Se coló a la final del Mundial 86 y fue un símbolo de la gloria: murió el protagonista de una de las fotos más icónicas de Maradona

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Maradona, sobre los hombros deMaradona, sobre los hombros de Cejas, en el Estadio Azteca (AP)

La imagen de Diego Maradona alzado sobre los hombros de un hincha anónimo, con la Copa del Mundo en alto en el Estadio Azteca, quedó grabada para siempre en la memoria del fútbol. Ese hincha era Roberto Cejas, quien falleció este lunes en la ciudad de Santa Fe a los 68 años, tras una larga enfermedad. Su vida, marcada por aquel instante de gloria compartida con el capitán argentino en México 86, se convirtió en un símbolo de la pasión .

Cejas, nacido y criado en Santa Fe, trabajó durante años en una metalúrgica y, en los últimos tiempos, se dedicó a la venta de revestimientos texturados. Su historia personal se entrelazó con la del fútbol argentino el 29 de junio de 1986, cuando, movido por la ilusión, decidió viajar a México para presenciar la final del Mundial entre Argentina y Alemania, que la Albiceleste ganó 3-2. “Yo fui solamente para la final. Llegué el sábado a la tarde a México y el partido era el domingo al mediodía. Dije ‘si le ganamos a Bélgica, me voy a ver a la final’. Justo tenía un compañero en México que me dijo ‘venite que acá hay alguien que tiene la entrada y la quiere vender’, y así fue como arranqué. Pero cuando llegué y fui a buscar a esa persona, ya la había vendido. Así que ahí empezó a complicarse todo”, relató en varias ocasiones.

La falta de entrada no detuvo a Cejas. Junto a un grupo de amigos, buscó la manera de ingresar al estadio. “El estadio tenía un foso, con una estructura de hierro, nosotros nos fuimos a la altura del córner, donde había dos policías. Les hicimos un amague y saltamos a la cancha”, contó sobre el momento en que burló la seguridad y accedió al césped del Azteca. Una vez dentro, se mezcló con la multitud y se dirigió al centro del campo, donde celebró la victoria saltando y cantando, convencido de que algún día se vería en las imágenes de la consagración.

El instante decisivo llegó cuando los jugadores argentinos comenzaron la vuelta olímpica. Cejas y otros hinchas intentaron formar un cordón para que los futbolistas pudieran recorrer el campo, pero la euforia general lo hizo imposible. “Cuando estoy llegando al área chica, yo iba con una peluca celeste y blanca, y Diego se me frena adelante como para hacerle un penal. Se da vuelta, me mira y no hizo falta nada. No dudé, me agaché y lo levanté. Y así lo empecé a llevar al trote. Era imposible ver por dónde íbamos, él me manejaba, me decía por dónde ir”, recordó sobre ese encuentro espontáneo que lo catapultó a la posteridad.

La fotografía de Maradona sobre los hombros de Cejas, con la Copa del Mundo en las manos, recorrió el planeta y se transformó en una de las postales más reconocibles del fútbol. Décadas después, el propio Cejas reflexionaba sobre el impacto de ese momento en su vida cotidiana: “Mis nietos me ven en la tele y dicen: ‘Ese es el abuelo llevando a Maradona’. Es un regalo que me dejó la vida”.

Otro momento de la vueltaOtro momento de la vuelta olímpica (Photo by Bob Thomas/Getty Images)

El destino volvió a cruzar a Cejas y Maradona en 2014, durante el Mundial de Brasil, en el programa De Zurda. Allí, ambos compartieron un emotivo abrazo y rememoraron la hazaña. “Diego se reía y me decía: ‘Vos sabés cuánto pesa la Copa, pero yo sé cuánto peso yo con la Copa’”, relató Cejas sobre ese reencuentro. También solía contar una anécdota de aquella tarde en México: “Le pedí un botín y me dijo que no, que eran para la vieja. Me pareció un gesto hermoso, y lo respeté”.

A pesar de la notoriedad que le otorgó aquel episodio, Cejas siempre minimizó su papel, atribuyéndolo a la casualidad y a la “mano de Dios”. Nunca buscó protagonismo y prefería definirse como un testigo privilegiado de la historia. Reconocía que el destino lo había colocado en ese lugar y que, gracias a esa imagen, su figura permanecería ligada para siempre a la leyenda de Maradona, tal como ocurrió.

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