El ataque contra la caravana presidencial del mandatario ecuatoriano, Daniel Noboa, ocurrido el lunes 7 de octubre en la provincia de Cañar, generó una ola de condenas y muestras de respaldo de gobiernos latinoamericanos y organismos multilaterales. Los pronunciamientos coincidieron en calificar la agresión como un atentado contra la democracia y en exhortar al diálogo y la paz en medio de la convulsión social que vive Ecuador por el fin del subsidio al diésel.
La Secretaría General de la Organización de Estados Americanos (OEA), a través de Albert Ramdin, secretario general, fue una de las primeras en pronunciarse. “Condeno enérgicamente el ataque de hoy contra la caravana del presidente del Ecuador, Daniel Noboa”, escribió el Ramdin en la red X, expresando su “solidaridad con el presidente, el Gobierno y el pueblo del Ecuador, quienes una vez más demuestran resiliencia frente a la violencia y la intolerancia”. La OEA calificó los hechos como un atentado contra la estabilidad democrática y llamó a mantener el espíritu de diálogo y apego a los principios democráticos.
Desde la región, varios países emitieron comunicados oficiales o mensajes en redes sociales en respaldo a Ecuador. La Cancillería de Colombia condenó “enérgicamente el ataque sufrido hoy por la caravana del presidente Daniel Noboa” y rechazó cualquier acto de violencia que ponga en peligro la vida o la integridad de los ecuatorianos. Bogotá manifestó su esperanza de un “pronto retorno de la paz y la tranquilidad en el hermano país”.

El Gobierno de Panamá también expresó su rechazo, subrayando la necesidad de respetar el orden constitucional y resolver las diferencias mediante el entendimiento y el diálogo. “Solamente a través del entendimiento y la búsqueda de consensos será posible construir soluciones sostenibles y beneficiosas para toda la sociedad”, señaló la nota oficial emitida por su Cancillería.
La Cancillería de Costa Rica lamentó “profundamente el atentado ocurrido hoy contra el presidente Daniel Noboa de Ecuador” y reafirmó su rechazo a cualquier forma de violencia que atente contra la paz en la región. En un tono similar, la Presidencia del Perú calificó el ataque como “inaceptable en un orden democrático e incompatible con el ejercicio de los derechos ciudadanos”.
Brasil, por su parte, manifestó su preocupación “con los episodios de violencia verificados en los últimos días en manifestaciones en el Ecuador, en particular el ataque contra el convoy del presidente Daniel Noboa”, según un comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores en portugués. El Gobierno brasileño expresó su apoyo “al gobierno y al pueblo ecuatorianos en su búsqueda por soluciones pacíficas para los desafíos políticos, económicos y sociales del país”.

Otras naciones fuera de la región también hicieron eco del rechazo a la violencia. El Reino Unido condenó “todas las formas de violencia política, incluido el ataque de ayer contra la caravana del presidente Noboa”, e hizo un llamado “a la desescalada y al diálogo para resolver las protestas en Ecuador”. Desde Canadá, la embajada expresó su preocupación por “todas las formas de violencia en las protestas en Ecuador, incluyendo los ataques de ayer”, instando “a la calma y al diálogo”.
En el mismo sentido, la Embajada de China en Ecuador calificó la violencia como “inaceptable” y expresó su esperanza de que “el hermano Ecuador recupere cuanto antes la paz, la estabilidad y el desarrollo nacional”. La Embajada de Honduras en Quito envió una nota diplomática de “enérgica condena y rotundo rechazo” al ataque, al que definió como una “tentativa de asesinato” contra el presidente Noboa. Además, reiteró su “firme solidaridad con el mandatario, su familia y el pueblo ecuatoriano”, defendiendo el respeto irrestricto a la institucionalidad democrática y al Estado de derecho.
Los comunicados internacionales se difundieron en paralelo al repudio interno expresado por las autoridades ecuatorianas, que calificaron el ataque como un intento de atentado. Aunque aún no se han confirmado disparos en el vehículo presidencial, el Gobierno de Noboa ha sostenido que hubo “signos de bala” en uno de los automóviles del convoy oficial. El suceso ocurrió mientras el presidente encabezaba actividades de obra pública en Cañar, en un contexto de alta tensión social marcado por tres semanas de movilizaciones convocadas por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) contra la eliminación del subsidio al diésel.