
La actriz Natalie Portman tiene recuerdos agridulces sobre su infancia y adolescencia como estrella emergente de Hollywood.
En una entrevista reciente publicada en Interview Magazine, la ganadora del Oscar reflexionó sobre cómo la sexualización precoz impactó en su desarrollo personal y profesional, y cómo tuvo que construir una imagen pública defensiva para protegerse de la atención no deseada.
Portman, de 43 años, conversó con la actriz Jenna Ortega, su compañera de reparto en la película The Gallerist, sobre la experiencia de crecer en la industria del entretenimiento.
Ortega le preguntó si sentía que la percepción pública sobre ella era acertada o si había logrado mantener aspectos de su vida en privado.
“Creo que hay una comprensión pública de mí que es diferente de quién soy”, explicó. “He hablado un poco antes sobre cómo, de niña, fui realmente sexualizada, lo cual creo que les pasa a muchas chicas jóvenes que están en pantalla. Me sentía muy asustada por eso”.

La actriz comenzó su carrera a los 12 años en la polémica cinta El perfecto asesino (Leon: The Professional, 1994), dirigida por Luc Besson.
En ella interpretó a Mathilda, una niña que entabla una estrecha relación con un asesino a sueldo, interpretado por Jean Reno. Aunque el vínculo no se concretó como romántico en la versión final, el propio cineasta admitió que en un primer borrador del guion, los personajes sí llegaban a ser amantes.
El personaje de Portman era polémico, ya que muchos espectadores consideraron que encajaba en el arquetipo de “Lolita”. Ello sumó al debate sobre la sexualización de actrices jóvenes en el cine.
Dos años después, a los 13, Portman participó en Chicas lindas (1996), donde interpretó a Marty, una adolescente de la que se enamora un hombre de 30 años, interpretado por Timothy Hutton.
Con el paso del tiempo, la estrella de cine reconoció que ese fue uno de los tantos arquetipos de los que constantemente evita encasillarse.

“Hubo una larga fase de Lolita. Luego una larga fase de ‘la chica que ayuda al tipo a descubrir sus emociones’ durante una década. Y ahora siento que es de ‘madres que han dañado a sus hijos’, lo cual es algo que emocionalmente no podría soportar”, comentó.
Para protegerse de la mirada sexualizada del público y la industria, Natalie Portman adoptó una estrategia consciente: proyectar una imagen impasible ante el público.
“Obviamente la sexualidad es una gran parte de ser niño, pero yo quería que eso estuviera dentro de mí, no dirigido hacia mí. Y sentí que mi manera de protegerme era ser como: ‘Soy muy seria. Soy muy estudiosa. Soy inteligente, y ese no es el tipo de chica a la que atacas’”, explicó. “Pensé que si creaba esta imagen de mí misma, me dejarían en paz. No debería ser así, pero funcionó”.
Esa es la razón por la que cree que la gente tiene una idea distinta a su personalidad real. “Esa es la desconexión entre que yo sea tonta y juguetona en la vida real, y la gente piense que soy una persona muy seria y estudiosa”, dijo.

Aunque aseguró que no es una persona especialmente reservada, desde temprano aprendió que aparentar privacidad ayudaba a preservar ciertos aspectos de su vida.
Por otro lado, Portman también comentó sobre su vida como madre y sobre su matrimonio con el coreógrafo Benjamin Millepied, de quien se divorció el año pasado tras más de una década de relación.
Ambos se conocieron en el set de El cisne negro en 2009 y se casaron en 2012. Tienen dos hijos: Aleph, de 13 años, y Amalia, de ocho.
“Estaba emocionada por tener hijos, y con una persona de la que estaba enamorada. Pero es realmente importante tener personas en tu vida que te mantengan con los pies en la tierra”, mencionó sobre su etapa familiar.
El divorcio se produjo luego de que el medio francés Voici publicara en 2023 un informe que afirmaba que Millepied había mantenido una relación extramarital con una activista climática de 25 años, Camille Étienne.
Natalie Portman presentó la solicitud de divorcio poco después y el proceso se finalizó el mismo año.