Funcionarios de la Guardia Costera de Estados Unidos (USCG) ha determinado que la implosión del sumergible Titan, ocurrida en 2023 durante una expedición hacia los restos del Titanic frente a las costas de Canadá, fue un evento “prevenible”, según el resultado de su más alto nivel de investigación.
De acuerdo con el comunicado, citado por The Associated Press (AP), la nave, propiedad de la firma privada OceanGate situada en el estado de Washington, no contaba con el diseño, certificación, mantenimiento ni procesos de inspección adecuados para una operación de tal envergadura.
Igualmente, testimonios de numerosos empleados acerca de una “cultura laboral tóxica” dentro de OceanGate han salido a la luz pública en los dos años transcurridos desde la tragedia, fortaleciendo las conclusiones del informe oficial.

El reporte también subrayó la falta de un marco preciso tanto nacional como internacional que regule las operaciones de vehículos sumergibles privados, lo que dificultó la supervisión y el cumplimiento de estándares de seguridad.
Jason Neubauer, representante de la Junta de Investigación Marina, destacó la importancia de la investigación para evitar incidentes similares en el futuro. “Es necesaria una supervisión más fuerte y opciones claras para los operadores que están explorando nuevos conceptos fuera del marco regulatorio existente”, expresó en un comunicado difundido tras la publicación del informe.
La desaparición del Titan y la posterior búsqueda internacional atrajeron la atención global, al tiempo que la tragedia cobró la vida de cinco personas, incluido el director de la compañía y operador del sumergible, Stockton Rush. No se reportaron sobrevivientes.
Como resultado, el desastre ha motivado demandas legales y ha impulsado recomendaciones para reforzar la regulación de la industria privada de expediciones en aguas profundas, un sector en crecimiento. Según la investigación, los fallos en los procedimientos internos de la empresa y la insuficiente supervisión externa originaron condiciones de riesgo que contribuyeron directamente al desenlace fatal.
Miembros de la USCH señalaron que la experiencia de OceanGate pone de manifiesto las deficiencias estructurales en la vigilancia y el control de una industria en expansión, subrayando que su misión estaba obstaculizada por la falta de un marco nacional e internacional para las operaciones de sumergibles.
Este trágico accidente submarino tuvo lugar en junio de 2023, cuando cinco personas, que esperaban ver los restos del legendario Titanic, murieron a bordo del sumergible de 6.7 metros de largo y un peso de 11.330 kilos.
Cerca de una hora y 45 minutos después de sumergirse, personal en superficie perdió contacto con el vehículo fabricado con titanio y fibra de carbono, diseñado para explorar profundidades marinas de hasta 4.000 metros, según publicó USA Today.
Luego de no recibir respuesta del sumergible, el equipo de rastreo inició una desesperada misión de búsqueda y rescate que se extendió por varios días. Finalmente, se descubrieron los restos, ubicados a más de 480 metros de la proa del Titanic.
A finales de mayo, la USGC compartió un impactante video. En él se observa a Wendy Rush y Gary Foss, ambos sentados frente a una computadora a bordo del barco de apoyo Polar Prince, cuando, de pronto, se escucha un ruido similar al de una puerta cerrándose, lo que lleva a la esposa del fallecido CEO de OceanGate a preguntar: “¿Qué fue ese golpe?“.
Expertos de la USCG indicaron que aquel sonido probablemente corresponde a la implosión del sumergible alcanzando la superficie del océano apenas dos minutos después.
Además del CEO de la empresa fabricante del Titan, a bordo se encontraban el Hamish Harding, explorador británico; Paul Henri Nargeolet, un experimentado buzo francés; Shahzada Dawood, empresario británico paquistaní y su hijo de 19 años, Suleman Dawood, de acuerdo con AP.