
La mermelada de tomate es una de esas recetas que sorprenden por su sabor equilibrado entre lo dulce y lo ácido, ideal para acompañar quesos, carnes o simplemente untar sobre una tostada. Es una conserva casera que ha ganado mucha popularidad en los últimos años, especialmente en la cocina gourmet, donde se aprecia como un contraste perfecto en tablas de quesos o aperitivos.
Aunque pueda parecer una invención reciente, la mermelada de tomate tiene raíces antiguas en la cocina mediterránea. En España, por ejemplo, es común en regiones como Andalucía o Cataluña, donde los tomates de temporada se aprovechan al máximo. Tradicionalmente, se preparaba para conservar el excedente de tomates en verano. Hoy, esta receta no solo se valora por su sabor, sino también por su versatilidad: puedes aromatizarla con canela, clavo, jengibre o incluso un toque de picante para darle una vuelta moderna.
La receta de mermelada de tomate comienza pelando y picando tomates maduros, que luego se cocinan lentamente con azúcar y jugo de limón hasta que espesan y adquieren la textura de una mermelada. El resultado es una preparación con un color rojo intenso y un sabor delicado pero profundo.
A diferencia de otras mermeladas, la de tomate no solo se consume en el desayuno o con postres. Es un acompañamiento ideal para platos salados. Va de maravilla con quesos fuertes como el manchego o el azul, y también con carnes asadas o embutidos, ya que su dulzor balancea los sabores intensos.
Esta receta de mermelada de tomate rápida y fácil lleva aproximadamente 1 hora y 15 minutos en total:
- 15 minutos para pelar y preparar los tomates.
- 45-50 minutos de cocción a fuego bajo hasta obtener la textura deseada.
- 10 minutos adicionales para envasar la mermelada caliente en frascos esterilizados.
- 1 kg de tomates maduros (preferentemente pera o rama).
- 500 g de azúcar blanca o morena (ajustar según tu gusto).
- El jugo de 1 limón.
- 1 ramita de canela (opcional).
- 1 pizca de sal.
- 1 cucharadita de jengibre rallado fresco o en polvo (opcional).
- Lavar bien los tomates y hacer un corte en cruz en la base de cada uno.
- Dejarlos en agua hirviendo por 30 segundos, pasarlos a un bol con agua fría y pelarlos con facilidad.
- Cortar los tomates en cubos pequeños, retirando las semillas si se desea.
- Colocarlos en una olla junto con el azúcar, el jugo de limón, la canela, el jengibre (si se usa) y una pizca de sal.
- Cocinar a fuego medio hasta que empiece a hervir, luego bajar el fuego y dejar cocer unos 45-50 minutos, removiendo cada tanto para evitar que se pegue.
- Cuando la mezcla haya espesado y tenga consistencia de mermelada, retirar del fuego y eliminar la ramita de canela si se usó.
- Si se prefiere una textura más fina, se puede triturar la mermelada con una batidora de mano.
- Envasar en frascos de vidrio esterilizados mientras aún está caliente, cerrar bien y colocar los frascos boca abajo hasta que enfríen para hacer vacío.
Con esta cantidad de ingredientes, la receta de mermelada de tomate rinde aproximadamente 3 a 4 frascos medianos de 250 ml cada uno, lo que equivale a unas 30 a 40 porciones, dependiendo del uso.
Cada porción (una cucharada sopera, aprox. 20 g) contiene aproximadamente:
- Calorías: 45
- Grasas: 0 g
- Grasas saturadas: 0 g
- Carbohidratos: 12 g
- Azúcares: 11 g
- Proteínas: 0.2 g
Estas son estimaciones, y los valores nutricionales precisos dependen de los ingredientes específicos utilizados en la preparación y las cantidades de cada porción.
La mermelada de tomate casera puede conservarse hasta 3 meses en un lugar fresco, seco y oscuro si los frascos están bien esterilizados y cerrados al vacío. Una vez abiertos, deben guardarse en la heladera y consumirse en un plazo de 2 a 3 semanas.