Presentada “Gloria”, la exposición del taiwanés Hsieh Sheng-Min que tiene puentes de diálogo interreligioso y cultural

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La Pontificia Universidad Urbaniana sirvió de escenario para la presentación de la muestra “GLORIA: Obras Religiosas y de HOPE del artista taiwanés Hsieh Sheng-Min”, una serie de arte religioso de alta calidad artística y conceptual, que encarna el firme compromiso de Taiwán con el diálogo interreligioso y la diplomacia cultural. La exposición fue organizada por la Embajada de la República de China (Taiwán) ante la Santa Sede y forma parte del “Año de la Cultura de Taiwán en Europa 2025”, una iniciativa del Ministerio de Asuntos Exteriores de Taiwán que busca proyectar la identidad cultural del país a nivel internacional.

El protagonista de esta iniciativa fue Hsieh Sheng-Min, artista, profesor universitario y católico devoto, cuya trayectoria ha estado marcada por la fusión entre la tradición cultural taiwanesa y la iconografía cristiana. En sus palabras, la exposición representa una “convergencia entre la fe y la expresión artística de Taiwán”.

Durante la inauguración, realizada en el Foyer del Edificio Antiguo de la Urbaniana, Hsieh ofreció un emotivo discurso en el que recordó los orígenes espirituales de su vocación: “Mi madre ha sido la base de mi fe, y esta gracia ha profundizado mi convicción de que la fe es una herencia sagrada, transmitida de generación en generación”.

Renovación de la esperanza

La participación de altas autoridades religiosas y diplomáticas otorgó al evento una gran dimensión institucional. Entre los asistentes, Su Eminencia el Cardenal Silvano Maria Tomasi, Delegado Especial ante la Soberana Orden Militar de Malta, quien destacó la relevancia simbólica del acto: “La belleza y el arte revelan el alma de un pueblo. Y lo que vemos esta tarde nos invita a renovar la esperanza”.

Tomasi también subrayó el poder transformador del arte en contextos de tensión social.“El arte es un vehículo, una vía principal para apreciar a los demás, para valorar la belleza como entorno que debe ser fortalecido y protegido... un entorno más humano donde podamos vivir sin violencia y trabajar juntos por un hogar mejor para toda la humanidad”.

Estas palabras resuenan con la visión expresada por el Embajador Anthony C.Y. Ho, quien describió el trasfondo de la exposición: “Si bien Taiwán es reconocido mundialmente por su tecnología de vanguardia, es también una tierra con un rico y diverso patrimonio cultural. Como ha dicho nuestro Ministro de Asuntos Exteriores, Lin Chia-Lung: la cultura forja la identidad, y el respeto mutuo nace de la admiración mutua”.

El embajador también destacó que, en el marco del Jubileo 2025, la palabra HOPE adoptada por la exposición responde a un acrónimo que sintetiza los valores compartidos entre Taiwán y la Santa Sede: “H por Humanidad, O por Oportunidad, P por Partenariado y E por Encuentro”.

“Taiwán continuará trabajando junto a la Santa Sede para avanzar en esfuerzos humanitarios y crear mayores oportunidades para nuestros hermanos y hermanas más necesitados. Aspiramos a abrir nuevos caminos de esperanza para todos”, agregó el diplomático taiwanés.

El mensaje espiritual de “GLORIA”

La exposición GLORIA destaca por la profundidad simbólica con que cada obra se inscribe en un tejido de fe, cultura y memoria histórica taiwanesa. Está compuesta por una selección de 30 grabados originales, divididos en tres series temáticas que dialogan con la identidad religiosa, cultural e histórica de Taiwán.

La serie “Localización del arte católico en Taiwan” presenta obras que reinterpretan episodios y símbolos cristianos desde una estética profundamente taiwanesa. En “” (Jesús entra en Jerusalén montado en un burro) el artista incorpora elementos visuales de su entorno cultural al relato evangélico. En “” (Noé, Taiwán y Jonás), los tres personajes bíblicos se conectan con el paisaje y simbolismo local. También destacan obras como “” (El Señor ama a los niños) o “” (Verde y Vida), donde se funden espiritualidad y naturaleza.

En “Diálogo Artístico Interreligioso” Hsieh Sheng-Min explora la coexistencia de tradiciones religiosas en Taiwán. “” (Todos los seres son iguales) refleja una visión inclusiva de todas las formas de vida. Otras obras como “” (Génesis de Taiwán) o “” (Esplendor Civilizado) expresan el cruce entre civilización, espiritualidad y valores comunes.

Y “Año Jubilar H.O.P.E. Taiwán” celebra los valores del Jubileo 2025. “ – ” (Taiwán y la Bendición — Cien bendiciones sin fin) y “ – ” (Taiwán y la Prosperidad) evocan abundancia espiritual. La obra “” (Entre montañas y aguas: en busca del alma afín) refleja una aspiración de encuentro profundo. También destacan “” (Autodisciplina y regreso al rito) y “” (Elecciones en paz), donde arte, civismo y fe convergen.

Estas tres secciones permiten comprender no solo el enfoque artístico del autor, sino también el compromiso espiritual de su nación. Tal como expresó Hsieh Sheng-Min: “Esta exposición me recuerda que el arte, en sí mismo, es una forma de oración, una forma de peregrinación”.

Una alianza estratégica

La relación entre Taiwán y la Santa Sede tiene un valor singular. Se trata de uno de los pocos vínculos diplomáticos oficiales que Taiwán mantiene en Europa, lo que otorga a esta muestra una relevancia política adicional. Más allá del arte, GLORIA es una afirmación diplomática, es un llamado a la apertura, diálogo Interreligioso y espiritualidad.

El arte se convierte así en un canal efectivo de diplomacia cultural. No solo se trata de mostrar talento artístico, sino de transmitir los valores de un pueblo que busca entendimiento y paz.

Tras su presentación oficial, las obras de la exposición permanecen expuestas en la sede de la Embajada de la República de China (Taiwán) ante la Santa Sede, como espacio de encuentro, oración y reflexión.

En fin, “GLORIA” no es solo una exposición: es un gesto diplomático y espiritual. Es el testimonio de que Taiwán tiene mucho que ofrecer al mundo, no solo en términos tecnológicos, sino también en riqueza cultural, fe y humanidad.

“Que esta muestra no solo manifieste las bendiciones de Taiwán, sino que también se convierta en un puente de fe e intercambio cultural”, puntualizó su autor Hsieh Sheng-Min.

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