Cada año, millones de estadounidenses hacen sus maletas con rumbo a destinos de playa, parques temáticos o ciudades turísticas. Sin embargo, una nueva encuesta arroja un dato revelador: una gran parte de ellos no busca experiencias nuevas, sino que prefiere volver al mismo lugar una y otra vez.
De acuerdo con un estudio realizado por Apple Vacations y Talker Research a 2,000 viajeros, uno de cada 3 estadounidenses (alrededor del 30%) repite el mismo destino año tras año. Para muchos, no se trata solo de turismo, sino de un vínculo más profundo: el 65% de los encuestados asegura sentirse como un auténtico local cuando regresa a su sitio favorito de vacaciones.
La brecha entre la familiaridad y la novedad
La encuesta pone en evidencia 2 perfiles claros de viajeros. Por un lado, quienes encuentran satisfacción en la familiaridad; por otro, aquellos que priorizan la exploración de lugares nuevos.
Los datos son contundentes: el 35% de los turistas de playa y el 20% de las familias que visitan parques temáticos son fieles a los mismos lugares. En contraste, los viajeros por carretera resultan ser más aventureros: tienen un 26% más de probabilidades de explorar nuevos destinos en cada viaje.
Pese a esta división, la mayoría busca un equilibrio. El 54% de los encuestados asegura que divide su tiempo entre experiencias nuevas y visitas a sus sitios favoritos. Aun así, una cuarta parte muestra una fidelidad casi absoluta: el 10% afirma que siempre regresa al mismo lugar y el 15% que lo hace con frecuencia.
De hecho, la repetición no es esporádica. Según la encuesta, los viajeros fieles han visitado en promedio 5 veces su destino preferido.

Razones emocionales y prácticas
¿Por qué volver siempre al mismo lugar? Las respuestas revelan una mezcla de factores emocionales y prácticos.
Más de la mitad (52%) asegura que la comodidad de lo conocido es el principal motivo. No tener que preocuparse por adaptarse, encontrar restaurantes o descubrir cómo moverse representa una gran ventaja.
Otros factores también influyen de manera decisiva:
* El paisaje (40%): muchos turistas se sienten atraídos una y otra vez por la belleza natural de su destino favorito.
* Las tradiciones familiares y de amistad (40%): regresar permite reforzar lazos afectivos y compartir costumbres que se convierten en parte de la experiencia vacacional.
* La gastronomía (40%): los sabores locales actúan como un imán que motiva a repetir la visita.
Además, el costo tiene un papel clave. El 39% de los viajeros señaló que la asequibilidad del lugar influye en su decisión, mientras que el 35% indicó que la facilidad de planificación hace que prefieran un destino conocido.
Impacto económico: gastar menos al repetir
Los resultados de la encuesta también evidencian que la repetición tiene ventajas financieras. Quienes vuelven a un destino familiar gastan en promedio $1,854 dólares por viaje, frente a los $2,016 que invierten al explorar un lugar nuevo. Esa diferencia de más de $160 por persona puede marcar una gran diferencia para familias numerosas o para quienes vacacionan con frecuencia.
Este ahorro se explica en parte porque los viajeros que regresan ya conocen la oferta hotelera, los restaurantes más convenientes y las actividades que realmente valen la pena. Así, evitan gastos innecesarios o excesivos que suelen surgir en la primera visita a un sitio desconocido.
Un segundo hogar lejos de casa
La encuesta también revela un aspecto emocional: muchos estadounidenses consideran su destino favorito como un “segundo hogar”. Esa sensación de pertenencia explica por qué algunos prefieren repetir antes que arriesgarse a una experiencia decepcionante en un lugar nuevo.
Para estos viajeros, regresar no significa caer en la monotonía, sino revivir experiencias que les generan seguridad y bienestar. Caminar por las mismas calles, hospedarse en el mismo hotel o reencontrarse con los mismos lugareños forma parte de una rutina que aporta tranquilidad y, a la vez, felicidad.
Tendencia en crecimiento
El estudio sugiere que esta costumbre podría fortalecerse en los próximos años. Factores como la inflación, el aumento en los precios de vuelos y la incertidumbre económica hacen que muchos prefieran destinos ya conocidos, donde pueden planificar con mayor seguridad y controlar mejor los gastos.
Al mismo tiempo, el vínculo emocional con un destino turístico genera fidelidad a largo plazo. Para la industria del turismo, este patrón es una oportunidad: ofrecer programas de recompensas, experiencias personalizadas y descuentos para visitantes frecuentes puede fortalecer aún más la relación entre viajeros y destinos.
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