La noche se encendió de otra manera cuando Patricia Sosa subió al escenario del ciclo Buenas noches Familia. Lo que parecía ser un show más dentro de la agenda cultural de la TV, se convirtió en algo mucho más hondo y conmovedor, motorizado por el conductor Guido Kaczka. Porque la artista argentina, conocida por su potente voz y su compromiso solidario, eligió cantar para ayudar a Haciendo Camino, una fundación que trabaja en el norte de la Argentina junto a niños, niñas y familias en situación de vulnerabilidad social.
“Nadie puede saber lo que pasa ahí adentro si no se te pone la piel de gallina. Yo entré diez años seguidos, cuatro veces por año, con voluntarios al Impenetrable chaqueño”, reveló la cantante al tomar el micrófono y romper el hielo con palabras que atravesaron a los presentes. En ese instante, la música cedió su lugar a la crónica de una lucha invisible, a la historia de quienes “están a la buena de Dios”, como describió.
Entonces, la pregunta quedó flotando: ¿qué sucede realmente en esos lugares remotos, tan olvidados? La respuesta latía en cada palabra de la artista. “Si no cae una fundación como esta, si no caemos nosotros, es muy importante tomar conciencia de dónde queda, qué difícil que es entrar, qué difícil que es todo ahí”, profundizó. Más allá de la distancia geográfica, Patricia Sosa trasladó al auditorio a ese rincón inhóspito: “Felicito a esta fundación por lo que está haciendo, es una cosa maravillosa”.
El escenario absoluto, las luces enfocadas y los acordes de sus mejores hits abrieron una grieta de emoción en la audiencia. No era solo un concierto. Era una súplica de ayuda, un puente tendido entre dos realidades. Entonces, la gratitud fue un acto compartido, y la artista no ocultó su emoción al dirigirse casi en susurros al conductor. “Gracias Guido, gracias, gracias por esto”, pronunció Patricia, abrazada en un gesto que selló el pacto de la noche.
Quedaba el clímax de la velada: el reconocimiento de la multitud. Con voz clara, el conductor anunció “El premio de la gente es de $25.791.575”. Ese monto no solo significaba un apoyo tangible para la fundación. Encerraba el respaldo de miles que, movilizados por la entrega de una artista y la urgencia social, decidieron hacer su parte. ¿Puede el arte cambiar fragmentos de la realidad? ¿Puede la música abrir caminos donde parece no haber nada?
Patricia Sosa, sin apelativos grandilocuentes, cumplió una vez más con el ritual de transformar el dolor en gesto de comunidad. Y en esa noche, entre canciones y ovaciones, la solidaridad fue la protagonista invisible. Tan visible como una cifra, tan vital como una voz.
Su trabajo, en tanto, no se limita a los escenarios solidarios, sino también en el terreno de la música que la define y la desafía. Acaba de presentar su primer disco de duetos, Alquimia, junto con Manuel Mijares, y el relato de su génesis retrata una aventura creativa inesperada. En una reciente charla con Teleshow, la artista abrió la puerta a la intimidad de ese proceso.
“Yo iba a entregar mi disco cuando Afo Verde me llama y me dice que tiene una propuesta para hacerme: ‘Quiero que hagas un disco dueto con Mijares’”, contó, aún sorprendida por aquella llamada que le cambió el rumbo. Hubo un silencio. Ella lo conocía desde los años ’90. Había grabado una canción en un disco de él, pero esto era algo distinto. “‘¿Un tema?’, le digo yo. ‘No, un disco entero de duetos’, me dice”.
La idea quedó girando. ¿Por qué un álbum completo a dúo en estos tiempos? “Claro, después pensé, estamos en un momento donde todos se relacionan con todos, sobre todo las nuevas generaciones. Es muy raro encontrar que alguien grabó solo”, explicó Patricia Sosa. Por supuesto, aceptó el reto. Pero surgió el primer obstáculo: elegir las canciones. “El problema era qué temas, porque no me mandaban a mí componer para el disco”, compartió.
Detrás de la selección hubo un trabajo meticuloso orquestado por el productor Oscar Mediavilla y el arreglador Daniel Vila. “Este disco realmente se lo puso todo sobre los hombros el productor y el arreglador. Oscar dijo que deberían ser baladas que han sido número uno en Latinoamérica desde el año 1995 al 2005. Porque es donde los que tienen entre treinta y cuarenta, vivieron su adolescencia”, narró. Así comenzó una labor que se extendió durante un año entero y cuyos frutos ya están en los oídos de sus fans
hace 13 horas
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