Crédito: Remix mediaLos microplásticos ya son un tema recurrente en el día a día. Aunque hasta hace poco, pasaban desapercibidos y no se les daba demasiada importancia, ahora ya tenemos la suficiente información para saber que están presentes en muchos elementos a nuestro alrededor: desde la leche matera hasta el semen. En la Unión Europea ya se han tomado precauciones para que no supongan un problema mayor, pero tal y como cuenta el Dr. Nicolás Olea, no nos libramos de sus peligros y hay que ser conscientes.
El catedrático de Radiología y Medicina Física de la Universidad de Granada es claro: “La exposición humana a contaminantes químicos es alarmante”. Y es que los estudios han revelado que los datos son más elevados de lo que creíamos. “Europa ha financiado en los últimos años proyectos de investigación muy potentes de biomonitorización humana: se miden residuos en pelo, orina o sangre de muchos compuestos. Después de analizar a 13.000 ciudadanos, de ambos sexos y todas las edades, la conclusión es que rara vez encontramos asociación entre un solo contaminante y la salud humana, pero sí con el combinado de todos ellos. La toxicología no está atendiendo bien al efecto cóctel”, asegura.
Hace unas décadas, se creía que eran los grandes plásticos los únicos perjudiciales a nivel tanto salubre como medioambiental. Hoy, ya conocemos la existencia de estas pequeñas partículas que están en todos lados y que son muy complicadas de evitar. “Durante 30 años pensamos que lo malo eran los componentes químicos del plástico. Ahora sabemos que también lo son los pedacitos de plástico, los microplásticos y nanoplásticos”.
El doctor cuenta con un libro, o mejor dicho, una guía, titulada “80 recomendaciones para evitar los tóxicos”, en la que identifica los contaminantes comunes y aplica soluciones prácticas y accesibles para mejorar el bienestar común.
Casas modernasLa problemática se eleva a la propia vivienda. La forma en que construimos y decoramos nuestros hogares dista mucho de la de hace décadas. En casa de nuestros padres o abuelos, los materiales más utilizados eran la madera o el lino, y las paredes por lo general estaban alicatadas. Sin embargo, las casas modernas cuentan con muebles de melanina, cortinas de poliéster o suelos de PVC (policloruro de vinilo).
Todos estos materiales utilizados y que están allá donde mires, están llenos de derivados del petróleo. Por ello, el Dr. Olea propone una serie de recomendaciones, entre las que se encuentran:
- Disminuir el plástico de la cocina en la medida de lo posible
- Volver a las vajillas tradicionales, de cristal, cerámica o madera
- No meter tápers en el microondas
- No usar moldes de silicona en el horno
- No meter plástico en el lavavajillas
- Dejar a un lado las famosas sartenes antiadherentes y volver a las de cerámica o metal
- Utilizar bolsas de té de celulosa
- Tomar agua del grifo. A esta recomendación, el doctor añade: “El Canal de Isabel II garantiza una calidad altísima. Mil litros cuestan dos euros. ¡Mil litros! Y sin embargo pagas dos euros por una botella de dos litros. Desde 2023 hay una ley europea de calidad del agua de grifo con reglamento de obligado cumplimiento. Se miden pesticidas, perfluorados, radioactividad... todo. Exige que se cumpla antes de obligarte a comprar agua en plástico”.
- Utilizar cafetera italiana de aluminio. Tal y como explica el experto: “Las cápsulas de café de metal, muchas veces, tienen un recubrimiento interior de polietileno. El problema es que suponen un enorme impacto ambiental porque no se reciclan. Y, además, cuando se calientan a 95 grados liberan todos sus componentes”.
hace 4 horas
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