Pomelos (Shutterstock)Junto con las naranjas y los limones, los pomelos son otro de los cítricos más conocidos tanto por su sabor ácido como por su perfil nutricional particular. Esto convierte a esta fruta en un alimento muy valorado tanto en la gastronomía como en el campo de la nutrición.
El agua es el componente mayoritario del pomelo, aclara la Fundación Española de Nutrición (FEN), lo que explica su bajo contenido calórico. Esta característica lo ha situado durante décadas como una fruta popular en dietas destinadas al control del peso y en planes de alimentación que priorizan alimentos frescos y de bajo aporte energético. Su contenido calórico procede casi exclusivamente de los hidratos de carbono, presentes en cantidades moderadas y responsables de su sabor equilibrado entre dulce y ácido.
Aunque la cantidad total de fibra no es elevada, la que contiene se localiza especialmente en la parte blanca situada entre la pulpa y la corteza, conocida como albedo. Este tejido vegetal, a menudo retirado por su sabor amargo, puede favorecer el tránsito intestinal y contribuir a una digestión más regular.
El apartado vitamínico del pomelo merece una mención especial, pues es aquí donde este cítrico despliega su mayor potencial. Sobresale su alto contenido en vitamina C, un nutriente esencial para el sistema inmunitario, la formación de colágeno y la protección frente al daño oxidativo. De hecho, un solo pomelo puede superar en unos 20 mg la ingesta diaria recomendada de esta vitamina, lo que lo convierte en una fuente excepcional para cubrir las necesidades de la población general. En épocas de resfriados, cambios de estación o situaciones de estrés físico, su aporte puede resultar especialmente interesante.
Otro de los atractivos del pomelo reside en los carotenoides, pigmentos vegetales a los que deben su color anaranjado o rojizo muchas frutas y hortalizas. Aunque en el pomelo amarillo estos compuestos no alcanzan niveles relevantes, la variedad pomelo rosa presenta un contenido muy elevado en β-caroteno y licopeno (3.362 µg y 1.310 µg, respectivamente). El β-caroteno es un precursor de la vitamina A, nutriente esencial para la visión, la piel y el correcto funcionamiento del sistema inmunitario. El licopeno, por su parte, es un potente antioxidante asociado a la protección celular y al mantenimiento de la salud cardiovascular.
En lo que respecta a los minerales, el pomelo contiene pequeñas cantidades de varios micronutrientes, pero destaca especialmente el potasio, un mineral clave para el equilibrio hídrico, el funcionamiento neuromuscular y la regulación de la presión arterial. Aunque la cantidad no es elevada, su presencia contribuye a que este cítrico encaje bien en una alimentación orientada al bienestar cardiovascular.
Más allá de su perfil nutricional, el pomelo ofrece una amplia versatilidad culinaria. Puede consumirse fresco, en zumo, en ensaladas, en marinados o incluso en preparaciones dulces. Su aroma y su característico toque amargo aportan complejidad a numerosos platos, lo que explica su creciente uso en la restauración contemporánea.
A pesar de sus virtudes, los especialistas recuerdan que el consumo de pomelo debe realizarse con atención en personas que toman ciertos medicamentos, debido a interacciones bien documentadas. No obstante, para la mayoría de la población, su incorporación regular a la dieta puede ser una forma sencilla, refrescante y deliciosa de aumentar el consumo de vitaminas y antioxidantes.
hace 2 horas
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