El Atlético de Madrid volvió a decepcionar con un pálido empate ante el Mallorca (1-1), en un compromiso válido por la quinta fecha de La Liga. La producción del Colchonero dejó un sabor amargo, sobre todo, porque desperdició un penal en el primer tiempo, cuando Julián Álvarez falló desde los doce pasos ante Leo Román.
Además, Alexander Sorloth se fue expulsado y dejó al elenco de Diego Simeone en inferioridad numérica; justo el hombre por el que el Cholo había decidido reemplazar a la Araña, una idea que fue desaprobada por el ex delantero del Manchester City y River Plate. Es que el cordobés campeón del mundo no pudo ocultar su fastidio cuando se sentó en el banco de suplentes y dejó una frase cargada de ira: “Siempre a mí...”.
Luego llegó el gol de Conor Gallagher que parecía calmar las turbulentas aguas albirrojas, pero el fastidio general aumentó cuando Vedat Muriqi selló la repartición de puntos a cinco minutos del final.
Consultado por la salida del ex River, el entrenador buscó bajarle el perfil a la polémica: “Julián es nuestro mejor jugador ofensivo. Lo necesitamos en un gran nivel. Estaba haciendo un gran partido. Pensé que necesitábamos a Sorloth, pero terminó expulsado en una jugada confusa”.
En el Estadi Mallorca Son Moix, los capitalinos no pudieron reponerse luego del golpe que habían sufrido en la semana, cuando cayeron con el Liverpool por 3 a 2 en su debut en la Champions League. Los del Cholo Simeone se volcaron durante los primeros 45 minutos en el área de Leo Román, quien se lució con una actuación inconmensurable. Incluso su máxima intervención se dio antes del cuarto de hora, cuando detuvo la pena máxima ejecutada por Julián Álvarez, tras una mano dentro del área de Raíllo.
Y lo que no fueron capaces de hacer con once, lo hicieron con diez. Sorloth, que acababa de entrar para buscar soluciones, vio la roja por una dura infracción, y a continuación Conor Gallagher abrió el marcador para llevar tranquilidad al Aleti. Sin tiempo casi para celebrarlo, Muriqi sorprendió al sellar el 1-1 definitivo. Con el empate, el Atlético de Madrid quedó a nueve puntos del líder, Real Madrid, con un partido más; mientras que los de Jagoba Arrasate siguen sin ganar en el certamen, con la pobre cosecha de dos unidades de 15 posibles.
Con La Araña retornando a la titularidad tras superar sus problemas físicos, el Cholo sacrificó a Javi Galán, Conor Gallagher y Antoine Griezmann del once que había presentado en Anfield y apostó también por Dávid Hancko y Koke en busca de la primera victoria lejos de casa de la temporada.
Giacomo Raspadori obligó a Leo Román, el gran protagonista de la primera parte, a salir de puños en su intento de gol olímpico en los primeros minutos, y poco después Pablo Barrios se encontraba con el palo en un peligrosísimo remate que suponía la mejor ocasión para el elenco rojiblanco.
A las numerosas oportunidades del Aleti se sumó también para los dueños de casa la lesión del albanés Marash Kumbulla, que a los 36 minutos tuvo que abandonar el terreno de juego con molestias en el muslo derecho y que fue sustituido por Pablo Torre. Antes del descanso, Llorente desbarató la mejor ocasión al arrebatar la pelota a Takuma Asano cuando estaba a punto de plantarse ante Jan Oblak.
En el arranque del complemento, Román se estiró para negar nuevamente el tanto de Julián Álvarez. La resignación del Colchonero parecía instalarse cuando el árbitro Hernández Maeso acudía al VAR para mostrar la roja directa a Alexander Sorloth, diez minutos después de haber ingresado al campo, por una dura falta sobre Raíllo.
Sin embargo, fue con uno menos cuando el cuadro madrileño consiguió quebrar la solidez defensiva del Mallorca. Fue cuando Román despejó un disparo cruzado de Llorente y Gallagher capitalizó el rebote para sacar la ventaja mínima.
De todos modos, a cinco minutos del final, Jan Virgili puso un centro al área que llegó a la altura de Vedat Muriqi, quien de cabeza se encargó de firmar el 1 a 1. Una repartición de puntos que dejó mucha bronca en la delegación que volvió a la capital ibérica con la sensación de las manos vacías.