El mundo del fútbol está de luto por el fallecimiento de Hugo Orlando Gatti a sus 80 años. Tras dos meses de estar internado por una neumonía, el ex arquero se convirtió en leyenda y pasó a la inmortalidad. Su carrera bajo los tres palos es digna de admirar. Surgido en Atlanta en 1962, el Loco, como fue popularmente conocido, pasó por River Plate (1964-68), Gimnasia y Esgrima La Plata (1969-74) y Unión de Santa Fe (1975). En 1976, su desembarco en la Boca se produjo de la mano de Juan Carlos Lorenzo, que lo pidió especialmente para defender la valla del equipo de la Ribera, donde atajó durante 12 temporadas y ganó seis títulos, tres nacionales y tres internacionales.
“Recuerdo cuando le atajó el penal a Vanderlei en Uruguay en la final de la Libertadores de 1977 contra Cruzeiro y nos abrazamos por haber sido campeones. Fue un abrazo muy emotivo e inolvidable”, rememora Roberto Mouzo, uno de los máximos ídolos boquenses, con 416 partidos con la casaca Azul y Oro.
El Loco Gatti y Mouzo fueron compañeros en Boca en una época dorada, desde 1976 a 1984, año que el defensor se fue Estudiantes de Río Cuarto. Durante ocho años, ganaron seis títulos y compartieron concentraciones, entrenamientos y partidos. También, tuvieron que atravesar momentos institucionales muy duros, pero juntos salieron adelante acompañados de caudillos como Francisco Sa, Carlos Veglio y Mario Zanabria, entre otros.
“No teníamos relación fuera de la cancha porque era un ermitaño (Gatti) y no salía con nosotros. Pero lo aceptábamos como era, y le teníamos el mayor de los respetos como profesional y compañero”, revela el Chacha Mouzo en diálogo con Infobae.

En 1988, Gatti se fue de Boca por diferencias con el entrenador de turno, José Omar Pastoriza. El ex portero, oriundo de Carlos Tejedor, fue excluido del equipo por el DT después de un error en un partido contra Deportivo Armenio, lo que llevó a la llegada de Carlos Navarro Montoya al arco boquense. Aunque otras versiones indican que su salida tuvo más que ver con una ideología política que por sus condiciones futbolísticas. “Hubo un problema de peronismo, de política. Eso lo llevó a Pastoriza a limpiarlo de Boca, y sucedió lo que sucedió”, se sincera el ex defensor.
- ¿Cómo te cayó la muerte del Loco Gatti?
- Tenía la ilusión de que se iba a recuperar, porque estaba en eso, y después volvió a caer otra vez. Entonces, era una preocupación que uno tenía. Y, finalmente, me generó un dolor fuerte enterarme de su partida.
- ¿De qué manera te enteraste de su fallecimiento?
- Me llamaron desde Boca. Lo estaban comunicando ex jugadores del club como el Ruso Enrique Hrabina. Estoy en el grupo de WhatsApp, y hay muchos jugadores ahí. Entonces, me mandaron un mensaje por su fallecimiento.
- ¿Cuál fue el primer recuerdo que te vino a la cabeza cuando te enteraste de su partida?
- Tengo muchos. El primer recuerdo es cuando le atajó el penal a Vanderlei en Uruguay y nos abrazamos por haber sido campeones. Fue un abrazo muy emotivo e inolvidable. Para colmo, fue el último penal, ya que yo pateé el primero ese día, y lo tuve que volver a patear. También, recuerdo su llegada a Boca, de cómo era él en la concentración. Le gustaba, digamos, en cierto modo, querer estar siempre presente, y eso significó mucho.
- ¿Cómo era tu relación con él?
- Nos llevábamos bien. Yo te digo que le decían “el Loco”, pero de “loco” no tenía nada. O sea, yo lo que compartí con él, entre concentración, entrenamientos y partidos, era un compañero más. Tenía algunas cosas como que era un ermitaño porque le gustaba estar solo para tomar sol desde las 8 de la mañana hasta las 20 horas. Le gustaba eso. Y bueno, cada uno, respetaba su decisión.
- ¿Dónde se ponía a tomar sol?
- Se quedaba sentado sin remera en La Candela, durante la concentración. Justo daba el sol en la mañana y también en la tarde. Había un mástil enfrente de la salida de la concentración, adentro de La Candela, y se colocaba ahí solito, solito, solito. Él no tenía problema con eso de estar solito. Después, nos quedábamos pateándole, hacíamos trabajo con pelotas, tirábamos centros y él atajaba todas las pelotas. Llevaba a cabo el laburo de un arquero y estábamos también compenetrados en eso para darle una mano para que tenga la posibilidad de adelantarse, de tapar y de ir a una pelota al costado, ¿viste? Nosotros nos quedábamos fuera de hora y lo ayudábamos para que haga su laburo también.
- ¿No jugaste ese partido contra Argentinos Juniors, el de los cuatro goles que le hizo Diego Maradona?
- En ese momento, yo no estaba jugando, pero fui a la cancha de Vélez. Arrastraba un problema en uno de los aductores y estuve en la platea. Justo me senté con Jorge Cyterszpiler, su ex representante. Ese día, Hugo fue el capitán. El día anterior, salió en el diario La Razón, en Dialoguitos en el Asfalto, que “el Loco” había dicho que Maradona era un gordito. Y después, Diego le respondió en el sorteo. Le dijo “vos dijiste que yo era un gordito”. Yo lo sé esto porque Cyterszpiler fue al vestuario, después volvió, se sentó al lado mío y me comentó lo que había pasado. La charla entre Gatti y Maradona fue “vos me dijiste gordito, bueno, yo tenía pensado hacerte dos goles, pero ahora te voy a hacer cuatro”. Y le hizo cuatro.

- ¿Cómo tomó el Loco el haber recibido cuatro goles?
- Él tomaba las cosas, digamos, sin cargar a nadie. Jamás le escuché decir algo malo de otra persona. Es así, no hacía silencio, pero aprendió la lección de no hablar de Maradona, y a partir de ese momento, no dijo más nada de nadie.
- También, el Loco Gatti se daba sus gustos, ¿no?
- Sí, porque a la noche se daba el gusto de tomarse una copita de vino. Para él, era una rutina. Se sentaba en la mesa junto a tres compañeros más que no tomaban alcohol, pero Hugo sí tomaba vino. Entonces, en la mesa se sentaban cuatro jugadores, y el mozo le servía vino a todos, pero como los tres que estaban con él sentados no tomaban, él agarraba y se tomaba los cuatros vasos.
- ¿Estuviste presente en la cancha de Boca cuando Hugo jugó de delantero?
- Sí, estuve. No jugué ni nada, pero estuve presente. No anduvo mal, ¿eh? Ojo. A él le gustaba jugar de delantero. En su momento, fue delantero cuando era chico. Tengo entendido eso, ¿viste? Después, se tiró para el arco y mal no le fue. Creó un estilo, un estilo distinto a los demás arqueros. El que más se asemejó a él fue Carlos Fernando Navarro Montoya. El Mono fue el más parecido a él. Era medio difícil imitarlo por la condición que tenía, de cómo veía el fútbol. Era rápido mentalmente también. Físicamente era flaquito, entonces tenía recuperación rápida, un montón de cosas que lo suplantaba con salida de pierna, con buena salida a tapar el remate o le pegaba a la pelota.

- ¿Fuera de la cancha cómo era Hugo?
- No teníamos relación fuera de la cancha, porque era un ermitaño y no salía con nosotros. Lo tomábamos como él era y le teníamos el mayor de los respetos como compañeros.
- ¿Alguna vez discutieron y luego se amigaron?
- No, que yo recuerde no, te digo la verdad. Yo no me peleé con ningún compañero. Aparte, teníamos una camada con Gatti, Pancho Sá, Toti Veglio, Mario Zanabria que tenían 28, 30 años, pero hoy es distinto. A mí me tocó debutar con 18 en la Primera de Boca, y en ese momento no debutan a tan corta edad. Yo no lo podía creer. Mi debut fue de muy jovencito, porque era muy difícil con todos los monstruos que había. Fíjate la cantidad de partidos que tiene el Loco Gatti en Boca, la cantidad de partidos que tenía el Chapa Suñé, que en paz descanse. Yo tengo 416 partidos y es muy difícil que me reemplazarán por la experiencia que tenía. A lo que voy es que siempre jugábamos los mismos. Lo que yo viví realmente no tiene precio, no tiene valor en lo económico. Yo no cambio todo lo que viví en Boca por ninguna cantidad dinero, te soy sincero. El recuerdo que tengo es lo más valioso para mí.
- Después, llegó José Pastoriza y no lo quiso más. ¿Por qué Gatti se fue de Boca Juniors?
- Porque hubo un problema de peronismo, de política. Eso lo llevó a Pastoriza a limpiarlo de Boca, y sucedió lo que sucedió. Su último partido fue contra Deportivo Armenio. En una jugada, salió lejos a quitarle la pelota al delantero Sergio Silvano Maciel, pero no capturó la pelota y dejó el arco vacío para la definición. En verdad, se le quedó trabada una rodilla, y de esta manera, no pudo continuar. A raíz de esa jugada, el entrenador lo limpió. Pero no coincido en cómo se comportaron con él, que busquen una excusa, que fue el error que cometió para limpiarlo me parece que no es correcto. En ese sentido, no estoy de acuerdo con su salida de Boca.
- ¿Cuándo fue la última vez que lo viste?
- Hace mucho tiempo, muchísimos años, porque no vino al homenaje por los 45 años de las Copa Libertadores 78 y la Intercontinental de ese año. No vino porque no estaba en Argentina, ya que viajaba permanentemente a España a ver a los hijos. Así que hacía tiempo que no lo veía, desde que compartimos cancha por última vez.