FARMINGDALE, NY – Rodeado de miles de personas en el hoyo 18 que solo deseaban su fallo, Shane Lowry embocó un putt de cinco pies para empatar su partido y lograr el medio punto que necesitaba Europa para alcanzar los 14 y retener la Ryder Cup.
El irlandés de 38 años, liberado del momento de mayor tensión de su carrera, comenzó a saltar y gritar en el green mientras los aficionados europeos, inferiores en número pero mucho más ruidosos, arrancaron la celebración que duraría más de una hora mientras se terminaban los últimos partidos pendientes.
Los “¡Oe, oe, oe, oeeee”!, el grito de guerra de Europa en la Ryder Cup, comenzaron a sonar entre banderas de Irlanda, Reino Unido, Suecia, España, Escocia y la azul de estrellas amarillas de la Unión Europea.
“He tenido la suerte de hacer hoy lo más increíble de mi vida aquí. La Ryder Cup lo es todo para mí”, dijo un emocionado Rory junto al green nada más terminar su hazaña.
“Luke [Donald] es el mejor capitán que jamás ha vivido”, aseguró el irlandés.
Donald, encargado de formar el equipo europeo de nuevo tras su victoria en 2023 en Roma, confesó que lo pasó mal el domingo: “Han sido las 12 horas más estresantes de mi vida. Enhorabuena a los americanos, han luchado increíble este domingo”.
“Estoy tan orgulloso de este equipo -continuó el inglés-. Han hecho historia por las leyendas que han venido antes y ahora por las generaciones que vendrán después”.

Los números de una Ryder Cup histórico
Donald se convierte en apenas el segundo capitán europeo en ganar dos Ryder Cups consecutivas, uniéndose a Tony Jacklin (1985, 1987).
Lo que parecía que iba a ser un paseo triunfal para los del viejo continente después de la deblace estadounidense el viernes y el sábado se convirtió en un calvario para los europeos, que solo fueron capaces de ganar un partido de los doce individuales (la victoria de Ludvig Åberg sobre Patrick Cantlay) y empatar cuatro. Es la cifra más baja desde 1957, cuando Gran Bretaña consiguió apenas una victoria en individuales, junto con seis derrotas y un empate.
Los estadounidense ganaron seis partidos el domingo para un total de 8.5 puntos en individuales, igualando el máximo registro durante la era de 12 partidos de individuales.

Bryson DeChambeau, el californiano del drive poderoso, reivindicó el papel de su equipo: “Como mi padre solía decir: nunca hay que dejar de nadar. Estoy muy orgulloso de cómo he luchado después de ir cinco abajo”.
Por su parte Scottie Scheffler, el número 1 del mundo, evitó irse con un 0-5 del torneo: “Estoy orgulloso de haber logrado un punto hoy. Estoy muy cansado, pero muy orgulloso de cómo hemos luchado”.
“La semana no fue para mí como yo esperaba, pero este equipo es especial, anoche me ayudaron mucho, sin ellos no hubiera podido jugar hoy como he jugado”, comentó Scheffler, que había perdido todos sus partidos el viernes y el sábado.
Una lesión y una regla polémica

Europa sumó su primer medio punto del domingo antes de empezar a jugar. El noruego Victor Hovland se retiró por lesión en el cuello, que ya le había impedido participar en los four-balls del sábado. Según las reglas de la competición, si un jugador no puede jugar los individuales por lesión, el otro equipo retira a su jugador descartable, un nombre que cada capitán entrega en un sobre cerrado antes de empezar el torneo. Se juega entonces un partido menos y se reparte el punto no disputado.
En esta ocasión, esa regla favoreció al equipo del golfista lesionado, ya que Europa sólo necesitaba dos puntos y medio para retener la copa tras su espectacular jornada del sábado.
Justin Rose, 45 años, el jugador más veterano de ambos equipos, fue el elegido por el capitán Luke Donald para jugar el primer partido y enfrentar con su experiencia la presión que desde primera hora ejercían los aficionados locales que se desplazaron hasta esta zona de Long Island, a 30 millas al este de la ciudad de Nueva York.
Justo después del mediodía, Rose y Cameron Young salieron del hoyo 1, que cayó del lado del estadounidense, desatando las esperanzas del Team USA desde un inicio.

Europa llegó a liderar cuatro partidos en la primera parte del circuito, pero las estrellas de Estados Unidos fueron imponiéndose y llenando de rojo -el color que les representa en la competición frente al azul de Europa- el marcador.
Cuando por la tarde Young, Justin Thomas, Scheffler -quien superó a Rory McIlroy en el partido estelar entre el número 1 el número 2 del ranking mundial-, Xander Schauffele, J.J. Spaun y Ben Griffin iban ganando sus partidos, Europa comenzó a buscar el medio punto que le faltaba para llegar a los 14.
Fue entonces cuando Lowry se convirtió en el salvador, haciendo buena una bandera irlandesa que se veía en el campo con su cara y la leyenda “In Lowry We Trust”.
McIlroy, objeto de ataques de los aficionados locales, dijo que en el golf no debería permitirse lo que ha pasado esta semana y que en Irlanda, donde se jugará la siguiente Ryder Cup en 2027, se asegurará de que la afición se comporte como debe.
“Estoy extremadamente orgulloso de ser parte de este equipo. Desde que ganamos hace dos años en Italia nos hemos preparado para ganar en Estados Unidos. Y ganar además en Nueva York… Ha sido una semana increíble”, comentó el irlandés, que ya ha ganado seis Ryder Cups, a solo una del récord de Lee Westwood entre los europeos.
Esta es la tercera vez desde 2004 que los europeos ganan la Ryder Cup en suelo estadounidense (2004 en Oakland Hills, 2012 en Medinah).
Keegan Bradley, capitán de Estados Unidos alabó a su contraparte y no se arrepintió de la elección de sus jugadores: “Creo que sólo hubiera cambiado el campo, pero ellos jugaron mejor y merecieron ganar, creo que Luke Donald es el mejor capitán de la historia de la Ryder Cup”.
Ésta fue la Ryder Cup más reñida (2 puntos) desde 2012, cuando el equipo europeo ganó 14.5 a 13.5 en Medinah, Illinois. Cada una de las últimas cinco ediciones antes de este año se había decidido por al menos 5 puntos.