
Por primera vez, científicos de los Estados Unidos y Corea del Sur consiguieron producir óvulos humanos funcionales a partir de células de la piel.
Publicaron los resultados en la revista Nature Communications y marcaron un paso que podría cambiar el futuro de la medicina reproductiva.
Desde el punto de vista experimental, los óvulos obtenidos pueden considerarse “funcionales” porque respondieron como gametos. Fueron fecundados y, en algunos casos, se desarrollaron hasta la fase de blastocisto.
Pero tenían anomalías cromosómicas frecuentes y una capacidad de desarrollo limitada. Es decir, por ahora no son aptos para producir embarazos humanos.

Los resultados, sin embargo, abre nuevas alternativas para investigar y encontrar respuestas para las mujeres que no pueden utilizar sus propios óvulos y quieren tener hijos.
Los científicos que hicieron la investigación trabajan en la Universidad de Ciencias y Salud de Oregón, de los Estados Unidos y en la Universidad CHA en Corea del Sur. La primera autora es la bióloga y genetista española Nuria Martí Gutiérrez.

Antes de empezar la experimentación, los investigadores consideraron uno de los problemas frecuentes en la infertilidad: muchas mujeres no tienen óvulos sanos por diversas razones. En estos casos, las soluciones tradicionales no sirven.
Buscaron entonces desarrollar una técnica que permitiera fabricar óvulos al partir de células mucho más simples, como las de la piel. La base fue la "transferencia nuclear de células somáticas": extrajeron el núcleo de una célula de piel y lo colocaron dentro de un óvulo.
Pero el reto central radicaba en el número de cromosomas: las células de piel contienen 46 y los óvulos solo pueden tener 23. Hasta ahora, nadie había conseguido resolver el exceso de cromosomas en este tipo de técnica. Por eso, los investigadores se propusieron superar ese obstáculo.

Primero, recolectaron células de piel de donantes adultos con el consentimiento informado. El núcleo de cada célula fue extraído e introducido en un óvulo humano previamente enucleado.
Para alcanzar el número adecuado de cromosomas, se aplicó una técnica llamada "mitomeiosis". Con ese uso, se logró imitar la cantidad correcta que debe tener un óvulo humano.
Luego, se generaron 82 óvulos funcionales, que fueron fertilizados con espermatozoides en laboratorio al usar técnicas estándar de fecundación in vitro.
Después de seis días, alrededor del 9% de los óvulos fecundados alcanzó la etapa de blastocisto, un paso temprano y esencial en el desarrollo antes de la implantación en el útero. Se detectaron alteraciones cromosómicas en la mayor parte de los óvulos.
Ningún embrión fue implantado ni cultivado más allá de seis días, según los límites exigidos en investigaciones con embriones humanos.

El proceso se realizó bajo regulaciones éticas y con la aprobación de comités científicos. Todos los donantes aceptaron el uso de sus muestras.
Yolanda Cabello, embrióloga clínica independiente y profesora del máster en dirección Sanitaria y Gestión Clínica de la Universidad Internacional de Valencia, comentó que “la técnica todavía debe perfeccionarse”. Además, consideró que “es un avance emocionante, pero requiere un diálogo abierto y responsable entre científicos, reguladores y la sociedad para decidir cómo y para qué usar esta tecnología en humanos”.
La experta, en diálogo con Science Media Centre España, advirtió que producir óvulos a partir de células humanas plantea debates. Los embriones fueron creados solo para investigación y pueden tener riesgos genéticos desconocidos.

Además, señaló que existe el peligro de que esta tecnología lleve a la selección de características y solo beneficie a quienes puedan costearla. Por eso, opinó que es imprescindible una supervisión ética y regulatoria rigurosa.