
El WiFi es uno de los componentes esenciales en cualquier ordenador portátil actual. Su ausencia o mal funcionamiento puede convertir una sesión de trabajo o estudio en una experiencia frustrante.
Uno de los errores más comunes que reportan los usuarios ocurre justo después de suspender el equipo. Al reanudar la actividad, todo parece en orden excepto por un detalle clave. La conexión a la red inalámbrica ha desaparecido sin dejar rastro.

El modo suspensión se usa con frecuencia porque permite reducir el consumo energético sin apagar completamente el sistema. Durante ese estado, el sistema operativo detiene procesos activos, apaga la pantalla y mantiene el contenido de la memoria.
Al mover el mouse o presionar una tecla, el equipo debería volver al punto exacto donde quedó. Sin embargo, hay ocasiones en las que la recuperación no es total y uno de los servicios que pueden fallar es la conectividad inalámbrica.
Antes de pensar en un problema de hardware, conviene utilizar las herramientas del propio sistema operativo para identificar el origen del fallo. Windows incluye una opción llamada solucionador de problemas que analiza distintos aspectos del funcionamiento del equipo.

Para usarla hay que acceder al menú de configuración y luego entrar en la sección llamada sistema. Una vez allí se debe buscar el apartado de solucionador de problemas. Dentro de ese menú aparece otra opción titulada otros solucionadores de problemas.
En esa lista conviene buscar conexiones de internet o adaptador de red. Una vez localizada la opción adecuada hay que pulsar sobre el botón que indica ejecutar el solucionador de problemas.
El sistema entonces analizará el estado de los componentes de red y mostrará los pasos necesarios para avanzar. Si el fallo es detectado, Windows puede proponer medidas automáticas para restablecer el servicio. En algunos casos el problema queda resuelto con esta herramienta.

Si la conexión inalámbrica sigue sin funcionar después del análisis, existe otra alternativa. Se puede realizar un reinicio del sistema que preserve los archivos y programas ya instalados.
Esta medida resulta útil cuando el sistema operativo ha perdido archivos internos o cuando algún componente está dañado. La opción permite restaurar el sistema sin llegar al extremo de un formateo completo.
Para iniciar este proceso hay que abrir la herramienta de búsqueda y escribir cmd. Esto permite abrir el símbolo del sistema.
En la ventana que se despliega se puede escribir el comando C:\apps.txt :winget list >c:\apps.txt. Este paso crea un registro de las aplicaciones instaladas antes de realizar el reinicio.
Luego se accede nuevamente al menú de configuración. Allí se debe entrar otra vez en sistema y después seleccionar recuperación. Dentro de ese menú aparece la opción llamada restablecer este PC.
Al pulsar sobre ella se muestran dos alternativas. Una permite conservar los archivos del usuario. La otra borra todo el contenido. Para no perder documentos ni programas personales conviene elegir la opción conservar mis archivos.
A continuación se ofrece la posibilidad de elegir entre descarga en la nube o reinstalación local. La primera opción obtiene una copia nueva del sistema operativo desde los servidores de Microsoft. La segunda utiliza los archivos existentes dentro del mismo ordenador.
Una vez tomada la decisión hay que seguir los pasos que muestra la pantalla. Se pulsa siguiente y luego finalizar. El equipo se reiniciará y comenzará el proceso de restauración.
Al completar el reinicio es importante actualizar los controladores. En particular los del adaptador de red. Se pueden descargar desde el sitio del fabricante del equipo o utilizar Windows Update.
Esta acción garantiza que el sistema cuente con versiones compatibles que permitan restablecer por completo la conectividad.