
Miles de trabajadores extranjeros, muchos de ellos empleados en las plantas empacadoras de carne que dominan una región de Texas, enfrentan un futuro incierto debido a las recientes políticas migratorias impulsadas por la administración del presidente Donald Trump.
Entre los más afectados se encuentra Kevenson Jean, un migrante haitiano que vive en el pequeño pueblo de Panhandle, Texas, junto a su esposa Sherlie.
Jean, quien trabaja como camionero transportando carne y otros productos, expresó su preocupación por el impacto de las nuevas directrices gubernamentales. “Hicimos todo lo que nos pidieron que hiciéramos y ahora nos tienen en la mira”, declaró en entrevista con The Associated Press (AP).

A pesar de haber encontrado estabilidad económica y adaptarse a la vida en Estados Unidos, Jean y su esposa ahora enfrentan la posibilidad de perder su estatus migratorio temporal, una situación que comparten con cientos de miles de inmigrantes en el país.
El Departamento de Seguridad Nacional envió a principios de abril un mensaje claro a algunos migrantes con permisos legales: “Es hora de que abandonen Estados Unidos”. Este correo electrónico, que ha generado alarma en comunidades como la de Jean, forma parte de una estrategia más amplia de la administración Trump para endurecer las políticas migratorias.
Según AP, estas medidas no solo buscan combatir la inmigración ilegal, sino también restringir las vías legales que han permitido a millones de personas trabajar y residir en el país.
Actualmente, se estima que alrededor de 2 millones de inmigrantes viven en Estados Unidos con algún tipo de estatus migratorio temporal, muchos de ellos provenientes de países como Haití, Cuba, Nicaragua, Venezuela, Afganistán, Myanmar y Sudán.
La situación es especialmente crítica para más de 500.000 inmigrantes de Haití, Cuba, Nicaragua y Venezuela, quienes fueron notificados de que perderían su estatus legal el 24 de abril. Aunque un juez suspendió temporalmente esta medida, el futuro sigue siendo incierto.

Además, otros 500.000 haitianos podrían perder su protección migratoria en agosto, lo que agrava aún más la crisis.
En el caso de Jean, su vida en Estados Unidos ha sido un reflejo del llamado “sueño americano”. Ha logrado ganar más dinero del que jamás imaginó, disfruta de actividades como la pesca y sigue a los Dallas Cowboys. Mientras tanto, su esposa Sherlie mejora su inglés leyendo novelas románticas.
Sin embargo, la amenaza de deportación ha puesto en jaque su estabilidad. “No somos delincuentes. No estamos robando empleos estadounidenses”, afirmó Jean, quien también expresó su respeto por los esfuerzos del gobierno para garantizar la seguridad del país, aunque subrayó que no todos los inmigrantes son pandilleros o delincuentes.
La incertidumbre también afecta a otros inmigrantes en la región, como Lesvia Mendoza, una maestra de educación especial de 53 años que llegó desde Venezuela en 2024. Mendoza, quien reside en Amarillo, Texas, junto a su familia, expresó su desconcierto ante las medidas migratorias. “Es obvio que nos necesitan”, señaló, refiriéndose al papel crucial de los inmigrantes en la economía local.
Aunque está dispuesta a abandonar el país si se le ordena, otros, como una trabajadora haitiana identificada como Nicole, no ven esa opción como viable. Nicole, quien trabaja deshuesando reses en una planta empacadora de carne por más de 20 dólares la hora, afirmó que regresar a Haití no es una decisión posible para ella.
La ciudad de Cactus, también en el Panhandle, es un ejemplo de la diversidad cultural que caracteriza a esta región.
Con una población compuesta por inmigrantes de países como Somalia, Cuba, Myanmar y México, la ciudad de Cactus, también en Panhandle, alberga una planta empacadora propiedad de JBS, el mayor productor de carne de res del mundo.
Según AP, casi la mitad de los trabajadores de la industria cárnica en Estados Unidos son de origen extranjero. La pérdida de esta mano de obra sería un golpe significativo para el sector, que ya enfrenta desafíos relacionados con la rotación constante de empleados.