Aunque para muchos volar es sinónimo de aventura y vacaciones, para otros representa una experiencia incómoda, estrecha y plagada de dudas. ¿Es seguro comer a bordo? ¿Dónde está el asiento más tranquilo? ¿Qué pasa con la higiene en un espacio cerrado por horas?
En los últimos años, una nueva advertencia comenzó a circular entre viajeros frecuentes, tripulantes e investigadores: evitar lavarse las manos con el agua del baño en los aviones.
Lejos de ser una exageración, la advertencia se basa en estudios científicos y análisis de calidad del agua utilizados a bordo. A esto se suma la experiencia de azafatas, influencers de viajes y profesionales de la salud, quienes señalan que lo que parece un gesto higiénico podría, en realidad, exponernos a riesgos invisibles.
Agua en los aviones: ¿qué tan segura es?
El agua que fluye de las tuberías en los baños de los aviones no se conecta a una red de agua corriente como en tierra firme. En cambio, se almacena en tanques ubicados dentro del propio avión, que deben limpiarse regularmente bajo estándares regulatorios. Sin embargo, en la práctica, esos tanques no siempre se higienizan con la frecuencia necesaria, lo que puede derivar en contaminación microbiológica.
Una de las voces que más ha alertado sobre esta problemática es la de Shanina Knighton, investigadora clínica de la Universidad Case Western Reserve, especializada en control de infecciones. “Hay evidencia suficiente de que esa agua puede contener bacterias. Personalmente, no arriesgaría mis vacaciones por una infección gastrointestinal”, declaró en entrevista con una revista especializada en viajes.
En 2019, el Hunter College NYC Food Policy Center, en colaboración con la organización Diet Detective, realizó un detallado análisis sobre la calidad del agua potable en diversas aerolíneas estadounidenses. El informe reveló la presencia de coliformes y otros indicadores de contaminación bacteriana en los tanques de varias compañías.
La conclusión fue clara: no se recomienda beber el agua del avión ni utilizarla para preparar infusiones como té o café, ya que muchas veces se usa directamente desde los depósitos internos del avión.

El hielo también puede ser un riesgo invisible
Más allá del agua caliente para bebidas, otra fuente de posible exposición a bacterias es el hielo, que acompaña refrescos y cócteles. Un estudio publicado en la revista científica “Annals of Microbiology” en 2017 detectó más de 50 cepas bacterianas en muestras de hielo tomadas en aeropuertos y centros de producción que abastecen a aerolíneas.
El hielo, al tener una apariencia limpia y cristalina, suele generar una falsa sensación de seguridad. Sin embargo, los expertos advierten que puede ser un vector de bacterias causantes de gastroenteritis y otras infecciones.
Superficies compartidas: otro foco de contaminación
Más allá del agua, existen otros puntos críticos en la higiene dentro de un avión: las superficies de contacto común. Desde la puerta del baño hasta la traba, el cinturón de seguridad, las mesitas plegables o la pantalla táctil del asiento, todo puede acumular gérmenes.
Josephine Remo, azafata y bloguera de viajes, señaló en su sitio que “los inodoros se limpian regularmente, pero las manijas y picaportes muchas veces no”. Knighton coincide: “Cuando debo usar el baño en vuelo, abro la puerta con un pañuelo, evito tocarme la cara y luego me desinfecto las manos con gel o toallitas antibacteriales”.
Entonces, ¿no hay que lavarse las manos?
Todo lo contrario. Lavarse las manos sigue siendo una de las formas más eficaces de prevenir enfermedades, especialmente en espacios cerrados como una cabina aérea. Pero si el agua disponible no es confiable, la clave está en adaptar la higiene a un entorno con limitaciones.
Durante un vuelo, lo más recomendable es utilizar:
* Alcohol en gel con al menos 60 % de concentración
* Toallitas desinfectantes
* Sprays desinfectantes portátiles
Estos productos permiten desinfectarse después de ir al baño, antes de comer o tras manipular elementos compartidos. Algunas aerolíneas ya incluyen kits con estos elementos en sus vuelos de largo recorrido.
El kit de higiene ideal para tu próximo vuelo
Una forma sencilla de mantenerse protegido es llevar un kit de higiene personal en el equipaje de mano, pequeño pero efectivo. Este kit puede incluir:

Viajar no debería convertirse en una fuente de enfermedades evitables. Y aunque los aviones siguen siendo uno de los medios de transporte más seguros, es importante no bajar la guardia en cuestiones de higiene.
Evitar el uso del agua del baño no significa dejar de cuidarse, sino hacerlo de una manera más consciente y adaptada al entorno. Unas simples precauciones pueden marcar la diferencia entre llegar al destino con energía o iniciar el viaje con malestar.
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