Al menos dos niños muertos y casi una veintena de personas heridas tras un tiroteo durante una misa en una escuela católica en Minneapolis es el saldo de uno de los episodios de violencia armada más graves registrados en esa ciudad del estado de Minnesota en la historia reciente.
El ataque ocurrió durante la mañana del miércoles 27 de agosto en la Escuela Católica de la Anunciación, donde una misa escolar se desarrollaba con la participación de alumnos, padres y personal docente. Según confirmó la Policía de Minneapolis, Robin Westman de 23 años, disparó desde el exterior hacia el interior de la iglesia, apuntando contra los asistentes sentados en las bancas.
The New York Times reunió testimonios de supervivientes y familiares que describen las escenas vividas durante el ataque. Ellie Mertens, ministra juvenil de la iglesia, relató que “estaba a solo unos metros de esa ventana. El banco salvó mi vida”, en conversación con el medio estadounidense.
Detalló que durante los dos minutos que duraron los disparos, la directora de la escuela instó a todos a cubrirse. “Había un agujero y las balas entraban, rebotando en cosas. Niños resultaron alcanzados. Fue aterrador”.
Patty Brown, residente de McCook, Nebraska, explicó que su hija, Kristi Forte, se hallaba en la escuela dejando a su hijo de cinco años cuando empezó el tiroteo. De acuerdo a la declaración recogida por The New York Times, “el gimnasio estaba lleno de padres y maestros llorando”.
Brown agregó que su hija presenció la llegada de varias ambulancias antes de que el personal de seguridad le pidiera que saliera del lugar. “Me dijo: ‘mamá, me duele tanto por estas otras personas’. Ella tenía a su hijo, pero otros no”.
En el hospital Hennepin County Medical Center, adonde trasladaron a múltiples víctimas, Za’khia Jones relató el ambiente caótico que inundaba la sala de emergencias. “Un niño entró y lo apresuraron a una habitación mientras gritaba que no quería morir”, declaró Jones durante su entrevista con el periódico.
El personal sanitario trasladaba pacientes a los pasillos para liberar espacio y atender de inmediato a los heridos, muchos de ellos niños. “Mi corazón estaba muy dolido. Es una situación muy triste”, manifestó.
La Policía de Minneapolis, bajo la dirección de su jefe, Brian O’Hara, brindó información previa sobre el agresor, quien se suicidó detrás del edificio. Según el análisis de los antecedentes del atacante, las fuerzas de seguridad hallaron videos y escritos publicados por Westman en internet, en los que hacía alusión al suicidio.
La investigación también estableció de momento que el agresor contaba con un historial delictivo mínimo. Las autoridades señalaron que el móvil del tiroteo aún permanece bajo investigación.
O’Hara describió el hecho como “un acto deliberado de violencia contra niños inocentes y otras personas que rezaban”. El autor portaba un rifle, una escopeta y una pistola que fueron adquiridas legalmente.
El jefe policial también señaló que dos de los heridos se encuentran en estado crítico. En total, resultaron lesionadas 17 personas, entre ellas 14 niños. El ataque ocurrió pocos minutos después de la misa escolar, en presencia de un número indeterminado de alumnos y personal, ya que la Policía aún no ha precisado la cifra exacta de asistentes al momento de los disparos.
El alcalde de Minneapolis, Jacob Frey, expresó públicamente el dolor de la comunidad: “no se puede expresar con palabras la gravedad, la tragedia o el dolor absoluto”. Frey lamentó que las familias no puedan sentirse seguras en entornos educativos o religiosos.
En respuesta a la magnitud del hecho, las autoridades locales notificaron al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre el tiroteo. A través de un mensaje en Truth Social, Trump informó que “el FBI ha respondido rápidamente y se encuentra en el lugar. La Casa Blanca seguirá vigilando esta terrible situación”.
Tim Walz, gobernador de Minnesota, publicó sus condolencias en redes sociales para los niños y maestros, señalando que la primera semana de clases quedó marcada por el ataque.
La jornada violenta en Minneapolis no terminó con el suceso en la escuela católica: la policía local reportó que, en las doce horas previas, se registraron tres tiroteos mortales adicionales en distintos puntos de la ciudad. “El nivel de violencia armada en toda la ciudad durante el último día es profundamente inquietante”.