Taiwán reafirma su compromiso con la libertad y la paz frente a las amenazas del régimen chino

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En una ceremonia diplomática cargada de simbolismo político y espiritual, la Embajada de la República de China (Taiwán) ante la Santa Sede celebró el pasado miércoles 08 de octubre el 114º aniversario de la fundación de la República con un evento en el Auditorium Conciliazione de Roma, donde el embajador Anthony C. Y. Ho reafirmó con firmeza el papel de Taiwán como “un faro de libertad y democracia” frente a las crecientes amenazas provenientes de Pekín.

Por Marinellys Tremamunno

Ante un auditorio compuesto por representantes del cuerpo diplomático acreditado ante el Vaticano, autoridades eclesiásticas y figuras del ámbito cultural y académico, el embajador Ho pronunció un discurso profundamente político en defensa de los valores democráticos que, según subrayó, “Taiwán comparte con la Santa Sede: libertad, justicia, verdad y humanidad”.

Un mensaje de fe y resistencia democrática

Ho recordó que, desde el siglo XVII, la Iglesia Católica ha tenido una presencia vital en Taiwán, contribuyendo al desarrollo educativo y social del país. Pero más allá de la historia, su mensaje apuntó al presente geopolítico: “Hoy, como una democracia vibrante, Taiwán se mantiene firme en favor de la libertad religiosa y el diálogo interreligioso”.

El diplomático destacó también los desafíos constantes que enfrenta su nación frente a las presiones del régimen chino. “Taiwán no cede ante el miedo”, afirmó evocando las palabras de San Juan Pablo II: “We have no fear”. Y añadió: “Las pruebas no han debilitado nuestro espíritu; al contrario, han fortalecido nuestra determinación de seguir siendo un faro de libertad y democracia”.

El Plan de los Cuatro Pilares de la Paz

En su intervención, el embajador presentó el Plan de Acción de los Cuatro Pilares de la Paz impulsado por el presidente Lai Ching-Te, que busca garantizar la estabilidad en el estrecho de Taiwán.

Los pilares —explicó— son: reforzar la defensa nacional, consolidar la seguridad económica, profundizar las alianzas democráticas y mantener un liderazgo basado en principios frente a China continental.

Este plan, subrayó Ho, “no busca la confrontación, sino la preservación de la paz a través de la fortaleza moral, la cooperación internacional y el respeto al derecho internacional”.

Un puente entre Taiwán y la Santa Sede

El embajador vinculó los valores cristianos con los cimientos morales de la democracia taiwanesa: “Al igual que Jesucristo y sus discípulos, que defendieron la verdad y la justicia frente a la persecución, Taiwán se mantiene firme en sus principios —eligiendo la rectitud sobre la conveniencia y la convicción sobre el compromiso—”.

Bajo el liderazgo del presidente Lai y de Su Santidad el Papa León XIV, dijo Ho, “Taiwán continuará construyendo puentes de paz y caridad, promoviendo los valores universales y defendiendo la dignidad humana”. El discurso cerró con una frase que resumió el espíritu de la jornada: “Creemos que la verdadera grandeza no reside en el poder, sino en el amor”.

Arte, fe y diplomacia cultural

Además de su dimensión política, el acto incluyó la donación de equipos informáticos al Instituto Salesiano Don Bosco de Verona, como símbolo de cooperación educativa, y la inauguración de una muestra de esculturas en sal del artista taiwanés Lo Kuang-Wei, inspiradas en pasajes bíblicos y dedicadas a la fe y la resiliencia.

El cardenal Silvano María Tomasi bendijo el encuentro con un mensaje que resonó como eco espiritual del compromiso taiwanés: “Oramos para que la Virgen María continúe protegiendo a Taiwán y a su pueblo… La fuerza no nace de las armas, sino de la buena voluntad y el respeto mutuo”.

En un contexto internacional marcado por la tensión entre las democracias y los regímenes autoritarios, el evento en Roma se convirtió en mucho más que una celebración nacional: fue un manifiesto político y moral de un país que, desde su fe y su libertad, busca inspirar al mundo.

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