
La noche del miércoles 21 de mayo en Washington, D.C., un evento diplomático en el Museo Judío terminó en tragedia. Dos funcionarios de la Embajada de Israel —Sarah Lynn Milgrim y Yaron Lischinsky— fueron asesinados a tiros fuera del recinto.
Pero lo más desconcertante para los asistentes ocurrió después: hablaron, sin saberlo, con el presunto autor del ataque, Elías Rodríguez, de 30 años.
Katie Kalisher, una de las invitadas, contó a CBS News que el evento estaba por concluir cuando escuchó las detonaciones. En ese momento, un hombre empapado por la lluvia y visiblemente alterado entró al museo.
“Estaba cubierto de agua, se veía asustado. Pensamos que buscaba refugio tras oír los disparos. Lo consolamos”, relató Kalisher. Ella no sabía que tenía frente a sí al presunto atacante.

Mientras intentaban calmarlo, Kalisher le preguntó casualmente: “¿Te gusta el museo?”. Él respondió con indiferencia: “¿Qué tipo de museo es este?”. Kalisher le explicó que era un museo judío. Entonces el hombre preguntó: “¿Crees que por eso hicieron este ataque?”.
Kalisher intentó quitarle peso a la situación, pero segundos después, el hombre sacó una kufiya de su mochila y confesó: “Yo lo hice. Lo hice por Gaza. Liberen Palestina”, gritó, antes de ser arrestado por la policía.
Otros asistentes vivieron escenas similares. JoJo Drake Kalin, organizadora del evento de la American Jewish Committee, dijo que ofreció agua al sospechoso. “Pensamos que era una víctima más.
El guardia lo dejó entrar porque parecía un testigo traumatizado”, relató. Solo después entendió que había “mirado a los ojos del mal”.

Su esposo, Yoni River Kalin, confirmó que Rodríguez parecía en shock. “Estaba pálido. Todos pensábamos que era un transeúnte afectado por el crimen. Nadie sospechaba que había sido él”.
La reunión diplomática —llamada AJC ACCESS Young Diplomats Reception— congregaba a representantes judíos, cristianos y musulmanes de más de 30 embajadas. Su objetivo era dialogar sobre la colaboración humanitaria en Gaza.
La ironía del momento no pasó desapercibida: “Queríamos construir puentes”, dijo Kalin. “Y entró alguien con odio y destrucción”.
Sarah Marinuzzi, otra asistente, relató que pasó cerca de 10 minutos a un metro del sospechoso. Rodríguez incluso pidió que alguien llamara a la policía, lo que fortaleció su fachada de testigo inocente.

Cuando un oficial ingresó al recinto, el hombre gritó: “Yo lo hice. Lo hice por Palestina”, y mostró su kufiya. “Empecé a correr. Fue aterrador ver cómo tuvo la audacia de estar con nosotros todo ese tiempo”, dijo Marinuzzi a NBC News.
Rodríguez, quien vive en Chicago, fue detenido en el lugar por la policía metropolitana de Washington. Aunque al cierre de esta nota aún no ha sido formalmente imputado, la fiscal general Pam Bondi confirmó que actuó solo.
Para la comunidad que organizó el evento, el ataque no detendrá su misión. “Vamos a seguir reuniendo a musulmanes, judíos, cristianos. No vamos a ceder ante el odio”, concluyó Yoni Kalin.

Las víctimas fueron identificadas como Sarah Lynn Milgrim y Yaron Lischinsky, una pareja que se conoció en Jerusalén y planeaba comprometerse en su próximo viaje a esa ciudad. Lischinsky ya había comprado el anillo, confirmó el embajador israelí en Estados Unidos, Yechiel Leiter.
En una declaración oficial, la Embajada de Israel expresó: “No hay palabras para describir la profundidad de nuestro dolor. Nuestros corazones están con sus familias”.
Para Kalisher, esta tragedia no fue un hecho aislado. “He sido expulsada de clubes gays en D.C. por llevar una estrella de David. Como lesbiana judía, es terrible sentir el rechazo de mi propia comunidad”, lamentó. “El antisemitismo en este país está fuera de control”.
Un informe reciente de la Anti-Defamation League (ADL) registró 9.354 incidentes antisemitas en Estados Unidos durante 2024, un incremento del 5% respecto a 2023 y un salto del 344% en cinco años. Es la cifra más alta desde que la organización comenzó a documentar estos actos hace 46 años.