
El gobierno británico amplió hasta el 21 de octubre el plazo para decidir si autoriza los planes de China para construir la mayor embajada de Europa en Londres, según declaraciones oficiales y documentos presentados al proceso de planificación. La prórroga se concedió después de que Beijing se negara a proporcionar explicaciones completas sobre áreas del proyecto que permanecen sin detallar en los planos presentados.
El proyecto, que contempla la edificación de la nueva sede diplomática en el emplazamiento de un edificio de dos siglos de antigüedad próximo a la Torre de Londres, lleva tres años estancado. La paralización se atribuye a la oposición de residentes locales, parlamentarios y activistas a favor de la democracia hongkonesa en el Reino Unido, quienes han alertado sobre posibles riesgos para la seguridad nacional.
Tanto políticos británicos como estadounidenses expresaron su preocupación ante la posibilidad de que la embajada pueda emplearse para el espionaje. El debate sobre la transparencia del proyecto se intensificó tras los requerimientos de las autoridades británicas sobre la distribución interna del edificio.
La consultora DP9, encargada del proyecto por cuenta del régimen chino, señaló en una carta que su representado considera “inadecuado” revelar planos completos del interior, alegando que la documentación adicional ya presentada satisface el nivel de detalle necesario. “El solicitante considera que el nivel de detalle de los planos no redactados es suficiente para identificar los usos principales”, remarcó la carta de DP9 al gobierno. “En estas circunstancias, consideramos que no es necesario ni apropiado proporcionar planos o detalles adicionales de distribución interna más detallados”.
El Departamento de Vivienda del gobierno británico notificó que la nueva fecha para determinar el avance de la solicitud será el 21 de octubre, en vez del 9 de septiembre como estaba previsto inicialmente, debido a la necesidad de analizar en profundidad las respuestas recibidas de la parte china y otros actores involucrados.

La gestión del caso generó reacciones inmediatas entre organizaciones y figuras políticas. Luke de Pulford, director ejecutivo de la Alianza Interparlamentaria sobre China —agrupación que nuclea a legisladores de distintos países críticos con el accionar de Beijing—, expresó insatisfacción ante la falta de detalles. Pulford sostuvo que “estas explicaciones distan mucho de ser satisfactorias” y afirmó que “las garantías equivalen a un ‘confía en mí, hermano’”.
Por su parte, la embajada de China en Londres manifestó su “seria preocupación” frente a la extensión del proceso, subrayando que los países anfitriones tienen la “obligación internacional” de facilitar la construcción de edificios diplomáticos. En un comunicado, la misión diplomática exhortó al gobierno británico a cumplir “con su obligación y aprobar la solicitud de planificación sin demora”.
En declaraciones previas durante el mes, la embajada china calificó de “calumnias despreciables” las acusaciones sobre la existencia de “instalaciones secretas” dedicadas a actividades que pudieran comprometer la seguridad nacional del Reino Unido.
(Con información de Reuters)