Eslovenia votó este domingo por suspender la entrada en vigor de la ley de muerte asistida, aprobada por el Parlamento en julio, tras una reñida consulta vinculante en la que el 53% de los electores se pronunció en contra.
La norma, cuestionada por organizaciones religiosas y partidos conservadores, preveía que adultos mentalmente lúcidos y diagnosticados con enfermedades terminales o sin posibilidades razonables de mejoría podían solicitar ayuda médica para terminar con su vida bajo estrictas condiciones.
El referéndum fue convocado luego de que grupos opositores, con el respaldo de la Iglesia católica y parte de la oposición parlamentaria, recogieran más de 46.000 firmas, superando el mínimo legal requerido para forzar una nueva votación sobre el tema.
Tras conocerse los resultados, el presidente de la asociación “Voz para los Niños y la Familia”, Ales Primc, destacó que “solidaridad y justicia han ganado”. Para Primc, la suspensión previene reformas que, según sus palabras, “ponen en riesgo a enfermos y ancianos”.
La legislación, pionera en Europa del Este, permitía a pacientes en fase terminal o con sufrimiento extremo solicitar la interrupción voluntaria asistida de la vida. El procedimiento habría requerido la confirmación de varios especialistas, la aprobación de una solicitud formal y que el paciente administrara por sí mismo la sustancia letal, opción que los profesionales sanitarios podían rechazar por motivos de objeción de conciencia. Enfermos con padecimientos mentales graves quedaban excluidos de la posibilidad.
En junio, una consulta consultiva —sin carácter obligatorio— mostró que un 55% de los votantes respaldaba la regulación de la muerte asistida, dato que alentó al gobierno de centro-izquierda a avanzar con el proyecto en el Parlamento.
La ley fue aprobada con 50 votos a favor, 34 en contra y tres abstenciones. Sin embargo, el Consejo Nacional, que ejerce funciones de control y revisión legislativa, impuso un veto suspensivo mientras se organizaba la recogida de firmas para el referéndum definitivo.
La norma fue promovida por el primer ministro Robert Golob, quien defendió la autonomía de los ciudadanos para decidir “cómo y con qué dignidad” concluir sus vidas.
Golob votó anticipadamente y exhortó a los ciudadanos a apoyar una ley que “otorgaría el derecho a elegir en situaciones límite”. Por el contrario, la Iglesia católica y el Partido Democrático Esloveno argumentaron que el proyecto vulneraba la protección constitucional de la vida y criticaron lo que llamaron una “cultura de la muerte”.
Las opiniones divididas se reflejaron en los testimonios recogidos en los principales centros de votación. Mientras algunos participantes defendían el derecho individual a elegir, activistas opuestos insistían en que la sociedad debía priorizar los cuidados y la protección de los más vulnerables.
“No quiero sufrir, sé bien lo que eso implica porque lo viví con mis padres”, expresó Romana Hocevar, paciente oncológica en fase avanzada.
En el otro extremo, Marija Unuk declaró oponerse a la ley por “apoyar la cultura de la vida”.
La participación alcanzó el 40,9%, superando el umbral necesario para validar el referéndum. De acuerdo a la normativa eslovena, el resultado impide durante al menos los próximos doce meses que el Parlamento retome la discusión legislativa sobre el mismo tema.
La cuestión de la muerte asistida genera intenso debate en Europa. Aunque países como Austria, Suiza, Bélgica y los Países Bajos reconocen este derecho bajo determinadas condiciones, en otros estados sigue siendo ilegal aún en casos de sufrimiento extremo. Francia, por ejemplo, aprobó recientemente el primer debate parlamentario sobre una ley similar, mientras el Reino Unido estudia propuestas para legalizar la práctica.
(Con información de EFE y AFP)
hace 46 minutos
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