
Desaparecer de las relaciones sin dejar rastro, una práctica conocida como ghosting, se ha convertido en un fenómeno cada vez más frecuente en la era digital. Según Psychology Today, este comportamiento, que consiste en cortar toda comunicación sin explicación previa, afecta profundamente a quienes lo sufren, generando confusión, dolor y una sensación de abandono.
El auge de las aplicaciones de citas y la facilidad para establecer y romper vínculos a través de la tecnología han facilitado la expansión del ghosting, que ya no se limita a encuentros casuales, sino que también impacta relaciones cercanas y de mayor duración.
El ghosting se manifiesta de diversas formas, desde la desaparición repentina tras unos pocos mensajes hasta el silencio absoluto después de una relación significativa. Psychology Today explica que la tecnología ha creado un entorno propicio para este tipo de desapego digital, donde la distancia y el anonimato permiten a las personas evitar confrontaciones incómodas.
Aunque el fenómeno es global, un estudio realizado en España con 626 adultos reveló que los jóvenes y los hombres son quienes más recurren al ghosting. Además, el uso intensivo de aplicaciones de citas incrementa la probabilidad de que este comportamiento ocurra, ya que la abundancia de opciones y la comodidad de la comunicación virtual reducen la percepción de responsabilidad hacia el otro.
El perfil de quienes practican el ghosting no se limita a la edad o el género. Psychology Today destaca que las creencias sobre las relaciones también influyen en la forma en que las personas experimentan y justifican el ghosting. Aquellos que consideran que las relaciones están predestinadas tienden a aceptar el ghosting como una señal de que la otra persona no era la adecuada, mientras que quienes valoran el esfuerzo y el trabajo en pareja muestran mayor incomprensión y rechazo hacia esta práctica.
Las motivaciones detrás del ghosting son variadas. Un estudio de panel con 1.098 jóvenes de entre 16 y 21 años identificó que la sobrecomunicación, como el envío excesivo de mensajes, puede llevar a que una persona opte por desaparecer en lugar de enfrentar una conversación difícil. Además, la personalidad juega un papel relevante. Investigaciones citadas por Psychology Today señalan que quienes presentan rasgos de la llamada Tríada Oscura —narcisismo, maquiavelismo y psicopatía— tienen mayor tendencia a hacer ghosting, especialmente en relaciones de corta duración. Estos individuos suelen mostrar falta de empatía, manipulación y desapego emocional, utilizando el ghosting como una solución rápida y conveniente para sus propios intereses.
La relación entre el ghosting y la Tríada Oscura se evidencia en comportamientos como hablar solo de sí mismos, evitar la responsabilidad y mantener una actitud emocionalmente distante. Psychology Today subraya que el historial previo de ghosting es un fuerte predictor de que la persona repetirá este patrón en el futuro, reforzando la idea de que se trata de una conducta aprendida y normalizada en ciertos entornos.

No obstante, la percepción de que quienes hacen ghosting son personas insensibles o crueles no siempre se ajusta a la realidad. Entrevistas en profundidad con individuos que han practicado el ghosting revelan que, en la mayoría de los casos, existe una reflexión sobre las razones para actuar de ese modo. Las principales motivaciones incluyen evitar la confrontación, sentir que la otra persona es socialmente inferior o querer avanzar rápidamente. Aunque muchos de estos individuos reconocen sentimientos de culpa, también experimentan alivio al evitar situaciones incómodas.
El impacto emocional del ghosting en quienes lo sufren es considerable. Un estudio reciente, citado por Psychology Today, comparó las reacciones de personas que fueron ghosteadas, rechazadas explícitamente o aceptadas al inicio de una relación. Los resultados indican que tanto el ghosting como el rechazo directo generan malestar emocional, pero el ghosting produce un efecto más prolongado, ya que la falta de cierre mantiene a las víctimas emocionalmente atadas y en busca de respuestas.
Aunque el ghosting suele percibirse como un acto frío y egoísta, Psychology Today recoge investigaciones en las que los perpetradores afirman que su intención era proteger el bienestar de la víctima, creyendo que el silencio podría ser una forma menos dolorosa de terminar la relación. Sin embargo, esta percepción rara vez coincide con la experiencia de quienes sufren el ghosting, quienes suelen interpretar el silencio como una muestra de indiferencia o desprecio.
La claridad y la honestidad en las rupturas resultan fundamentales para evitar el sufrimiento innecesario. El silencio puede parecer una salida fácil, pero deja tras de sí una estela de incertidumbre y dolor.