Los mejores Paradores para visitar en otoño (Montaje: Infobae España).El otoño llega a España convertido en un auténtico regalo para los sentidos, tiñendo bosques, valles y senderos de colores ocres, dorados y rojizos que anuncian nuevos comienzos. Es el momento idóneo para viajar, descubrir rincones ocultos y dejarse arropar por la tranquilidad de paisajes tapizados de hojas. Para quienes desean que la escapada sea aún más especial, los Paradores se erigen como refugios perfectos: enclaves únicos rodeados de naturaleza, historia, gastronomía y rutas de senderismo capaces de reconciliar cuerpo y alma tras la aventura.
Durante esta estación, viajar a cualquiera de estos alojamientos significa adentrarse en un otoño legendario, con propuestas para toda la familia, mascotas incluidas y leyendas que esperan ser descubiertas en cada curva del camino. Es por ello que desde la web de Red de Paradores recomiendan los siguientes alojamientos para disfrutar de esta estación en todo su esplendor gracias a los maravillosos entornos naturales que le rodean.
Tejeda de Tosande, en Palencia (Adobe Stock).En el corazón de la Montaña Palentina, a escasos minutos del Parador de Cervera de Pisuerga, se alzan el bosque milenario de la Tejeda de Tosande y el majestuoso Roblón de Estalaya. La primera parada invita a perderse entre tejos de más de dos mil años y seis metros de altura, donde la quietud solo se ve alterada por ciervos, corzos y jabalíes. El ambiente otoñal reviste el lugar de una belleza sobrecogedora, perfecta para el senderismo contemplativo.
El segundo gran atractivo, el Roblón de Estalaya, declarado Espécimen Vegetal de Singular Relevancia, asombra por su porte y longevidad: más de seiscientos años resistiendo las inclemencias del tiempo. Las sendas que rodean este gigante, así como los hayedos adyacentes, resultan ideales para visitas familiares y para quien busca conocer la flora autóctona de Castilla y León en su mejor momento. Como aliciente, el Parador admite mascotas y su emplazamiento, integrado en el Parque Natural de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre, abre la puerta a rutas como la del Bosque Fósil o la senda de la cascada de Mazobre.
Parador de Plasencia, en Cáceres (Paradores.es).El Parador de Plasencia, instalado en un antiguo convento del siglo XV, es la puerta de entrada a uno de los valles más sorprendentes del otoño español: el Valle de Ambroz. Aquí los Castaños de Temblar, con ejemplares tan imponentes como “Hondodero” (25 metros de altura) o “El Bronco”, de tronco en espiral, ofrecen un escenario casi de cuento. Octubre y noviembre son meses ideales para recorrer este bosque, disfrutar de castañas recién caídas y dejarse impresionar por la paleta estacional que domina el paraje.
El entorno invita también a zambullirse en la historia, visitando el intacto barrio judío de Hervás, con sus casas de piedra y castaño y sus callejas del siglo XII. Cerca aguardan los Baños de Montemayor, termas romanas transformadas en balneario, y el siempre animado Festival de Otoño Mágico, donde la gastronomía y el folclore llenan las calles de vida. Para cerrar el día, el exclusivo bar nocturno del Parador ofrece un refugio inigualable tras una jornada completa.
Los visitantes del Parador de Baiona no solo disfrutan de las mejores vistas hacia el Atlántico, sino que pueden sumergirse en paisajes de leyenda como el Bosque Encantado de Aldán. Robles, castaños, laureles y abedules forman un tapiz vegetal atravesado por el rumor del río Orxás, ideal para caminatas que invitan a dejar volar la imaginación. Dominando el bosque surge el castillo de O Frendoal, antiguo refugio de caza de los condes de Canalejas, con su foso, puente levadizo y torreón. Muy cerca, el Bosque de Colón sorprende con 500 secuoyas rojas plantadas como homenaje al descubrimiento de América, capaces de alcanzar alturas prodigiosas.
El Parador en sí, ubicado en la península de Monterreal, deslumbra por su escalinata de piedra, sus jardines y la gastronomía gallega que conquista tras cada ruta: pulpo a la feria, pescados de lonja y empanadas son degustación obligada. No es de extrañar que la guía Lonely Planet lo considere uno de los rincones imprescindibles de la marca Paradores.
Parador de Limpias, en Cantabria (Paradores.es).Al norte, el Parador de Limpias se rodea del espectáculo migratorio de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel. Aquí, aves llegadas de toda Europa conviven con la fauna local en un mosaico de rutas, observatorios y sendas familiares como la de la Marisma de Solija. El Monte Buciero y el Parque Natural de los Collados del Asón brillan en otoño con hayedos y bosques de hoja caduca dominados por cascadas de 70 metros. El Parador, antigua residencia de verano de Alfonso XIII, ofrece además gimnasio, pistas deportivas y acceso a rutas que llevan a descubrir el casco histórico de Limpias, la iglesia de San Pedro y las cuevas prehistóricas de Covalanas y Mirón, completando una experiencia para todos los públicos.
Parador de Vic-Sau, en Barcelona (Paradores.es).Pocos bosques inspiran tanta fantasía como la Fageda d’en Jordà, un hayedo que desafía la norma por crecer a solo 550 metros sobre una colada de lava volcánica. Noviembre es el mes de esplendor, cuando sus caminos invitan a perder el sentido del tiempo y explorar rincones como la granja de lácteos artesanales o las rutas sugeridas por la oficina de turismo. La vecina Fageda de los Roques Encantades, con sus peñascos forrados de musgo y leyendas de demonios y ángeles, completa el cuadro para quien persigue bosque y mito. Tras la caminata, el Parador permite relajarse con recetas tradicionales catalanas y vistas al pantano de Sau y la sierra de Les Guilleries.
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