culpabilidad.
En un comunicado recogido por People, las autoridades expresaron: “Este es un incidente desgarrador y nuestros corazones están con la familia, los amigos, los socorristas y todos los afectados por esta pérdida inimaginable”.
El mensaje subrayó el compromiso de las instituciones para apoyar a quienes resultaron impactados por la tragedia.

El Servicio Meteorológico Nacional había emitido una alerta por calor extremo para la región, con temperaturas que, según sus registros, alcanzaron los 40,5 ℃ (105 ℉) en el sur de Nebraska durante la tarde en que ocurrió el incidente.
La propia agencia recordó en redes sociales que estos episodios, aunque recurrentes cada verano, representan un riesgo mortal para niños, ancianos y personas sin acceso a aire acondicionado. “Sabemos que tenemos al menos algunos días como este cada verano. Eso no los hace menos peligrosos para las personas vulnerables al calor, que trabajan al aire libre, sin aire acondicionado y para las mascotas”, advirtió el Servicio Meteorológico Nacional de Estados Unidos en una publicación reciente.
La organización Kids and Car Safety aporta una dimensión estadística al problema: cinco niños han muerto en Nebraska por insolación en vehículos entre 1999 y 2024, y el promedio anual en Estados Unidos asciende a 40 menores fallecidos por esta causa.
Estos datos refuerzan la alarma sobre la necesidad de extremar precauciones durante las olas de calor, especialmente en lo que respecta a la seguridad infantil.
El caso de Hastings se suma a una serie de tragedias similares que, año tras año, evidencian la letalidad de dejar a un menor en un automóvil bajo el sol, aunque sea por un corto periodo. La investigación policial continúa, y el proceso judicial determinará las responsabilidades penales de Jeremy Hansen en la muerte de su hijo.