Reprogramación celular: el potencial revolucionario y las preocupaciones en el avance hacia los ensayos humanos

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El descubrimiento de los factoresEl descubrimiento de los factores Yamanaka obtuvo el Premio Nobel en 2012 y marcó un hito en el campo del rejuvenecimiento celular (Imagen Ilustrativa Infobae)

En la última década, los descubrimientos en biotecnología han captado la atención de investigadores, inversores y entusiastas de la salud, especialmente con el surgimiento de la reprogramación celular, una técnica que promete “revertir” el envejecimiento a nivel celular. Este método, pionero en experimentos con animales y ahora en el umbral de los ensayos clínicos en humanos, ha despertado tanto entusiasmo como preocupación entre científicos y expertos. De acuerdo con The Washington Post: “La reprogramación celular es considerada por sus partidarios como el método científico más prometedor para mejorar la salud y la longevidad de los seres humanos”.

El marco conceptual del rejuvenecimiento celular comenzó a desarrollarse en 2006, cuando el científico japonés Shinya Yamanaka descubrió que cuatro genes, conocidos como “factores Yamanaka”, podían devolver a una célula envejecida su estado juvenil. Este hallazgo le valió el Premio Nobel en 2012. Los factores Yamanaka funcionan eliminando las marcas químicas en el epigenoma, es decir, la capa externa de nuestro ADN que regula qué genes se activan o desactivan. Sin embargo, como señala la publicación, esto no está exento de riesgos. En numerosos experimentos con animales, algunas células reprogramadas no solo fallaron en rejuvenecer, sino que también desarrollaron “teratomas”, tumores monstruosos de rápido crecimiento.

El potencial médico de esta técnica quedó ejemplificado en un experimento en el Instituto Salk en 2016, donde ratones diseñados genéticamente para envejecer rápidamente lograron vivir un 30% más mediante la reprogramación parcial de sus células. Sin embargo, este tipo de procedimientos no ha estado libre de consecuencias adversas. Cuando unos investigadores españoles activaron los factores de Yamanaka en ratones sanos, muchos de ellos murieron rápidamente y desarrollaron tumores por todo el cuerpo. Esta ambivalencia entre progreso y peligro subraya la incertidumbre que rodea a la reprogramación cuando se considera su aplicación en humanos.

Un experimento en ratones logróUn experimento en ratones logró extender un 30 % la vida mediante reprogramación celular parcial, mostrando posibilidades y riesgos (Imagen ilustrativa Infobae)

En su reportaje, The Washington Post también resalta el ejemplo de éxito parcial obtenido por investigadores de Harvard, quienes, en 2020, desarrollaron una variante más controlada de esta técnica para tratar nervios ópticos dañados en ratones. A través de un protocolo supervisado con antibióticos como la doxicilina , pudieron regenerar células sin desarrollar tumores. El equipo, liderado por el genetista David Sinclair, obtendrá resultados prometedores pero limitados en primates en colaboraciones posteriores con la biotecnológica Life Biosciences.

Life Biosciences, de hecho, ha avanzado en los procedimientos hacia ensayos en humanos. Según explicó Sharon Rosenzweig-Lipson , su directora científica, al medio estadounidense, la empresa presentó una solicitud a la FDA antes de fin de año, buscando autorización para trabajar con pacientes humanos con accidentes cerebrovasculares del nervio óptico. Estos ensayos apuntan a rejuvenecer el tejido ocular dañado, una afección que Rosenzweig-Lipson calificó como “debilitante y de difícil tratamiento”. La compañía confía en que, con ajustes en los métodos “para evitar factores cancerígenos”, podrán reducir el peligro de tumores, aunque todavía faltan las revisiones por pares de sus experimentos con primates.

Es importante reconocer que estas propuestas de biotecnología han atraído fuertes inversiones, sumando millas de millones de dólares provenientes de figuras como Jeff Bezos, el fundador de Amazon, quien financia a Altos Labs, empresa que también trabaja en reprogramación celular a gran escala. El doctor Juan Carlos Izpisua Belmonte, actualmente director de investigación en Altos Labs, expresó optimismo sobre el tema afirmando que “alterar la tasa de progresión del envejecimiento podría incrementar la esperanza de vida en general”. Sin embargo, los experimentos de Izpisua Belmonte con ratones han demostrado que la reprogramación total puede ser letal en la mayoría de los casos, limitando el alcance de la técnica en organismos vivos.

La reprogramación celular podría regenerarLa reprogramación celular podría regenerar daños en nervios ópticos, pero aún enfrenta desafíos oncológicos críticos (Imagen Ilustrativa Infobae)

No obstante, el camino hacia la aplicación en humanos parece estar cargado de incógnitas éticas, tecnológicas y sociales. Entre estas inquietudes destacan cuestiones como “quién se beneficiará realmente de esta tecnología o si estará destinada solo para una élite económica”, tal como plantea el artículo. Estas preocupaciones también comprenden riesgos inherentes de seguridad. Charles Brenner, investigador del centro City of Hope, advirtió rotundamente: “Prácticamente estás diciendo a estas células que se convertirán en cáncer”, remarcando la peligrosidad intrínseca asociada al proceso de reprogramación.

Otros experimentos recientes han mostrado resultados contradictorios, como los realizados en Stanford en 2024, donde intentos de aplicar la técnica a nivel cerebral en ratones resultaron en una inflamación no deseada junto a mejoras limitadas, lo que evidencia las complejidades aún sin resolver. Según señaló Lucy Xu, responsable del estudio: “Me preocupa la velocidad a la que los investigadores están avanzando hacia los experimentos con humanos”.

A pesar de las advertencias, las expectativas siguen creciendo con la promesa de que la reprogramación celular podría cambiar radicalmente el curso del envejecimiento y el tratamiento de enfermedades crónicas relacionadas con este. “Es parte del futuro de la medicina, pero aún es pronto para certificar un éxito absoluto sin resolver los graves efectos colaterales identificados hasta ahora”, resumió el bioeticista.

El próximo año será decisivo para validar las capacidades y limitaciones de esta técnica en humanos, y la decisión de la FDA podría marcar el inicio de una nueva era en el tratamiento del envejecimiento. Sin embargo, como recalcan los expertos, la línea entre la longevidad y los riesgos éticos y clínicos continúa siendo extremadamente delgada.

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