Un éxito operativo atrapado en el limbo administrativo
Desde su creación, PC-2439 ha operado con notable eficiencia, apoyando misiones contra el narcotráfico a nivel interinstitucional en toda el área de responsabilidad del SOUTHCOM, desde Guatemala y Colombia hasta el Caribe. Estos pequeños equipos brindan apoyo de inteligencia táctica a países anfitriones y socios interinstitucionales, aprovechando las capacidades militares de EEUU para hacer frente a amenazas narcóticas en evolución. Su rendimiento ha sido validado repetidamente a través de métricas operativas medibles: dólar por dólar, pocos programas del DoD ofrecen un retorno sobre la inversión tan alto en interdicción de drogas y fortalecimiento de capacidades de los socios.
Sin embargo, PC-2439 ha quedado estancado por más de dos años en un limbo burocrático.
Los miembros del programa enfrentan inconsistencias en las asignaciones, retrasos en los beneficios y trato desigual, especialmente al ser asignados a embajadas. Mientras que otros empleados del DoD reciben procedimientos de entrega, reconocimientos y cartas de apreciación, los miembros de los TAT suelen ser marginados, sus contribuciones desestimadas en silencio. En mi caso, tras mi salida planificada de la Embajada de EEUU en Guatemala, no recibí ningún reconocimiento formal, ni traspaso, ni carta de agradecimiento, a pesar de casi dos décadas de servicio. Un programa con un valor nacional tan claro no debería estar sujeto a semejante descuido estructural.
Percepciones erróneas, mala gestión y el dilema del control civil
Gran parte de esta disfunción se origina en la posición ambigua que ocupa PC-2439 dentro de la estructura antidrogas del DoD. Aunque está alojado administrativamente en la J2 (Inteligencia) de SOUTHCOM, el programa ha sido influenciado —y en algunos casos gestionado— por agencias civiles de aplicación de la ley, incluyendo la DEA y el Departamento de Justicia. Aunque bien intencionado, este solapamiento ha inyectado confusión innecesaria, exponiendo a los miembros del programa a sesgos institucionales, directrices contradictorias y fricciones culturales que desvían su misión principal dentro del DoD.
Nuevas rotaciones de oficiales del Cuerpo Jurídico Militar (JAG) y representantes de agencias ajenos al concepto TAT han cuestionado en ocasiones su legalidad o necesidad, socavando la moral y fomentando el estancamiento operativo. En lugar de reforzar uno de los activos más ágiles y productivos en la lucha contra el narcotráfico, los principales actores han permitido que se deteriore, sin apoyo ni valoración.
Mala gestión del talento e inequidad estructural
La sostenibilidad de cualquier programa crítico depende de reclutar y retener el talento adecuado. No obstante, JIATF South ha menospreciado sistemáticamente a candidatos calificados y ha mantenido prácticas de contratación opacas. Cuando presenté mi solicitud a JIATF South —después de haber apoyado tanto a JIATFS como a JIATF East desde los años noventa— lo hice con la intención de servir y crecer. En cambio, me ofrecieron un puesto GS-12, nivel uno, a pesar de ser oficial retirado O-4, doble FAO (Oficial de Área Extranjera), con dominio de idiomas y experiencia operativa en América Latina. La decisión reflejaba un patrón: el desprecio institucional hacia la experiencia directamente alineada con el éxito de la misión.
Ese desajuste se agravó por una oficina de recursos humanos que operaba más como un club cerrado que como una entidad profesional. Sin supervisión externa y con tendencia al favoritismo interno, el sistema de personal de JIATFS infravaloraba sistemáticamente la experiencia alineada con la misión. Las habilidades lingüísticas, la experiencia interagencial y la fluidez cultural —críticas para el éxito en los despliegues TAT— eran rutinariamente ignoradas. Este enfoque insular ha vaciado el capital humano que hace viable a PC-2439.
Ceguera lingüística: una debilidad autoinfligida
El personal de los TAT debe coordinarse estrechamente con homólogos latinoamericanos y brasileños —a menudo en tiempo real y en situaciones de crisis—. El dominio del idioma no es opcional. Es operacionalmente esencial. Sin embargo, durante años, JIATF South se negó a incentivar o apoyar el desarrollo lingüístico. A diferencia del Departamento del Ejército, que ofrece pago por idioma y capacitación estructurada, JIATFS no ofrecía nada. Solo recientemente, y bajo presión externa, esto ha comenzado a cambiar. Pero el daño ya estaba hecho. Al descuidar el desarrollo de esta habilidad central, el comando redujo la interoperabilidad y socavó la confianza con las fuerzas aliadas.
Del abandono al colapso: la política de asignación terminal
El golpe final llegó con el cambio de JIATF South hacia “puestos temporales”, tratando las asignaciones TAT como desechables en lugar de formativas. Estos despliegues en el extranjero son desafiantes y requieren continuidad, pero el comando implementó una política de no garantizar roles posteriores, independientemente del desempeño. Esto desincentivó activamente la excelencia. Combinado con el congelamiento actual de contrataciones, esta política ha llevado al programa PC-2439 a un estancamiento alarmante. Una herramienta vital en la lucha antidrogas ha sido neutralizada no por enemigos, sino por políticas internas. Esto es desigualdad en su forma más pura: premiar la mediocridad y expulsar a los profesionales orientados a la misión.
¿Por qué ahora tiene sentido una fusión entre SOUTHCOM y NORTHCOM?
Una de las principales conclusiones que surgen de la experiencia PC-2439 es la necesidad urgente de reconsiderar la estructura de los Comandos de Combate de EEUU. Las cadenas de suministro de narcóticos actuales no respetan fronteras arbitrarias. Las drogas que salen de Colombia pasan por el área de responsabilidad de SOUTHCOM, ingresan a México, el Caribe, y luego cruzan hacia territorio de NORTHCOM. Sin embargo, a pesar de esta clara continuidad, persisten las fracturas institucionales.
Aunque JIATF South está etiquetado como una “fuerza de tarea de nivel nacional”, sigue operando bajo limitaciones regionales. Su coordinación con NORTHCOM es a menudo fragmentada, y la continuidad operativa transfronteriza es más aspiracional que real. La división artificial entre NORTHCOM y SOUTHCOM debilita la capacidad de EEUU para librar una campaña coherente y unificada contra esta amenaza transnacional.
Una fusión —o al menos una estructura de comando conjunto para operaciones antidrogas— garantizaría que programas como PC-2439 no se pierdan entre fisuras burocráticas. Un solo comando de combate permitiría supervisión coherente, alineación operativa fluida y claridad de misión, evitando que el programa sea socavado por contradicciones institucionales.
Es hora de codificar lo que funciona
Después de más de 30 años, el hecho de que PC-2439 aún no tenga un lugar codificado y permanente dentro de la doctrina antidrogas del DoD es preocupante. Para un programa con extensa validación operativa, esta falta de protección institucional genera inestabilidad. Los cambios de liderazgo, la confusión interagencial y el abandono administrativo han producido una puerta giratoria de malentendidos y desalineación. El programa debe ser incorporado formalmente a la política del DoD, con definiciones claras de roles, autoridades, beneficios y marcos operativos.
A pesar de su historial comprobado, PC-2439 sigue siendo estructuralmente vulnerable. Aunque ha aparecido en recientes documentos de justificación presupuestaria —específicamente como el Proyecto 2439 en las actividades de interdicción de drogas y lucha antidrogas del Departamento de Defensa para los años fiscales 2024 y 2025— el programa sigue siendo tratado como una línea presupuestaria, no como un pilar estratégico. Estos documentos confirman el reconocimiento federal de su valor, con fondos dirigidos al apoyo analítico, viajes y operaciones en las áreas de responsabilidad de SOUTHCOM y NORTHCOM. Sin embargo, no se ha establecido ninguna doctrina formal ni política de personal a largo plazo. El programa está financiado pero no protegido, reconocido pero no codificado. Esta contradicción coloca a PC-2439 en una posición precaria, sujeta a cambios de liderazgo, desvío de misión y eventual erosión.
Además, el hecho de que hayan pasado meses antes de que se asignara permanentemente a mi sucesor en Guatemala —a pesar de haber informado con meses de antelación— dice mucho sobre la desconexión entre la retórica institucional y la prioridad operativa. No se trata de la experiencia de una sola persona. Se trata del fracaso en proteger y preservar lo que funciona.
JIATFS tiene oficiales de enlace en Portugal, México y otros lugares clave. ¿Por qué no brindar el mismo respeto y claridad a una de sus herramientas operativas más eficaces?
Conclusión: Detener la deriva, fortalecer el escudo
En un momento en que los adversarios de EEUU se están adaptando, innovando e infiltrando en todos los aspectos de la inestabilidad regional, desde Venezuela y México hasta los puertos de África Occidental, no podemos permitir que la mala gestión interna erosione nuestra respuesta. Programas como PC-2439 representan lo mejor que puede ofrecer el DoD: soluciones ágiles, integradas y comprobadas. Pero sin reformas estructurales, corren el riesgo de convertirse en otra víctima más de la burocracia.
A menos que se corrijan estos puntos ciegos institucionales, perderemos uno de los pocos programas que consistentemente ofrece resultados en la lucha contra el crimen transnacional.
Como mínimo, la Oficina del Subsecretario Adjunto de Defensa para Operaciones Especiales y Conflictos de Baja Intensidad (DASD-SO/LIC), que supervisa la financiación de estos esfuerzos, debería iniciar una revisión formal del programa PC-2439. Esta evaluación debe considerar si las prácticas actuales de personal, las brechas de supervisión y la fragmentación del programa están alineadas con el interés de seguridad nacional —o están socavando su efectividad operativa—.
Esta iniciativa también debería formar parte del análisis estratégico más amplio sobre la posible fusión de los Comandos Norte y Sur de EEUU. Una estructura unificada de comando antidrogas, guiada por la efectividad de la misión y no por fronteras regionales, es esencial para defender el territorio nacional frente a amenazas transnacionales.
Referencias
Comité de las Fuerzas Armadas del Senado de EEUU. (2022, 23 de marzo). Transcripción: Audiencia sobre programas de interdicción de drogas y deficiencias en las capacidades antinarcóticos. https://www.armed-services.senate.gov/imo/media/doc/22-16_03-23-2022.pdf
Departamento de Defensa. (2022). Interdicción de drogas y actividades antidrogas: Justificación del presupuesto del año fiscal 2022. https://comptroller.defense.gov/Portals/45/Documents/defbudget/FY2022/FY2022_Drug_Interdiction_and_Counter-Drug_Activities.pdf
Departamento de Defensa. (2023). Interdicción de drogas y actividades antidrogas: Justificación del presupuesto del año fiscal 2024. https://comptroller.defense.gov/Portals/45/Documents/defbudget/FY2024/FY2024_Drug_Interdiction_and_Counter-Drug_Activities.pdf
Departamento de Defensa. (2024). Interdicción de drogas y actividades antidrogas: Justificación del presupuesto del año fiscal 2025. https://comptroller.defense.gov/Portals/45/Documents/defbudget/FY2025/FY2025_Drug_Interdiction_and_Counter-Drug_Activities.pdf
Ruggiero, A. (2023, 26 de abril). Testimonio escrito ante el Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes sobre delitos transnacionales y lavado de dinero. Cámara de Representantes de EEUU. https://oversight.house.gov/wp-content/uploads/2023/04/04-26-23-Ruggiero-Written-Testimony-FINAL.pdf
SOUTHCOM. (2023). Declaración de postura de 2023 ante el Comité de las Fuerzas Armadas del Senado. https://www.dvidshub.net/news/526350/southcom-chief-talks-threats-military-engagement-more
Publicado en el Miami Strategic Intelligence Institute (MSI²).