Pádel para líderes: 5 lecciones del popular deporte que casi ningún ejecutivo aplica

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El pádel combina estrategia, colaboraciónEl pádel combina estrategia, colaboración y resiliencia

Argentina, México y otros países de Latinoamérica, viven un nuevo pico de popularidad del pádel y no es casual: combina estrategia, colaboración y resiliencia —los mismos pilares que sostienen a los líderes efectivos—. El fenómeno no solo se mide en canchas y ventas de palas; como ejemplo, Buenos Aires registró un récord histórico de asistencia en el circuito profesional, consolidando a la capital argentina como plaza relevante del tour.

Fue en 1969 en Acapulco, México, cuando Enrique Corcuera García y Pimentel -fallecido en 1999- adaptó una pequeña cancha de su residencia y diseñó un juego con paredes y palas sólidas. Del otro lado del Atlántico, su amigo, el príncipe Alfonso de Hohenlohe-Langenburg -dueño de viñedos, inversiones inmobiliarias y hasta presidente de VW en México-, lo llevó a España y construyó las primeras canchas en el Marbella Club en 1974, abriendo la puerta a su expansión. Allí, en el mismo lugar donde se paseaban estrellas como Ava Gardner, Sofía Loren y Brigitte Bardot, invitadas por la realeza.

Casi en paralelo, el argentino Julio Menditeguy lo impulsó en su país: las primeras canchas se montaron en su haras en la ciudad de San Antonio de Areco, en la provincia de Buenos Aires, y en el club Ocean de Mar del Plata. Desde entonces, el pádel creció notablemente en los años siguientes, y en 1999 fue la segunda disciplina deportiva más practicada del país, según las crónicas de la época.

Todavía no. El pádel no forma parte del programa olímpico (ni París 2024 ni Los Ángeles 2028), aunque dio un paso relevante al debutar como deporte en los Juegos Europeos de Cracovia 2023 bajo la órbita de los Comités Olímpicos Europeos, reforzando su proyección internacional. El consenso de especialistas y federaciones es que todavía debe cumplir criterios de presencia y gobernanza para integrar el programa olímpico. Y las reglas, más estrictas.

Para quien no conoce el pádel, este es un deporte que se juega esencialmente en dobles, en una cancha cerrada de 20×10 metros, con paredes de vidrio o materiales transparentes y malla que forman parte del juego. El puntaje es como en el tenis. El saque es siempre bajo, es decir, debajo de la cintura.

En acción, la dinámica es rápida y táctica: se premia la colocación más que la potencia, la anticipación de trayectorias y el trabajo en equipo permanente.

La Federación Internacional de Pádel (FIP) gobierna el deporte a nivel mundial desde 1991 y, desde 2024, gestiona el ranking único del tour profesional unificado Premier Padel, resultado de la fusión con World Padel Tour.

El pádel volvió a serEl pádel volvió a ser muy popular en varios países de América Latina (Crédito: Easycancha)

Pero el pádel no se queda en el 20x10 de la cancha. Es más: grandes empresas tienen hoy sus torneos internos, al estilo del fútbol 5 tan habitual. Y la proliferación de canchas reabiertas o adaptadas, y de locales de elementos e indumentaria específica, se han multiplicados en los últimos meses.

Es que no sólo se practica, se confraterniza, y se entrena. También el pádel nos deja valiosas lecciones para dirigir personas en organizaciones enteras. Repasemos estos cinco aspectos:

1) Co-liderazgo real: dos liderazgos, un solo equipo

En el pádel no hay “héroes solitarios”: triunfan las parejas que comparten un modelo mental del juego -quién toma la pelota en cada zona, cuándo presionar, cómo cubrir al compañero-. En las organizaciones, desarrollar “modelos mentales compartidos” reduce fricciones, acelera decisiones y coordina microacciones de alto impacto.

Si quieres llevarlo a la práctica en tu trabajo, antes de un proyecto, puedes entrenar en alinear expectativas con tu “pareja profesional”: propósito, roles, señales y protocolos de presión (por ejemplo: cómo cerrar un trimestre difícil). La ciencia del deporte confirma que los modelos mentales compartidos consolidan la coordinación y el rendimiento del equipo.

2) Anticipación y lectura de patrones: decidir un segundo antes

Los mejores del circuito “leen” la pared, el rebote y la posición rival para ganar un tiempo decisivo. En liderazgo, construir un radar de señales tempranas (clientes, personal, regulaciones, tecnología) y entrenar escenarios (“si pasa X, ejecutamos Y”) evita decisiones reactivas. Aquí van algunas tácticas concretas: revisiones quincenales de supuestos críticos, y contar con un tablero de indicadores adelantados y simulacros de respuesta rápida. La literatura de aspectos cognitivos de equipos en deporte respalda que compartir y actualizar estos mapas mentales mejora la sincronización y la calidad de las decisiones.

3) Dominar el reinicio psicológico

En pádel, perder un punto espectacular no define el partido. Los profesionales restablecen la mente en segundos: respiración, anclajes atencionales y micro-cadencias corporales. En la oficina, ese “reset” es oro tras un fallo de producto o una reunión tensa. Aquí van dos sugerencias que funcionan a nivel empresarial: Implementar rutinas de 60–90 segundos: respiración con exhalación prolongada (relación 1:2; inspirar profundo en un tiempo y soltarlo en 2 tiempos) o box breathing, un método de respirar imaginando un cuadrado: inhalar en 4 tiempos, retener en 4, soltar en 4 y mantener sin tomar aire, también en 4. Esto sirve para bajar la activación del sistema parasimpático del cerebro, que aminora el estrés y ayuda a recuperar el foco.

4) Retroalimentación en vivo y seguridad psicológica: corregir sin romper la confianza

Las mejores parejas se corrigen en tiempo real (“más cruzada”, “adelanta medio paso”) sin deteriorar el vínculo. Incluso en algunas empresas con las que trabajo implementamos el “¡Voy!” en las reuniones cuando alguien asume un compromiso de hacerse cargo de ciertas tareas. Para traducirlo al liderazgo, se pueden instalar ciclos de retroalimentación breves, específicos y observables; le llamamos feedback continuo, que está puesto en las agendas, y no se activa solamente al azar. También, cultivar seguridad psicológica para que el equipo se anime a hablar de errores sin temor a represalias.

5) Convertir límites en ventajas: jugar con las paredes

El pádel enseña a transformar una “barrera” en un recurso estratégico: la pared no frena, habilita ángulos nuevos. En negocios, los límites (presupuesto, regulación, procesos, contextos de países) pueden catalizar creatividad y ejecución (austera, previsora, audaz, innovadora). Dos prácticas: Briefings de “diseño dentro de restricciones” (tiempo, costo, cumplimiento, escasez); y revisiones de portafolio para reasignar recursos a apuestas de alto apalancamiento. Este enfoque —innovar en la restricción— alinea a los equipos con la realidad y reduce derivas estratégicas.

Define tu “pared”: ¿qué restricciones se transformarán en ventaja este trimestre?

Consensúa con tu “pareja” de proyecto un manual de sólo una página: roles, señales, cierres, indicadores.

Establece un “debrief de dos puntos”: tras cada hito, dos aprendizajes y un ajuste.

Entrena el reinicio: 90 segundos de respiración guiada antes de decisiones críticas. Puedes ser tú quien lo impulse y lo compartes en equipo.

Medir cooperación real: ¿cuántas retroalimentaciones útiles por semana intercambias tú? ¿Y tu equipo entre sí, y contigo?

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