
Un turista italiano de 28 años fue rescatado luego de haber permanecido secuestrado y presuntamente torturado durante más de dos semanas en un apartamento en el barrio Nolita de Manhattan, Nueva York. El caso ha generado conmoción no solo por la brutalidad de los hechos, sino también por el perfil del presunto agresor, un operador de criptomonedas oriundo de Kentucky, y el escenario del crimen: un apartamento alquilado por entre 30,000 y 40,000 dólares mensuales.
El hecho se conoció públicamente este viernes 23 de mayo, cuando la víctima logró escapar del lugar donde estaba retenida, en la esquina de Prince Street y Mulberry Street, y pidió ayuda a un agente de tránsito, quien de inmediato alertó a las autoridades, según confirmaron fuentes policiales citadas por Union-Bulletin y PEOPLE.
El presunto responsable, identificado como John Woeltz, de 37 años, fue detenido ese mismo día y trasladado para ser interrogado por detectives del Departamento de Policía de Nueva York (NYPD). Hasta el momento, no se han presentado cargos formales en su contra.
Según información difundida por WNBC y WABC, la víctima había llegado a los Estados Unidos desde Italia el pasado 6 de mayo para reunirse con Woeltz, con quien habría sostenido previamente relaciones de negocios. La misma fuente indica que tras una disputa entre ambos, el joven regresó a Italia, pero posteriormente fue convencido por Woeltz de volver a Nueva York. Fue entonces cuando habría comenzado el secuestro.
El joven relató a la policía que, una vez en el apartamento, Woeltz lo retuvo contra su voluntad, le confiscó el pasaporte y procedió a torturarlo. La gravedad de las agresiones todavía no ha sido revelada en detalle, pero se informó que la víctima permaneció encerrada durante más de dos semanas.

Los agentes del NYPD que ingresaron al lugar tras la denuncia encontraron, según reportaron WNBC y WABC, múltiples elementos que refuerzan la versión del secuestrado: fotografías tipo Polaroid en las que el turista aparece atado y presuntamente siendo torturado, así como varios dispositivos de tortura y un arma de fuego.
Los detalles sobre estos objetos no han sido divulgados por la policía, que hasta el momento no ha hecho declaraciones oficiales al respecto, de acuerdo con lo reportado por PEOPLE. Tampoco se ha confirmado si Woeltz cuenta con representación legal o ha emitido algún tipo de declaración.
De acuerdo con Daily News, la policía de Nueva York estaría investigando la posible participación de una segunda persona en el secuestro, aunque no se han revelado detalles sobre su identidad ni sobre el rol que habría desempeñado en los hechos.
Hasta ahora, el NYPD no ha respondido a las solicitudes de los medios para emitir comentarios oficiales, y la situación legal de Woeltz permanece en incertidumbre. Tampoco se ha informado si el sospechoso tiene antecedentes penales o vinculaciones previas con hechos similares.

El caso ha despertado el interés mediático no solo por la violencia de los hechos, sino también por el perfil del presunto agresor y el entorno en el que ocurrieron. Woeltz, un operador de criptomonedas de 37 años, había estado alquilando el apartamento donde sucedieron los hechos por entre 30,000 y 40,000 dólares al mes, una suma que revela un estilo de vida acomodado.
Los medios coinciden en que el inmueble está ubicado en una de las zonas más exclusivas de Manhattan, conocida por su ambiente artístico y bohemio, lo que contrasta fuertemente con el uso que se le habría dado durante las semanas en que el turista permaneció allí retenido.
Las autoridades continúan con la investigación mientras se intenta determinar cómo se desarrolló la retención, si hubo testigos o cómplices, y cuál es el estado físico y psicológico de la víctima, cuya identidad no ha sido revelada hasta el momento.
La atención sigue puesta sobre el Departamento de Policía de Nueva York y la posible evolución de los cargos que podrían recaer sobre Woeltz, cuya detención y posible procesamiento podrían arrojar nueva luz sobre un caso que combina violencia extrema, engaño y el uso de recursos económicos sofisticados para facilitar un crimen que ha conmocionado a la opinión pública.