
Por Elia Lopez
27 Jun 2025, 19:06 PM EDT
Lo que comenzó como un homenaje lleno de amor terminó en una pesadilla médica. Quiniece Washburn, madre de dos hijos, quiso llevar el rostro de su hermano fallecido tatuado en la piel, pero una infección la llevó hasta el hospital y dejó su homenaje marcado por el dolor.
Quiniece Washburn, de 36 años, tenía un lazo muy profundo con su hermano, quien falleció trágicamente por una sobredosis.
“Quería hacerme el tatuaje para saber que estaría conmigo”, confesó en entrevista con Daily Mail. La idea era sencilla: inmortalizar su rostro en su pantorrilla izquierda. Pero lo que siguió fue una experiencia traumática.
Dolor y ardor durante el tatuaje
Después de pagar $350 dólares a un tatuador que encontró en línea, Quiniece sintió dolor intenso y ardor durante el procedimiento. Luego de que el tatuador limpiara el área, el tatuaje comenzó a supurar líquido de manera alarmante.
“Podía pegar una toalla de papel blanca sobre el tatuaje y se veía toda la imagen… Empezó a doler mucho”, relató. El dolor fue en aumento, al punto de dificultarle caminar. “Tenía que arrastrar la pierna… fue un momento horrible, más aún porque era la cara de mi hermano”.
Quiniece Washburn terminó en el hospital
Visitó el hospital 10 veces y recibió antibióticos intravenosos, hasta que fue ingresada en cuidados intensivos por un caso severo de celulitis, una infección bacteriana grave en la piel. “Era una sustancia verde infectada que supuraba de mí”, recordó.
Washburn sospecha que la infección pudo deberse a una pistola de tatuajes mal desinfectada, aunque el tatuador usó agujas nuevas frente a ella. “La gente dice que si no limpian bien el equipo, puede pasar esto”, dijo.
Afortunadamente, el tratamiento agresivo salvó su pierna y su salud, pero el tatuaje quedó marcado de por vida. “Su cara no se ve igual. Está oscura, agrietada y muy cicatrizada. Me han dicho que no lo toque durante un año”.
El tatuador, al enterarse de lo ocurrido, le devolvió el dinero y le ofreció $200 dólares como compensación. Sin embargo, ningún gesto puede borrar el dolor emocional.
“Quería algo que me recordara a él con cariño… ahora tengo una cicatriz”, expresó con tristeza.
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