¿Mientras más opciones mejor? Analizando las elecciones del 2026 desde la economía del comportamiento

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Así lucirá la cédula deAsí lucirá la cédula de votación en las elecciones 2026: peruanos deberán votar cinco veces

La ciencia económica neoclásica asume que los seres humanos nos comportamos como si fuéramos perfectamente racionales. Es decir, tomamos decisiones informadas y calculadas a fin de maximizar nuestra utilidad. Así, se habla del “homo economicus”, un ser que evalúa todas las alternativas disponibles, hace un análisis costo-beneficio, y selecciona la opción que más les conviene. La economía del comportamiento, sin embargo, intentando complementar la visión neoclásica, reconoce que las decisiones de los seres humanos son influenciadas por distintos factores de cohorte psicológico y social.

Bajo este marco se puede analizar, por ejemplo, el concepto conocido como “sobrecarga de opciones” (choice overload en inglés). Este concepto se refiere al caso en el que un exceso de opciones reduce la calidad de las decisiones, genera parálisis o disminuye la satisfacción. Bajo el supuesto de racionalidad, lo anterior no tendría sentido, pues para el “homo economicus”, tener más opciones siempre será mejor para el bienestar.

Sobre la sobrecarga de opciones existe diversa evidencia empírica que demuestra su existencia —grandes conjuntos de opciones pueden reducir la utilidad de los electores— y explica el porqué se da este efecto. Entre los principales mecanismos que explican este efecto están: (i) el mayor esfuerzo cognitivo que implica elegir entre más opciones; y (ii) el mayor temor a arrepentirse, cuando el conjunto de opciones es mayor el temor a arrepentirnos de la opción elegida también. Como resultado, las personas que nos enfrentamos a una elección con un gran conjunto de opciones solemos tomar ciertos atajos para elegir de manera rápida, por ejemplo, elegimos la opción predeterminada, evitando el esfuerzo cognitivo; y de ser posible preferimos aplazar la elección.

A la fecha, en abril del 2026 tendremos que elegir entre 39 candidatos que postulan a la presidencia y un número mucho mayor de candidatos que postulan al senado y congreso. En este contexto, el riesgo de que el efecto sobrecarga de opciones tenga consecuencias importantes, es inminente.

Por ejemplo, un artículo académico sobre las elecciones primarias en Estados Unidos, publicado el año pasado, encuentra que, cuando la cantidad de candidatos es mayor:

  • Los encuestados dedican menos tiempo a mirar los perfiles de los candidatos.
  • La probabilidad de que seleccionen candidatos en la primera mitad de la balota es mayor.
  • Los encuestados se sienten abrumados por el proceso de toma de decisiones.

En la misma línea, otra investigación publicada en 2021, a partir de un experimento con candidatos hipotéticos, encuentra que, aumentos moderados en el número de candidatos que se presentan a un cargo llevan a que los votantes aprendan menos sobre las posiciones políticas de los candidatos, dependan más de atajos irrelevantes, como por ejemplo la posición del candidato en la balota, y cometan más errores al votar, votar por un candidato no acorde a las preferencias, valores y prioridades del elector.

La evidencia sugiere que la sobrecarga de opciones puede afectar la calidad del voto y la participación, especialmente en contextos con boletas extensas como serán las de las elecciones peruanas este 2026. Para mitigar estos riesgos, es fundamental implementar campañas de información claras y masivas que ayuden a los electores a conocer por qué están votando, las propuestas y diferenciar a los candidatos antes de llegar a la urna. En esta línea, desde Videnza Instituto hemos lanzado la iniciativa “Elegir bien comienza hoy” con el objetivo de acercar a los ciudadanos información clave sobre el proceso electoral venidero.

Finalmente, pensando en procesos futuros, se requiere reducir la fragmentación extrema, ya sea mediante requisitos más estrictos para la inscripción de candidaturas, mecanismos de primarias más ordenadas o incentivos para la consolidación de partidos. De lo contrario, la abundancia de opciones se traducirá, no en una elección más democrática, sino en decisiones menos informadas y en una menor legitimidad de nuestra democracia.

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