“Sombras autoritarias”: cómo el Kremlin busca imponer su influencia en Centroamérica

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Vladimir Putin, presidente de RusiaVladimir Putin, presidente de Rusia (Imagen Ilustrativa Infobae)

La aparición de Rusia como actor disruptivo en Centroamérica transformó el equilibrio geopolítico de la región, donde la combinación de inversiones selectivas, acuerdos estratégicos y manipulación informativa le ha permitido al Kremlin consolidar una influencia que supera con creces el peso real de su economía.

Un informe elaborado por el Centro para el Estudio de la Democracia (CSD, por sus siglas en inglés), titulado “Sombras autoritarias: el manual del Kremlin en Centroamérica”, revela cómo Moscú convirtió a Cuba y Nicaragua en plataformas clave para proyectar su modelo de captura estatal, erosionando la gobernanza democrática y explotando las debilidades institucionales de la región.

El interés ruso en Centroamérica responde a la importancia estratégica de la zona como eje marítimo y financiero. El Canal de Panamá, por donde transita el 5% del comercio mundial y el 40% del tráfico de contenedores de Estados Unidos, junto a los centros offshore de Panamá, Islas Caimán e Islas Vírgenes Británicas, albergan más de 70.000 millones de dólares en activos rusos.

Esta infraestructura facilita operaciones de evasión de sanciones, como el reabanderamiento de petroleros rusos en Panamá para sortear el tope de precios impuesto por el G7, y permite a empresas rusas ocultar transacciones con Venezuela y Cuba.

El informe del Centro paraEl informe del Centro para el Estudio de la Democracia

El corredor caribeño se ha convertido así en un nodo esencial para la arquitectura de evasión de sanciones de Moscú y una fuente de flujos financieros ilícitos que terminan financiando la maquinaria de guerra de Vladimir Putin.

En Cuba, Rusia ha reactivado proyectos de la era soviética y prometido 1.000 millones de dólares en inversiones en sectores como energía, metalurgia y salud. El régimen cubano ha concedido a empresas rusas derechos de uso de tierras a largo plazo y participación mayoritaria en compañías mixtas, una concesión inusual en el contexto cubano.

En 2024, Novikombank abrió la primera sucursal bancaria rusa en La Habana y Cuba adoptó el sistema de pagos MIR, lo que facilitó transacciones en rublos y atrajo a 185.000 turistas rusos ese año. Moscú también ha reforzado su presencia en los sectores de transporte y energía, con nuevas plantas eléctricas y líneas de ensamblaje de vehículos. Sin embargo, muchos de estos proyectos tienen un peso más simbólico que real, ya que China supera ampliamente a Rusia en financiamiento e infraestructura, especialmente en energía.

Principales socios importadores de lasPrincipales socios importadores de las Américas (2000-2023) (Center for the Study of Democracy)

El caso de Nicaragua ilustra la estrategia rusa de captura estatal. El régimen de Daniel Ortega depende del trigo ruso, créditos para combustible y asistencia militar, y ha concedido a Moscú acceso selectivo a puertos, telecomunicaciones y cooperación en inteligencia. La instalación en 2017 de una estación terrestre del sistema GLONASS (alternativa rusa al GPS) y los reportes sobre la posible reapertura de la base de inteligencia de Lourdes en Cuba evidencian la ambición rusa de recuperar capacidad operativa en el “patio trasero” de Estados Unidos.

El comercio bilateral con Nicaragua creció un 70% en los primeros meses de 2024, aunque los volúmenes siguen siendo bajos. La influencia de Moscú se amplifica a través de la cooperación mediática, con medios estatales rusos integrados en el ecosistema de radiodifusión controlado por Managua.

El presidente ruso, Vladimir Putin;El presidente ruso, Vladimir Putin; junto al dictador cubano, Miguel Díaz-Canel, en un encuentro en Moscú en mayo pasado (Sputnik/Mikhail Metzel/Pool vía REUTERS)

El informe enfatiza en que la proyección de poder ruso en Centroamérica se apoya en el control narrativo, la cooptación de élites y la exhibición simbólica de solidaridad con el Sur Global. Medios como RT en Español y Sputnik Mundo gozan de acceso privilegiado en Cuba y Nicaragua, reforzando los relatos del Kremlin sobre la “agresión” de la OTAN y la supuesta hipocresía estadounidense.

Más allá de los medios, Rusia cultiva organizaciones de la sociedad civil, cámaras de comercio y asociaciones empresariales vinculadas a la inteligencia, como NK SESLA, para institucionalizar su presencia y anclarse en la gobernanza autoritaria.

El estudio destaca que “la efectividad de estos instrumentos de poder agudo depende en gran medida de la cooperación de facilitadores locales, que pueden convertirse en instrumentos de la agenda del Kremlin”.

Principales empresas de propiedad rusaPrincipales empresas de propiedad rusa en Cuba (Center for the Study of Democracy)

Moscú también enfatiza su alcance político invitando a parlamentarios centroamericanos a eventos de alto perfil en Rusia, como sesiones de la Duma Estatal y foros parlamentarios.

Aunque estos encuentros rara vez producen acuerdos tangibles, están cuidadosamente coreografiados para exhibir la legitimidad internacional de Rusia y consolidar la retórica de la cooperación Sur-Sur.

A través de estas redes y espectáculos, el Kremlin proyecta tanto influencia práctica como la apariencia de un orden multipolar desafiante ante la presión occidental.

Proyectos realizados por empresas rusasProyectos realizados por empresas rusas en Cuba (Center for the Study of Democracy)

A pesar de estos avances, China sigue siendo la potencia económica estructural en Centroamérica y un socio silencioso pero crucial para las ambiciones globales de Rusia.

Las inversiones chinas en el marco de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, la transferencia tecnológica y el financiamiento superan ampliamente a los de Moscú, especialmente en Nicaragua.

No obstante, Rusia utiliza acuerdos políticos, condonación de deuda y lazos históricos para amplificar su peso político. Esta estrategia asimétrica permite al Kremlin “golpear por encima de su peso económico”, posicionando a Cuba y Nicaragua como aliados autoritarios leales y amplificadores regionales de su confrontación global con Occidente.

El informe subraya que la presencia económica rusa en la región es modesta en comparación con la de China. Rusia rara vez figura entre los principales socios comerciales de los países de Centroamérica y el Caribe, salvo excepciones puntuales como el caso de Jamaica, cuyas exportaciones a Rusia alcanzaron el 3,45% del total en 2023 debido a la interrupción de suministros tradicionales de alúmina tras la guerra en Ucrania.

En el caso de Nicaragua, las exportaciones a Rusia han caído del 8% en 2001 al 0,07% en 2023, mientras que el comercio bilateral creció más de un 50% en 2023 y un 70% en 2024, impulsado por exportaciones rusas de vacunas, fertilizantes, vehículos y alcohol.

En Cuba, la relación comercial con Rusia es difícil de cuantificar por la opacidad de los datos oficiales. No obstante, las importaciones cubanas desde Rusia han aumentado desde 2016, incluyendo maquinaria, vehículos, metales y productos energéticos. Tras el inicio de la guerra en Ucrania, Rusia casi duplicó sus exportaciones de trigo a la isla, y en 2023 se comprometió a suministrar 1,64 millones de toneladas de petróleo y derivados al año. En contraste, las exportaciones cubanas a Rusia han colapsado, representando apenas el 0,11% del total en 2023, con envíos limitados de ron, tabaco y níquel.

Número de oficinas de entidadesNúmero de oficinas de entidades de propiedad rusa por región en Nicaragua (Center for the Study of Democracy)

La influencia rusa se refuerza mediante inversiones directas y promesas de cooperación estratégica. Tras un acuerdo bilateral en 2012, Rusia condonó el 90% de la deuda cubana (32.000 millones de dólares), y en 2023 pospuso el pago del remanente de 1.200 millones de euros hasta 2040. En 2025, Moscú prometió 1.000 millones de dólares en nuevas inversiones en seis sectores clave, incluyendo energía, hotelería, tecnología y metalurgia. El régimen cubano ha flexibilizado la legislación para permitir la propiedad mayoritaria extranjera en empresas conjuntas y ha concedido a empresas rusas derechos de uso de tierras por hasta 30 años.

En el sector energético, Rusia ha financiado la modernización de plantas eléctricas y la infraestructura ferroviaria, con un contrato de 1.880 millones de euros para la modernización del sistema ferroviario cubano, el mayor acuerdo financiero entre ambos países. En 2024, Rusia otorgó a Cuba un crédito de 60 millones de dólares para combustible, una donación de 2 millones de dólares para reparaciones eléctricas y un crédito adicional de 65 millones de dólares para enfrentar la crisis energética. Además, la adopción del sistema de pagos MIR y la apertura de la sucursal de Novikombank en La Habana han permitido abandonar el uso del dólar estadounidense en el comercio bilateral, profundizando la integración financiera y facilitando la evasión de sanciones.

En Nicaragua, la inversión rusa es modesta y se canaliza principalmente a través de cooperación bilateral y donaciones estatales, que representan alrededor del 5% de la ayuda total recibida por el país entre 2007 y 2023. El acuerdo más relevante fue el firmado por Gazprom en 2013 para explorar reservas de petróleo y gas en el Caribe, aunque los avances han sido limitados. En telecomunicaciones, la empresa conjunta Yota de Nicaragua se convirtió en el segundo mayor proveedor de internet inalámbrico del país, gracias a sus vínculos con las élites sandinistas. Nicaragua también ha adoptado el sistema de pagos MIR y ha explorado el uso de criptomonedas para eludir sanciones, como se discutió en la Feria Internacional de La Habana en 2022.

Proyectos realizados por empresas rusasProyectos realizados por empresas rusas en Nicaragua (Center for the Study of Democracy)

El informe destaca la opacidad de los flujos de capital ruso en la región, facilitada por redes de empresas pantalla y programas de ciudadanía por inversión en países caribeños como San Cristóbal y Nieves, que han atraído a clientes rusos, chinos y de Oriente Medio interesados en evadir sanciones y transferir fondos ilícitos. Aunque varios países han reforzado sus marcos contra el lavado de dinero y la financiación del terrorismo, los riesgos persisten debido a la posición estratégica de la región en las rutas del narcotráfico y la utilización de jurisdicciones offshore.

La estrategia rusa de influencia política se apoya en el respaldo a élites afines, la asistencia financiera, el asesoramiento estratégico y la cooperación militar y de inteligencia.

En Cuba, Moscú explota la postura antiestadounidense y la gobernanza autoritaria para amplificar sus narrativas y asegurar un aliado leal en foros regionales y globales. Desde 2021, Cuba ostenta estatus de observador en la Unión Económica Euroasiática y ha solicitado ser país socio de BRICS bajo la presidencia rusa, apelando a la solidaridad del Sur Global frente a la hegemonía estadounidense.

En el ámbito militar, Rusia ha suministrado equipos y formación a Nicaragua, incluyendo la creación de un Centro de Entrenamiento Antinarcóticos gestionado íntegramente por Moscú. Ambos países han firmado acuerdos que permiten el uso de puertos nicaragüenses por buques de guerra rusos, y se prevé la firma de un nuevo acuerdo de cooperación militar en 2025. La instalación de la estación GLONASS y la posible reactivación de la base de Lourdes en Cuba refuerzan la presencia estratégica rusa en la región.

El mandatario ruso, Vladimir Putin;El mandatario ruso, Vladimir Putin; con el dictador de Nicaragua, Daniel Ortega (AFP/Archivo)

El entramado de influencia se completa con la red NK SESLA, que opera como plataforma de inteligencia y ciberseguridad, con vínculos directos con el Servicio Federal de Seguridad (FSB) ruso.

Esta organización, con sede en Santiago de Chile, mantiene lazos con embajadas, cámaras de comercio y asociaciones empresariales en toda América Latina y el Caribe, y ha promovido la adopción de tecnologías de vigilancia como el sistema SORM-3, utilizado para el monitoreo total de comunicaciones y transacciones.

En el terreno informativo, la cooperación mediática entre Rusia, Cuba y Nicaragua se ha institucionalizado. En 2023, La Habana otorgó a RT en Español el único espacio diario permanente para un medio extranjero en la televisión cubana, una decisión negociada directamente entre Vladimir Putin y Miguel Díaz-Canel.

En Nicaragua, el Consejo de Comunicación y Ciudadanía, dirigido por el hijo de Ortega, formalizó la cooperación con medios estatales rusos. Estas alianzas aseguran un flujo constante de contenidos alineados con el Kremlin, que son retransmitidos por medios locales y evitan términos como “invasión” o “agresión” al referirse a Ucrania.

Las operaciones de influencia deLas operaciones de influencia de Rusia en Centroamérica (Center for the Study of Democracy)

La estrategia de poder agudo se complementa con iniciativas educativas y culturales. Rusia ha ampliado los programas de becas para estudiantes cubanos y nicaragüenses en sectores estratégicos, y en 2025 inauguró una filial de la Southern Federal University en La Habana. La promoción del idioma ruso y los intercambios culturales, como el Festival de Cine Ruso en La Habana, refuerzan la afinidad ideológica y simbólica.

La captura de élites es un pilar central de la influencia rusa. En Cuba, Miguel Díaz-Canel ha consolidado la alineación estratégica mediante encuentros frecuentes con Putin y la copresidencia de la Comisión Interparlamentaria con el presidente de la Duma, Vyacheslav Volodin. En Nicaragua, la familia Ortega-Murillo ha institucionalizado la cooperación a través de comisiones mixtas y grupos parlamentarios de amistad, con Laureano Ortega Murillo como representante especial para Rusia.

El informe concluye que la influencia rusa en Centroamérica no se basa en el volumen de inversiones ni en la asistencia al desarrollo, sino en la captura de sectores estratégicos, la manipulación de los ecosistemas informativos y la cooptación de élites leales.

Los acuerdos de cooperación económica suelen negociarse fuera del escrutinio público, reforzando la opacidad y creando dependencias que extienden el alcance de Moscú a sectores clave como energía, fertilizantes, industria pesada, telecomunicaciones y turismo. Estas dinámicas no necesariamente generan desarrollo económico, sino que perpetúan vulnerabilidades estructurales y otorgan a empresas estatales rusas o intermediarios políticos acceso privilegiado a infraestructuras y mercados críticos.

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