
En tiempos de estrés agobiante, la búsqueda de alternativas para recargar energías se convierte en una misión prioritaria para muchas personas que se preguntan ¿Es posible descansar sin dormir?
Desde el inicio del debate sobre la importancia del sueño, se ha establecido que éste resulta vital para el bienestar físico y mental. Nada parece sustituir esas codiciadas ocho horas de sueño nocturno que los expertos recomiendan. Sin embargo, para aquellos que no pueden gozar de este lujo, al menos de forma continua, la idea de siestas estratégicas se ofrece como una solución parcial, siempre que se realicen de manera correcta.
Según explica la médica Susan Biali Haas, especializada en estrés y a su vez consultada por GQ, existe un concepto conocido como “descanso profundo sin dormir” (Non Sleep Deep Rest-NSDR-por sus siglas en inglés).
Esta práctica no reemplaza las ocho horas ideales, pero promete recuperar parte del tiempo perdido cuando el sueño se ha visto interrumpido o disminuido. La existencia de este estado alternativo fue respaldada por un estudio académico realizado en la Universidad de Nueva York.

Este trabajo, un pilar en la legitimización científica del NSDR, demostró que las prácticas diarias de al menos 13 minutos mejoran la atención, memoria, estado de ánimo y regulación emocional en individuos que usualmente no son adeptos a la meditación.
El fascinante fenómeno del NSDR radica en su capacidad para situar al practicante en un estado de tranquilidad entre el sueño y la vigilia, menciona GQ. Al obtener una reducción en los niveles de cortisol, hormona asociada al estrés, y un aumento de dopamina, el efecto es un marcado relax, un bienestar palpable y un resurgimiento de energía que ofrece la ilusión de descanso sin el acto de dormir por completo.
No obstante, y aunque el potencial del NSDR es prometedor, no es accesible para todos. Al contrario de una meditación convencional o la clásica siesta de sobremesa, el descanso profundo sin dormir requiere una disciplina diferente.

El proceso implica 20 minutos de inmersión en audios diseñados para guiar la respiración y aquietar tanto mente como cuerpo. Estos programas, que encuentran un símil en aplicaciones de atención plena muy populares hoy en día, enfatizan la concentración en la voz del guía profesional, evitando que los pensamientos desordenados dificulten el proceso.
A pesar de los espléndidos beneficios anunciados, el NSDR no sustituye la necesidad innegociable del sueño nocturno completo. El objetivo permanece claro: cumplir con las ocho horas recomendadas. No obstante, en épocas de agitación emocional y estrés intensificado, el NSDR puede ser un recurso valioso, permitiendo a quien lo practique encontrar un oasis en pleno caos cotidiano.
Mientras la ciencia avanza, estas nuevas prácticas abren caminos que desafían las nociones tradicionales del descanso. El descanso profundo sin dormir quizás solo sea un primer paso hacia la reinvención de cómo nos recargamos en un mundo que no ofrece una pausa, recuerda GQ. ¿La pregunta que queda es si, en medio de estas aceleradas vidas, estamos dispuestos a adoptar tales métodos innovadores para, al menos, tratar de descansar sin cerrar los ojos?

En definitiva, mientras la exigencia de nuestras vidas modernas continúa en ascenso, la noción de descanso sin dormir emerge como una propuesta fascinante y, para muchos, necesaria.
Esta práctica, respaldada tanto por figuras médicas como por investigaciones académicas, ofrece una oportunidad de recuperación en medio del frenesí diario. Aunque no puede sustituir el sueño nocturno completo, el descanso profundo sin dormir representa un recurso valioso durante tiempos de estrés, permitiendo a quienes lo adoptan disfrutar de un respiro reparador.
La clave radica en una implementación consciente y equilibrada que complemente en lugar de sustituir prácticas saludables de sueño, y así caminar hacia un bienestar integral y sostenible.