La continuidad del cierre del gobierno federal en Estados Unidos mantiene a la aviación civil en una situación de disrupción sin precedentes, con Sean Duffy, secretario de Transporte, como principal portavoz de las advertencias y del monitoreo de la crisis. Las operaciones aéreas del país sufren cancelaciones y demoras diarias desde principios de noviembre, intensificándose el 12 de noviembre de 2025, cuando más de 850 vuelos fueron cancelados en la jornada, según datos actualizados de FlightAware.
Duffy alertó de manera pública que la crisis podría profundizarse y prolongarse si no se normaliza la situación política en el Capitolio. En los principales aeropuertos, como Chicago O’Hare, Denver y Atlanta Hartsfield-Jackson, los pasajeros enfrentaron largas esperas y cambios abruptos en los cronogramas, confirmaron reportes de ABC News. La limitación de vuelos y el trabajo sin paga de miles de empleados federales, incluidos los de la Administración Federal de Aviación (FAA) y de la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA), conforman el eje del conflicto.
Las fuentes consultadas, entre ellas USA Today y Axios, indican que la decisión de la FAA de recortar entre 4% y 10% los vuelos diarios en los 40 aeropuertos más transitados obedece a la falta de personal de control de tráfico aéreo y a una cadena de ausencias derivada de la ausencia salarial. Un informe de Airlines for America situó el número de pasajeros afectados en más de 3,5 millones desde el comienzo del cierre el 1 de octubre.
Sean Duffy, secretario de Transporte, sostuvo en rueda de prensa celebrada en Chicago que la situación está lejos de solucionarse y que los últimos días podrían ser solo el inicio de un escenario “mucho más severo” si no hay avances legislativos. “Si la Cámara no actúa, vamos a ver una disrupción superior al 10% y puede que las aerolíneas decidan dejar de volar”, afirmó, de acuerdo con declaraciones reportadas por USA Today. El funcionario recalcó que la reversión de las restricciones depende de la mejora en los datos de personal y seguridad operacional recabados por la FAA.
El funcionario enfatizó que el volumen de cancelaciones observado el fin de semana –con más de 2.900 el domingo, 2.400 el lunes y alrededor de 1.200 el martes, según FlightAware– representaría únicamente un umbral inicial y que el sistema podría enfrentar bloqueos aún “mayores” si no se resuelve la parálisis presupuestaria. Además, reconoció que el ánimo de los controladores comenzó a repuntar con las señales de que la crisis política podría entrar en una fase de resolución.
La raíz del problema es la escasez de personal clave en los centros de control de tráfico aéreo. Los datos oficiales muestran que, antes del cierre, el sistema aéreo estadounidense operaba con cerca de 11.000 controladores certificados, cifra insuficiente para las necesidades internas y menor en más de un 30% respecto a los requerimientos base de la propia FAA, según información recogida por The New York Times y la Asociación Nacional de Controladores (NATCA).
Con la prolongación del cierre, miles de empleados se vieron forzados a trabajar sin paga o dejaron de presentarse, intensificando la presión sobre quienes continuaron activos. El propio presidente de la asociación, Nick Daniels, señaló que la combinación de estrés financiero, recortes de personal y sobrecarga de turnos “hace menos seguro el sistema nacional del espacio aéreo con cada día de cierre”.
El miércoles 12 de noviembre, según FlightAware y ABC News, al menos 878 vuelos fueron cancelados en Estados Unidos en las primeras horas del día. Las terminales más afectadas fueron Chicago O’Hare International (44 cancelaciones), Denver International (43) y Atlanta Hartsfield-Jackson (37). Las demoras ascendieron a 404 vuelos solo en la franja matutina.
En los días previos se cancelaron miles de operaciones a nivel nacional: 2.954 el domingo 9, 2.422 el lunes 10 y 1.254 el martes 11 de noviembre. Axios y USA Today han destacado que más de 8.000 vuelos fueron eliminados entre viernes y martes, afectando a cerca de 1,2 millones de pasajeros cada fin de semana desde octubre.
Miles de empleados de la FAA y la TSA desempeñan funciones esenciales sin percibir su salario, situación que alcanza también a los equipos de seguridad que operan los puntos de control y rayos X en los aeropuertos. El Departamento de Transporte federal y la FAA han señalado que los recortes y ausencias obligadas han motivado la decisión de limitar operaciones y de reducir la carga operativa en aeropuertos clave del país.
El secretario Duffy confirmó que el 70% de los salarios atrasados se pagarán en 48 horas después de que el Congreso apruebe la reapertura del gobierno y que el resto se liquidará en un plazo de una semana. No obstante, las autoridades reconocen que aún cuando se liberen los fondos, el sistema tardará varios días o semanas en normalizar la oferta de vuelos y horarios.
El enfoque inmediato de la administración federal se centra en obtener un acuerdo legislativo que permita reabrir agencias y normalizar los pagos a los empleados. Paralelamente, según el propio Duffy, está en marcha un plan de modernización de tecnología para los controladores, con una inversión aprobada de 12.500 millones de dólares (USD), aunque la estimación para cubrir la totalidad de las necesidades de actualización ronda los 31.500 millones.
Entre las iniciativas propuestas se encuentra la digitalización de los sistemas de gestión de vuelos, el reemplazo del uso de tiras de papel por sistemas digitales y la contratación de empresas especializadas para el desarrollo de nuevas plataformas de gestión del espacio aéreo federal.
Las grandes aerolíneas, como Delta Air Lines, United Airlines, American Airlines y Southwest Airlines, han comunicado que adaptan sus calendarios y cancelan vuelos para cumplir con las órdenes de reducción impuestas por la FAA. En muchos casos, las compañías eliminaron las tarifas por cambios y permiten reembolsos integrales, extendiendo estas medidas también a los billetes no reembolsables. Las autoridades destacaron que empresas regionales como JetBlue, Alaska Airlines, Hawaiian Airlines, Spirit y Frontier han replicado estos cambios para reducir el impacto en los usuarios.
La normalización total de los vuelos dependerá de la rapidez del Congreso para aprobar el proyecto de reactivación del gobierno. Expertos del sector, como Henry Harteveldt –presidente de Atmosphere Research Group– y Tiffany Funk –presidenta de point.me–, advirtieron que “la recuperación no será inmediata y puede tomar días o semanas, según el aeropuerto y la aerolínea”, según lo destacado en USA Today. Además, las previsiones indican que la crisis puede extenderse y afectar la temporada alta de viajes, incluidos los desplazamientos de Acción de Gracias.
Las autoridades aconsejan a los pasajeros que consulten el estado de sus vuelos con frecuencia, tanto en la web de la aerolínea como en aplicaciones especializadas, y que lleguen al aeropuerto con mayor anticipación debido a posibles demoras en los controles de seguridad. También sugieren evaluar opciones de reprogramación si es posible y adquirir seguros de viaje, ya que la volatilidad operativa permanece instalada mientras no se resuelva el conflicto federal.
La FAA y las aerolíneas continuarán monitoreando la disponibilidad de personal y realizando ajustes en función de nuevas ausencias o reincorporaciones. El Congreso podría votar en las próximas horas el acuerdo que desembolsaría los fondos federales, según la última actualización de ABC News. Mientras tanto, más de 850 vuelos ya se cancelaron en la primera mitad del miércoles y los viajeros nacionales deben permanecer atentos a los cambios operativos.
hace 1 hora
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