
Los grisines de salvado son un clásico infaltable en toda mesa argentina, ideales como snack saludable, para acompañ
ar una picada o como complemento de sopas y ensaladas. Resultan crujientes, deliciosos y mucho más nutritivos que los de harina refinada, aportando fibra y sabor a cualquier ocasión.
Preparar grisines caseros con salvado no sólo permite controlar la calidad de los ingredientes, sino también adaptarlos a gusto personal, logrando un producto fresco y artesanal en muy poco tiempo.
El origen de los grisines se remonta a la región del Piamonte, Italia, y su nombre original es “grissini”. Con el tiempo, esta preparación se popularizó en todo el mundo y en Argentina adoptó variantes propias, como los grisines de salvado, integral y hasta saborizados con especias y semillas.
Se suelen servir en reuniones informales, complementando picadas, tablas de quesos o como opción saludable en la merienda de los niños. Además, son versátiles ya que admiten infinitas combinaciones y acompañamientos.
El proceso para preparar grisines de salvado comienza mezclando harina integral o común con salvado de trigo, levadura, sal, agua tibia y un toque de aceite.
A diferencia de otros panes, aquí la masa no requiere un extenso tiempo de levado, haciendo de esta receta una alternativa rápida para cualquier día. Tras amasar y estirar, basta con cortar tiras delgadas y hornearlas hasta lograr ese crocante característico.
El resultado son palitos dorados, firmes y llenos de sabor a cereal, que combinan perfectamente con dips, quesos untables o salsitas caseras. La clave está en cortar del grosor deseado y hornear bien parejo para que todos resulten igual de crocantes.
La receta de grisines de salvado, rápida y fácil, requiere apenas unos 10 minutos para mezclar y amasar los ingredientes, 15 minutos de reposo de la masa, y entre 20 y 25 minutos de cocción en horno fuerte.
En total, en menos de 50 minutos se pueden disfrutar grisines recién hechos.
- 250 g de harina común (000) o integral
- 60 g de salvado de trigo
- 1 sobre de levadura seca (7 g) o 20 g de levadura fresca
- 1 cucharadita de sal
- 1 cucharadita de azúcar
- 2 cucharadas de aceite de girasol u oliva
- 150 ml de agua tibia (aproximadamente)
- Semillas a gusto (sésamo, chía, amapola) – opcional

- Colocar en un recipiente la harina, el salvado de trigo y la sal. Mezclar bien los ingredientes secos.
- Hacer un hueco en el centro y agregar la levadura seca (o la levadura fresca disuelta en el agua tibia) y el azúcar.
- Añadir el aceite y mezclar ligeramente.
- Incorporar el agua tibia de a poco, mezclando hasta obtener una masa suave que no se pegue. Puede que no sea necesario usar toda el agua o que haga falta un poquito más, según absorba la harina.
- Amasar durante 5 minutos hasta lograr una textura elástica y homogénea.
- Tapar la masa y dejar reposar 15 minutos.
- Precalentar el horno a 200°C.
- Dividir la masa en pequeñas porciones, estirar tiras finas sobre la mesada enharinada, formando los grisines del largo deseado.
- Colocar los grisines en una bandeja aceitada o cubierta con papel manteca, dejando espacio entre ellos. Si se desea, espolvorear con semillas.
- Hornear entre 20 y 25 minutos, hasta que estén dorados y crujientes.
- Dejar enfriar sobre una rejilla antes de guardar en recipiente hermético.
Con estas cantidades, la receta rinde aproximadamente 25 grisines medianos, ideales para 8 a 10 personas como snack dentro de una picada o acompañamiento.
Cada porción (2-3 grisines medianos) contiene aproximadamente:
- Calorías: 60
- Grasas: 1,5 g
- Grasas saturadas: 0,2 g
- Carbohidratos: 10 g
- Azúcares: 0,5 g
- Proteínas: 2,5 g
Cabe señalar que estas son estimaciones, y los valores nutricionales precisos dependen de los ingredientes específicos utilizados en la preparación y las cantidades de cada porción.
Los grisines de salvado se conservan frescos en recipiente hermético hasta 7 días a temperatura ambiente. Para una textura óptima, se recomienda mantenerlos en lugar seco y fresco.