El asesinato de Marco Raúl Taipe Torres, taxista de 35 años, ha sacudido a Lima y reabre la herida de un caso familiar anterior que aún exige justicia. La víctima, padre de cuatro menores y estudiante de enfermería, fue hallada maniatada, golpeada y con tres disparos después de que dos delincuentes se hicieron pasar por pasajeros para arrebatarle el auto. Taipe Torres aspiraba a dejar el trabajo nocturno en el transporte para dedicarse más tiempo a su familia.
El crimen ocurrió durante la madrugada del jueves 20 de noviembre. Marco advirtió a un compañero sobre el peligro inminente: “Creo que me van a robar. Me llamas en veinte minutos, si no contesto”, alertó mientras compartía su ubicación en tiempo real. Después del mensaje, no volvió a responder y su cuerpo apareció al día siguiente en la Depincri de La Molina, sin documentos ni objetos personales.
La familia de Taipe Torres resalta el vínculo con Sheyla Cóndor, joven asesinada en 2024, cuya investigación sigue sin resolverse. “Lamentablemente se dejan de lado las investigaciones porque el año pasado asesinaron a mi prima Sheyla y ahora mi hermano”, afirmó Yesely Taipe, su hermana.
Marco Raúl Taipe Torres, padre de cuatro menores y estudiante de enfermería en su último año, alternaba el estudio durante el día con el trabajo nocturno de taxi por aplicativo para sostener a su familia. Sus allegados lo describen como un hombre trabajador, dedicado y comprometido con sus hijos.
Marco Raúl Taipe Torres envió un mensaje a sus compañeros alertando que podría ser víctima de un robo, minutos antes de ser asesinado durante un servicio de taxi. Foto: Composición Infobae PerúEl día del asesinato, Marco aceptó un servicio solicitado por dos delincuentes que fingieron ser pasajeros. Sospechó del peligro y lo comunicó a su grupo de WhatsApp, donde se organizan entre taxistas para darse apoyo. “Él y sus compañeros, que también trabajan como taxistas, tienen grupos de WhatsApp para comunicarse. Fueron ellos quienes actuaron inmediatamente desde que se envió la ubicación”, explicó Yesely Taipe a Latina Noticias. La colaboración de sus colegas fue clave para intentar protegerlo.
El ataque fue particularmente violento: Marco fue reducido, atado y ejecutado a balazos. Su hermana destacó la injusticia del hecho: “Mi hermano no merecía eso.” La familia reclama ayuda de la ciudadanía para identificar el vehículo utilizado y hallar a los responsables, subrayando que la situación de sus hijos requiere atención urgente.
Yesely Taipe relató los obstáculos que la familia enfrenta para conseguir que la Policía Nacional del Perú (PNP) investigue con rigor. “Nos han indicado que ya han cumplido con hacer toda la gestión, a pesar que hay dificultades con la policía… se ‘pelotean’”, afirmó, denunciando la falta de coordinación entre dependencias policiales.
La situación recuerda el caso de Sheyla Cóndor, desaparecida en 2024 y cuyo cuerpo fue hallado en un departamento vinculado a un suboficial de la PNP. Yesely señaló: “Ya habíamos padecido una situación de injusticia. Ahora pasa esto con mi hermano, él estaba trabajando, necesitaba su trabajo. Tiene cuatro niños y justamente optó por el trabajo de taxista porque le daba más espacio para ocuparse de ellos”.
Pese a las dificultades, la familia sigue colaborando con la policía y busca reunir evidencia clave, incluidas grabaciones de cámaras de seguridad y registros del aplicativo de taxi. “Se llevaron los celulares. e supone que de eso se encarga la policía”, agregó Yesely Taipe, reflejando el desafío para avanzar en el caso.
A un año de la desaparición de Sheyla Cóndor, su primo Marco Raúl Taipe Torres fue asesinado mientras trabajaba como taxista. Foto: Composición Infobae PerúLa familia pide justicia y protección para los menores que quedaron huérfanos. “Queremos justicia para que pueda, por lo menos, en algo solventar o pasar lo que tengo 4 sobrinos. Con gusto yo voy a tratar de apoyarlos siempre”, expresó Yesely, marcando la urgencia de acompañamiento y medidas de protección.
El vínculo con el caso de Sheyla Cóndor evidencia las fallas institucionales y la necesidad de mejorar los protocolos policiales ante denuncias graves. La familia espera que la investigación permita identificar a los responsables y evitar la impunidad. “Justamente eso pedimos, por favor, apoyo de todos para poder identificar el carro y probablemente así podemos identificar a los responsables… Mi hermano trabajaba. Él era bueno, joven, como lo ve, nunca nos faltó el respeto”, concluyó Yesely Taipe.
Hace un año, Sheyla Mayumi Cóndor Torres, de 26 años, desapareció en Lima. Su familia acudió a la comisaría, pero denunció que la policía ignoró mensajes clave de WhatsApp que alertaban sobre su localización.
Tres días después, el cuerpo de Sheyla Cóndor fue hallado en un departamento del condominio Torres de Las Praderas, en Comas, propiedad de un suboficial de la Policía Nacional del Perú, Darwin Marx Condori Antezana, principal sospechoso del crimen. La investigación inicial mostró irregularidades y omisiones de agentes de la PNP, lo que llevó a la Fiscalía a incluir a la institución como “tercero civil responsable”.

Las pericias forenses identificaron tres perfiles genéticos masculinos diferentes en la escena del crimen, lo que sugiere que el principal responsable no actuó solo. La necropsia descartó tráfico de órganos. El 19 de noviembre, Darwin Condori fue hallado muerto en un hotel de San Juan de Lurigancho; la Policía reportó un suicidio, versión rechazada por la familia y expertos independientes.
Este caso manifestó la vulnerabilidad de las mujeres ante la violencia de género y las deficiencias en la respuesta policial, lo que ha impulsado la revisión de los protocolos de atención por parte de las autoridades.
La falta de acción, las fallas institucionales y la necesidad urgente de justicia atraviesan ambas historias, que hoy siguen reclamando respuestas para no caer en el olvido.
hace 2 horas
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